Hay una certeza. Guillermo Vilas fue número uno del mundo. Su nivel lo llevó hasta ese lugar, pero el ranking nunca lo reflejó y la Asociación de Tenistas Profesionales no lo reconoció. La lucha de un hombre para que ese logro sea reconocido todavía está en pie. Más de diez años de investigación, de datos y de partidos para que el mejor tenista argentino de todos los tiempos tenga su verdadero lugar en la historia.
Durante la década del 70, Guillermo Vilas jugó el mejor tenis de su carrera. Ganó 62 torneos (cuatro de ellos Grand Slams) y un Master. Además, con su estilo y cercanía, popularizó el tenis, un deporte que era para la elite acomodada encontró nuevos adeptos. De repente, se construyeron más canchas y los courts que eran solo para hombres y mujeres de alcurnia ya no lo eran. Tenis para todos. Ese legado no va a cambiar por un puesto, pero las restitución de la Justicia importa.
El periodista Eduardo Puppo fue el encargado de llevar adelante búsqueda de más de una década y que encontró la verdad. “Comenzó como una investigación periodística, siempre estuvo la duda de lo que había pasado con Guillermo y el ranking. Él fue el último en enterarse”, cuenta el investigador a El Destape.
Entre 1973 y 1978 había semanas enteras en el que el ranking no se publicaba. Es decir si alguien cambiaba de puesto, eso no aparecía. Más de mil cien jugadores y casi 542 torneos. El 50% de esos resultados no estaban, pero las disfunciones del ranking de “la computadora” (que era un promedio con puntos bonus bastante intrincado para comprender) eran para todos. Incluso, esas cuentas extrañas, revelaron que Guillermo Vilas no fue número uno del mundo cuando todos lo pensaban. Sino que lo había sido mucho antes. Ante estos problemas, la solución que encontró Puppo fue rearmar los rankings en general. La restitución para todos, pero con el objetivo de ponderar a Vilas. “Me llevó más de siete años todos los números, hay torneos que directamente están los resultados dese los cuartos de final. Y a los otros tenistas no le dieron los puntos correspondientes”, reveló a este medio.
Hubo torneos que desaparecieron. Hay lugares en donde, desde hace más de 15 años, no se juega más al tenis y los datos se esparcen. La lucha para reconstruir cinco años de resultados, de 1973 a 1978, llevó a que Puppo se encuentre con varias paredes. “Muchas veces me caí o no entendía nada. Esas caídas son grandes”, recuerda. Con imaginación, con viajes y con meticulosidad, finalmente encontró los datos que buscó. Incluso, con la ayuda de su esposa consultó hasta a fanáticos de resultados en todo el mundo. La obsesión y la meticulosidad estuvieron de su lado. Puppo, que ahora investigó para entregarle el número uno a Vilas, ya había mostrado su puntillosidad al escribir la historia del tenis argentino junto a Roberto Andersen.
En medio de esa búsqueda, de ese trabajo, el trabajo de Puppo fue más allá de una simple investigación. “Cambió la relación con mi ídolo. Siempre significó mucho, primero como jugador de tenis, después también cambió mi relación como periodista. Y ahora es un amigo”, cuenta Puppo. Ya es algo más. No es solo restituir algo justo a un tenista, “es la búsqueda de mi vida, que es su vida. Porque ahora más allá del periodista está la amistad”.