Hay un niño llorando en un estudio de grabación de Telefe y también hay uno que derrama lágrimas frente a la pantalla chica de su casa. Es que Vicente Viloni perdió la semifinal del torneo para definir al campeón de 100% Lucha frente al escocés Mc Floyd, en una de las batallas más extremas que el público argentino había visto hasta la fecha. Sin embargo, el premio que se llevó Viloni en ese combate fue mucho más grande que cualquier cinturón: se había convertido en un ídolo.
Ser el favorito del público es la máxima aspiración que tiene un luchador profesional. Significa competir por títulos, combatir en el ring con otros preferidos de los aficionados y hasta tener la oportunidad de batallar con grandes atletas de otros países en mecas del pancracio como México, Japón o Estados Unidos. Y a casi 13 años de la última transmisión de 100% Lucha, Viloni sigue vigente en el imaginario popular. ¿Cómo logró hacerlo? En diálogo con El Destape, Viloni coincidió que su épica lucha contra Mc Floyd lo llevó a un rincón especial en el corazón de los fanáticos: “Pienso que la primera vez que sentí un cariño especial fue el día que perdí la semifinal. Vi a muchos chicos llorando en la tribuna, y la verdad que no lo podía creer. Entonces ahí me di cuenta que había algo más allá del afecto a un deportista”.
Pero la lucha en sí, por más espectacular que haya sido, no fue más que el punto cúlmine de un vínculo entre luchador y aficionado que venía desarrollándose cuidadosamente, semana tras semana, en la televisión. ¿Por qué Viloni generaba esa empatía con los aficionados y otros no? Para Claudio Villarruel, sociólogo y ex director de programación de Telefe, Viloni era la representación de alguien que superaba obstáculos en la vida para salir adelante. “Era el tipo común que despertaba en los pibes esa cosa de admiración porque era exitoso y tenía fuerza, pero era humilde, La gran variable que hace que los personajes o las personas pasen la pantalla y lleguen al corazón es fundamentalmente la humildad con la que se presentan y todas las adversidades que tienen que pasar por delante. Yo creo que eso es lo que tiene él, además de una actitud frente a los chicos muy amorosa”, reflexionó.
El primero que vio estas cualidades en Viloni fue Eduardo Husni, comentarista y productor ejecutivo del histórico ciclo televisivo. Él había recibido de Villarruel la tarea de poner en escena un programa que atrajera a tanto niños como adolescentes, y recorriendo el circuito luchistico de Buenos Aires, encontró a quien meses más tarde sería su figura principal. “En un evento cerca del Abasto vi a Viloni que hacía de un personaje similar a Thor. Entraba con un casco y martillos, y vi que tenía un estilo distinto al de todos como que tenía algo diferente”, recordó Husni. Sin embargo, él admitió que en ese entonces la producción “no pensaba que Viloni se iba a colocar como ídolo"." Creíamos que Felino o Delivery Boy iban a posicionarse entre los más aclamados, pero Viloni les pasó por arriba a todos”, agregó.
Los pasó por arriba a todos porque, como señaló Husni, Viloni tenía un sello de marca en el ring. Volaba por los aires, daba piruetas desde la tercera cuerda, se abalanzaba contra sus oponentes fuera del cuadrilátero y sus golpes resonaban en los oídos de todos los espectadores presentes. “Tomaba carrera para elevarse dos metros por arriba del ring, planeaba y pegaba vueltas en el aire. Me impactó”, señaló el comentarista. La potencia aérea de Viloni y su amplio repertorio que encandilaba a los fanáticos era acompañado por el carisma del luchador que, en sus propias palabras, trataba de transmitir su personalidad a los aficionados: “Más allá de tu físico o de tu estilo de lucha leen los códigos que llevás adentro, la forma en la que decís las cosas, ¿no? Y lo que a mí me ayudó fue que nunca tuve un libreto, siempre decía lo que sentía y yo pienso que eso fue lo que los chicos captaron; y bueno, se quedaron con mis consejos con mi forma de ser y todo eso”.
Lejos de sentirse presionado, Viloni conceptualizó ese amor que sentían los aficionados por él con la que se convirtió en su frase insignia: “Ustedes son mi fuerza”. “La frase salió de la nada, o sea un día que subí al ring y de las veces que me daban el micrófono para hablar, no recuerdo bien el motivo, si hubo algo especial y lo dije, pero no estaba pensado ni nada. Salió en el momento y quedó”, rememoró el luchador sobre su histórico latiguillo. Para Villarruel, que Viloni haya traspasado el umbral de atleta para ser ídolo se debió, además, a “la suerte de que se le cruzó un productor que lo vio" y lo comparó con Emiliano Martínez: “¿Quién hubiera apostado por el Dibu Martínez? Lo vio Scaloni y pudo demostrar todo su talento. Esos tipos no se hacen, nacen así”.
Continuando con las analogías futboleras, Husni agregó: “Viloni fue un Messi para la lucha en cuanto personalidad. No reclamaba, no era llorón, el tipo iba al frente. Viloni sigue presente porque él no olvida lo que es y porque sigue siendo lo que es, un luchador. Yo creo que va a ser luchador toda su vida".