A pesar de que hicieron un llamamiento a boicotear a la selección hasta que se tomarán medidas contra el sexismo y la desigualdad de género, algunas de las jugadoras de la selección española femenina campeona del mundo que se rebelaron contra la dirección de la Real Federación de Fútbol Española (RFEF) acudieron el martes a entrenar bajo la amenaza de ser sancionadas.
Misa Rodríguez, Olga Carmona, Oihane Hernández, Eva Navarro y Tere Abelleira, que previamente habían dicho que no jugarían con el equipo hasta que se aplicaran nuevos cambios en la RFEF, llegaron el martes al mediodía a un hotel cercano al aeropuerto de Madrid.
Las cinco fueron convocadas por la nueva seleccionadora, Montse Tomé, para el partido de la Liga de las Naciones del viernes contra Suecia, a pesar de que la semana pasada firmaron un comunicado en el que pedían que rodaran más cabezas en la RFEF, más allá del expresidente Luis Rubiales y del exseleccionador Jorge Vilda.
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Jenni Hermoso, la jugadora en el centro del escándalo después de que Rubiales le agarrara la cabeza y la besara en los labios, desatando la furia por las actitudes sexistas hacia las futbolistas, acusó el lunes a la RFEF de intentar dividir y manipular a las jugadoras.
Dijo que lo hicieron amenazándolas con consecuencias legales y económicas si se negaban a jugar.
En caso de negarse a la convocatoria, las jugadoras podrían enfrentarse a multas de hasta 30.000 euros (32.000 dólares) y a la suspensión de su licencia federativa de dos a 15 años, según la Ley del Deporte española.
Dos fuentes cercanas a las jugadoras dijeron que esperaban que toda la plantilla se presentara ante la amenaza de sanciones.
Preguntada a su llegada al hotel si estaba contenta por haber sido seleccionada para el equipo, Misa Rodríguez respondió: "No".
Hermoso no estaba en la lista de convocadas anunciada el lunes por la nueva seleccionadora, Montse Tomé, en la que figuraban 15 de las 23 jugadoras que ganaron la Copa.
Veinte de las que figuraban en la lista de convocadas del lunes habían firmado el viernes un comunicado en el que manifestaban su disconformidad con la marcha de Rubiales y del seleccionador Vilda y pedían más despidos en la federación.
Hermoso, que, según Tomé, no fue seleccionada para protegerla, ofreció el lunes su apoyo a las compañeras que han sido "sorprendidas y forzadas a reaccionar ante otra situación lamentable ocasionada por las personas que hoy en día siguen tomando decisiones dentro de la RFEF".
Víctor Francos, presidente del Consejo Superior de Deportes, dijo el lunes que el Gobierno no tendría otra opción que aplicar las sanciones estipuladas en la ley.
"Si las jugadoras convocadas no se presentan, el Gobierno aplicará la ley para desgracia y pena mías", declaró Francos a la Cadena SER.
Con información de Reuters