Hoy donde vuelvas la mirada hay una armonía destemplada, hay algo de poesía triste en esta realidad de lo que ya sabíamos: que hay otras vidas, que hay otros mundos, que son más discretos, más bellos, y más importantes que la ideología con propósito de libre mercado. Necesitamos ver, entender, abrir los cerrojos con la ganzúa de nuestros propios ojos en esta enorme panoplia de delirios neoliberales. El capitalismo clásico explotaba a los asalariados; el neocapitalismo explota a los consumidores: es preciso que las mayorías acumulen cosas para que las minorías acumulen capital. Ingenioso. El fútbol no es una excepción. Se recrean acuarelas de plasticidad evanescentes en las aguas revueltas de un mercado inducido por un deporte bipolar que tiende a sublimar el “yo” desde una sórdida flexibilización de la ética. Lo que Weber llamaba la “irracionalidad ética del mundo”. Hace tiempo que el liberalismo “neo” viene haciéndose rico y el mundo concediéndole el deseo. “Estamos aquí para vender camisetas, lo demás es un pasatiempo”, matizó en la intimidad el máximo dirigente del Paris Saint-Germain, el catarí Nasser Al-Khelaifi.
La realidad siempre es más compleja que los papeles que la explican. El reciente informe de la “big four” de la auditoría mundial, Prince waterhouse Coopers ( PwC), desnudó el profundo desplome de los ingresos del fútbol internacional. En la temporada 2019/20 la industria del balón generó una facturación de 45.000 millones de dólares; el balance al día de hoy se hunde hasta los 28.000 millones. Solo La Liga española, la más castigada, evidencia una contracción de 2.078 millones de euros. Olli Rhen, presidente de la comisión de la FIFA, coincide con la auditora y reconoce que, “en términos absolutos los clubes europeos son los más afectados, pero en términos relativos se ha sufrido más fuera de Europa, especialmente en Sudamérica”.
El pinchazo de la burbuja se ha llevado por delante el exclusivo club de los 10 jugadores que rebasaron la cifra simbólica de los 100 millones de euros. En la insolencia de esta riqueza desmedida quedaron atrapados unos fichajes que al día de hoy cotizan muy por debajo de su precio de compra. Está por ver si alguna entidad desembolsa los 180 millones de euros por Mbappé, el único que resiste. El irregular comportamiento futbolístico de Dembélé, Coutinho y Griezmann en el Barcelona, Hazard en el Real Madrid, Joao Félix en el Atlético de Madrid, la fuga por el patio trasero de Gareth Bale al Tottenham, la irrealidad de Pogba en el Manchester United, la discontinuidad de Cristiano, y una Champions que se le resiste a Neymar y Mbappé, único objetivo de los “petrodólares cataríes”, el grupo “vip” ofrece un registro de frustraciones excesivamente remuneradas. Orwell diría que si la libertad significa algo es sobre todo el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír. Hay otros mundos, pero están en este. El índice bursátil que engloba a las entidades más importantes del fútbol europeo, el Stoxx Europe Footboll Index, registra una perdidas acumuladas del 30%. Una montaña rusa desaconsejada para arritmias cardíacas hiperventiladas. Hay que recordar la sutil ironía del nobel de economía, Paul Samuelson: “Wall Street predijo nueve de las últimas cinco recesiones”. Hermosos paraísos construidos en el infierno.
La burbuja neoliberal en el fútbol argentino
El fútbol argentino resiste al embiste del modelo neoliberal europeo. Imaginativos empresarios ultraliberales van detrás de los clubes que se encojen. El truco es conocido: socializar perdidas y privatizar beneficios. Cuando se encuentran con un “no” es “no” van por los derechos de compra de los jugadores – la parte del león- sin inmiscuirse en la gestión de la entidad. Toco y me voy en un doble caño de resultado incierto.
La recesión producida por la pandemia ha abierto heridas profundas en la salud financiera de los clubes. “La situación es delicada. Hay entidades muy condicionadas por las ventas de jugadores y los derechos televisivos. Para nosotros es un problema menor. El 60% de nuestros ingresos lo generan los socios y abonados. La televisión representa tan sólo un 7%. En Boca hemos decidido dejar de cobrar palcos y plateas. Los sueldos de los jugadores en algunos casos no se han tocado, y en otros la reducción ha sido del 20%. Las ayudas gubernamentales ayudan a mitigar la gravedad de la situación”, manifiesta un alto dirigente “Xeneize”.
“El daño económico es muy alto. En Lanús teníamos 28.000 socios, hoy 9.500. Nosotros somos un club social con fútbol y las disciplinas están paradas, no se cobran los aranceles. En el mes de junio vencían muchos contratos de jugadores. Los sueldos más altos los dimos de baja casi en su totalidad. Realizamos algunas ventas importantes y decidimos apostar muy fuerte por la cantera. Esto nos ha permitido equilibrar las cuentas. Estamos tranquilos”, puntualiza Nicolás Russo, secretario ejecutivo de la AFA y presidente de la entidad. Sergio Rapisarda, presidente de Vélez y secretario de la liga profesional, manifiesta: “A pesar de la difícil situación no hemos despedido a ninguno de nuestros empleados. La mayor parte de la masa societaria se mantuvo presente en los pagos. Con algunas transferencias oportunas al exterior y las ayudas del gobierno hemos podido controlar la crisis. Los jugadores con sueldos altos han decidido reducir en un 30% sus salarios”.
La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados. A medida que el tiempo fluye y va quedando atrás sobreviene un olvido inmenso. Allí donde habite una versión afinada, noble, profunda, valerosa de nosotros mismos, nuestro fútbol humilde seguirá viviendo en el recuerdo, sin prisas, como un sueño ajeno, distante, fuera del ruido de la calle, abriendo puertas, incomodando, transformando lo siniestro en una especie de poesía.
(*) José Luis Lanao es exjugador de fútbol. Formó parte de de Vélez, clubes de España y fue campeón Mundial Tokio 1979.