Las confesiones de protagonistas en el mundo del fútbol sobre la homosexualidad se vienen haciendo oír cada vez más seguido. Luego de que la semana pasada el futbolista Richarlyson admitiera en una entrevista su condición sexual, ahora fue el turno de un importante árbitro de Brasil. En diálogo con el podcast Nos Armários dos Vestiários, el juez del torneo Brasileirao Igor Benvenuto reconoció ser gay y aprovechó la oportunidad para manifestar que no lo había hecho antes para cuidarse de la homofobia que existe alrededor del deporte.
“Hasta hoy, nunca fui realmente yo. Los gays a menudo no son ellos mismos. Limitar nuestras actitudes para no defraudar las expectativas del mundo heterosexual. He pasado mi vida sacrificando lo que soy para protegerme de la violencia física y emocional de la homofobia. Y terminé en uno de los espacios más hostiles para un homosexual”, comentó el colegiado de 41 años que tiene credencial para dirigir partidos internacionales, pero aún no tuvo esa posibilidad.
Salir del closet en un deporte patriarcal puede tener sus consecuencias. Y son pocos los que se animan a hacerlo, por la agresividad que existe alrededor de las diversidades sexuales. Igor se animó a expresar lo que muchos en el deporte se niegan a admitir o poner en cuestión, y remarcó: "Los gays del fútbol somos muchos. Estamos en todas partes. Pero el 99,99% están en el armario. Hay árbitros, jugadores, entrenadores, casados, con hijos, separados, con una doble vida... Hay de todo. Las personas se reconocen entre sí. Bromeo con que tenemos un wifi que está constantemente encendido y que se conecta con el otro incluso sin querer. Existimos y merecemos el derecho a hablar de ello, a vivir normalmente”.
No es una novedad que el fútbol es una disciplina altamente machista, que hasta estigmatiza y discrimina a personas homosexuales. Benvenuto se refirió a su experiencia personal en los más de 20 años que lleva relacionado al deporte y exhibió el motivo que lo llevó a elegir la profesión: "El fútbol es un deporte que crecí odiando profundamente. No soportaba el ambiente, el machismo y los prejuicios disfrazados de broma. Era una cosa de 'machos', y supe desde pequeño que era gay. Allí no había lugar más perfecto para ocultar mi sexualidad, pero el juego no era una opción duradera, así que tomé el único camino posible: convertirme en árbitro".
La experiencia personal de Benvenuto y su mensaje
El fútbol, como otros deportes de fuerza, hace gala de la masculinidad para demostrar superioridad a través de la prepotencia física y desde la agresión verbal, algo que conoce bien Benvenuto y decidió dejar de lado sus miedos con un mensaje contundente: "Me posicioné como el dueño del juego, el tipo con autoridad, y eso automáticamente remite a una figura de fuerza, llena de masculinidad. Quería tener ese mando y exigir respeto, como, ‘¡Oye, estoy aquí! Me vas a tener que aguantar y respetar, darme la oportunidad de estar entre ustedes en el fútbol porque, sí, soy gay, pero soy una persona normal, como todo el mundo. No eres mejor que yo porque te gustan las mujeres”.