La Eurocopa y el fútbol, otro campo de batalla por los derechos LGBTIQ

Un grito de gol que se transformó en una forma de protesta y de visibilización en un deporte que todavía no logró romper tabúes. 

27 de junio, 2021 | 00.05

León Goretzka la calzó con el empeine del pie derecho. Bajo, rasante y al fondo de la red. A seis minutos de que termine el partido, Alemania se quedaba afuera de la Eurocopa contra Hungría, pero el gol del mediocampista lo clasificó. El goleador corrió hasta los hinchas húngaros que desplegaron banderas homofóbicas durante todo el encuentro, gritó, festejó y les hizo un corazón. El amor venció al odio.

Una vez más en el fútbol se exhibió la tensión entre los avances de derechos y los discursos reaccionarios. El Gobierno húngaro promueve una ley en su país en la que se prohibiría hablar de homosexualidad en las escuelas públicas. Además de censurar y perseguir a activistas LGBTIQ. Mientras tanto, en el mes del orgullo, Alemania y otros países promueven la diversidad. En el medio de esta situación, la UEFA quiso prohibir mensajes a favor de la amplitud de derechos después de varios escándalos.

Hace dos semanas, Budapest fue la tapa de los diarios deportivos del mundo por lo que fue la vuelta masiva de la gente a los estadios en un torneo continental. La vacunación masiva con Sputnik V fue lo que permitió este suceso. Frente a Portugal, el estadio Ferenc Puskas tuvo más de 65 mil personas en la cancha. Fue victoria del conjunto luso por 3-0. La alegría del retorno estuvo manchada por otro suceso: los cantos homofóbicos, los gritos, las banderas y el despliegue de odio por parte de los hinchas. Cristiano Ronaldo fue el principal apuntado. En el mismo partido, ya como una costumbre, los jugadores húngaros tampoco se quisieron arrodillar en señal de la lucha contra el racismo. No es la única selección que no pone su rodilla en el piso: Rusia tampoco lo hace.

Homofobia y racismo. En ese misma semana, Manuel Neuer salió a jugar el primer partido de Alemania en la Eurocopa ante Francia con la bandera del arco iris en el brazalete de capitán en favor de los derechos LGBTIQ. La UEFA, ahí, también quiso hacer una investigación pero decidió retirarla por las críticas que tuvo en su contra.

Muchos equipos de fútbol están más adelantados que la propia asociación que los agrupa. Clubes de Inglaterra, Alemania, España y de otros puntos de Europa ya visibilizan a la comunidad LGBTIQ dentro de las instituciones. Y hasta acompañan los reclamos. Un ejemplo es el grupo “Marching Out Together”, un grupo de hinchas de Leeds United que lucha por la ampliación de derechos en el equipo que dirige Marcelo Bielsa. Si bien no están dentro del club, en 2017, el propio Leeds impulsó una agenda más familiar y multicultural y desde 2018 es uno de los sponsor del “Leeds Pride Festival”. También el Chelsea, Aston Villa y el Swansea, entre otros, tienen sus propias asociaciones que visibilizan los movimientos LGBT.

Más allá de esos casos, otros clubes con hinchadas asociadas de izquierda, como el Rayo Vallecano -el equipo obrero de Madrid-, el St. Pauli o el Union Berlin tuvieron varias iniciativas, desde hace varios años, para visibilizar a la comunidad. El conjunto español, por ejemplo, ha salido a jugar con una camiseta con la bandera del arco iris como banda. En Argentina, por ejemplo, Atlanta, Independiente, Ferro, Estudiantes de La Plata y Platense son algunas de las instituciones que cuentan con un área de “Diversidad”.

En Argentina, hasta el 26 de junio de 2021, ningún jugador de todos los que pasaron por la Primera División del fútbol masculino en la historia declaró ser homosexual. A nivel mundial, no existen futbolistas de las grandes ligas, en actividad, que hayan declarado ser gays. Sin embargo, hay un sufrimiento velado. El año pasado, la fundación Justin Fashanu, una organización que lucha por la inclusión y contra la homofobia, reveló una carta anónima de un futbolista de la Premier League. Allí dijo que es gay, pero no dio su nombre ni apellido. Tampoco dijo en que club juega, pero si contó “vive una pesadilla absoluta” por no poder decir lo que siente.

 

Como contrapunto, en el mundo del deporte esos tabúes empiezan a romper. En el fútbol americano, uno de los entretenimientos más conservadores de Estados Unidos, por ejemplo, se dio un hecho histórico: Carl Nassib se convirtió en el primer jugador activo en declararse homosexual. “Solo quiero decir que soy gay”, dijo en un video. La NFL, su franquicia los Raiders de Las Vegas y sus compañeros salieron a acompañar su decisión. Lentamente, hay barreras que empiezan a derrumbarse. A la cancha de once ya llegará.

 

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