Bigote López, el futbolista militante: la lucha antifascista, la mirada sobre los futbolistas de elite y su amor por Los Redondos

Villa Española se convirtió en un faro para los clubes de barrio. Con Santiago "Bigote" López como estandarte, el club de barrio es un emblema. Con la bandera de la memoria, verdad y justicia, el crack del fútbol under sigue siendo una estrella. 

21 de mayo, 2022 | 09.00

Santiago “Bigote” López juega al fútbol. Es futbolista, sí, pero no se limita a eso. Podría decirse que es un futbolista que además milita por los derechos humanos y las causas que considera justas, pero también se lo puede describir como un militante que además juega al fútbol en Villa Española, de la segunda división uruguaya.

El Club Social y Deportivo Villa Española está ubicado, justamente, en el barrio Villa Española, en Montevideo. El dato del barrio es importante: además de la relevancia que se le da al 11 contra 11 y todo lo que conlleva alrededor, el club tiene como emblema la cultura barrial. De hecho, el eslogan que difunde la institución es “#CulturaDeBarrio”. En una tarde de mayo, Mes de la Memoria en Uruguay, Bigote López, ídolo de Villa Española, atendió el teléfono para una charla con El Destape.

— ¿Qué es el barrio para Villa Española?

— El barrio es todo. Cuando uno habla de barrio habla de desarrollo como persona, porque es lo que pasa en el desarrollo de su vida. Son los afectos, la familia, el lugar, el espacio, todo lo que pasa. Y Villa Española se creó por un barrio, así que para mí el barrio Villa Española también es todo.

— ¿Creés que se está perdiendo esa relación del barrio y los clubes?

— Sí, seguro. Los clubes de fútbol han perdido un poco la esencia del barrio, ganar es todo y perder es la muerte. Entonces los clubes han perdido cosas como la sociabilidad, conocerse más desde el barrio y disfrutar en una cancha más que ganar. 

— Esta militancia, muchas veces barrial, que se ve en tus redes y en las del club, son acciones políticas. ¿Por qué se demoniza la palabra “política” en el mundo del fútbol?

— Yo creo que el fútbol está creado para que los futbolistas no hablen y no opinen, y es un sistema maquiavélico. Se ha creado en la FIFA, que son los más políticos del mundo; la mayoría son de derecha y nadie les dice nada. Yo creo que los seres humanos somos políticos por esencia, después el que da palos dice 'ustedes hacen política partidaria' y esa ya es otra discusión. A mí no me da vergüenza manifestarme por los derechos humanos cuando tengo que manifestarme. Me dicen que soy político y sí, soy político: político por los derechos humanos, me encanta. A Maradona y a Sócrates siempre quisieron callarles la boca para que no hablaran y jugaran a la pelota. Entonces, cuando hay jugadores que levantan la voz, es “la noticia”.

— ¿Por qué te parece que a los futbolistas que hablan de política los tildan como “malos”?

— Lo que pasa es que lo más fácil en la vida es destruir; construir es muy difícil. Entonces cuando vos construís algo yo te lo puedo destruir en dos segundos. A mí me tildan de que hablo de política partidaria, pero en realidad no, yo soy hincha de Villa Española y soy militante barrial. No tengo una bandera del Frente Amplio, pero si después la gente entiende que las políticas sociales están más emparentadas con el Frente Amplio es problema de la gente. Yo milito como me parece.

El 26 de junio de 2021 murió José Gavazzo, teniente coronel con grandes responsabilidades en la dictadura cívico militar que dejó alrededor de 200 desaparecidos entre 1973 y 1985 en Uruguay. Al día siguiente, como si fuera casualidad, se cumplía un nuevo aniversario del comienzo de esa etapa tan nefasta como importante en la historia del país. Por ese motivo, en la previa del encuentro de Villa Española ante Peñarol, López usó una remera con la leyenda “te fuiste sin hablar, cobarde”.

— Cuando murió el represor Gavazzo...

— Gavazzo, un hijo de mil putas.

— Cuando murió usaste la remera que decía "te fuiste sin hablar cobarde", ¿cómo se gestó eso?

— Esta rata murió un día antes del partido que justo jugábamos con Peñarol, que tiene una movida de hinchas que se llama "Peñarol Antifascista", que querían sacar del padrón a este personaje nefasto. Yo estaba en mi casa y me cayó la ficha de que justo jugábamos con Peñarol en El Campeón del Siglo y dije "yo le voy a sacar algo a este y que se vayan todos a cagar". Con mis compañeros hicimos una pancarta y yo me puse esa remera. Me parece una de las manifestaciones más agradables que hice yo, por lo menos en el fútbol.

— ¿Qué repercusiones hubo después de eso?

— La AUF (Asociación Uruguaya de Fútbol) no opina nunca nada. La foto circuló en las redes, para bien y para mal: gente que me quería matar y gente, por suerte mucha más, que sentía que yo era la voz de ellos en ese momento.

— ¿En Uruguay hay memoria?

— Creo que estamos en el límite de poder conquistar a las nuevas generaciones para que lleven la bandera adelante. Los viejitos se nos están yendo y estamos en esa búsqueda de conciencia de llegar a nuevas generaciones que puedan llevar adelante esto, porque mientras más tiempo pase más difícil va a ser encontrarlos y quedarán en el tiempo los mártires.

— En Argentina cada vez están ganando más terreno los negacionistas de la dictadura, ¿notás lo mismo en Uruguay?

— Te puedo hablar desde el lado del fútbol. La comparación que puedo hacer entre Argentina y Uruguay y cómo se dan las cosas va por el lado de Messi dándose un beso con las Abuelas de Plaza de Mayo, que hace que la AFA se pronuncie por eso. Entonces ahí gana espacio. Y en Uruguay no veo ningún jugador consagrado que venga y se saque fotos con familiares, ya sea por el qué dirán o por su ideología. Es muy difícil deconstruir un sistema. En Argentina ganaron terreno mucho más rápido, nosotros demoramos mucho más. 

— ¿Cuál es el motivo de que pase eso?

— Nosotros en el fútbol ya va a ser el cuarto año que nos manifestamos por familiares y este año ya tenemos 15 clubes que lo hicieron, cuando nosotros éramos los únicos. Esto es hacer, hacer, hacer y reproducir, porque las sociedades se mueven así. Esperan a ver qué le pasa al que se manifiesta, 'no le pasa nada, lo hago', y siempre tiene que haber un loco que arranca y hace locuras y si lo matan lo matan y si no lo matan los demás van atrás. Es medio así. 

Además de futbolista y militante, Bigote cuenta con una cualidad que no puede pasar desapercibida: es ricotero. Hace unos años, agregó una cláusula a su contrato que dice que, en caso de recital del Indio Solari, Skay Beilinson, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado o Los Redondos —si vuelven, claro— puede ausentarse de sus responsabilidades en el club.

— ¿Qué son Los Redondos para vos?

— Una forma de vivir. Seguramente a todos los ricoteros nos pasó lo mismo: lo conocimos, nos entró por las venas y nunca más lo pudimos sacar. Es como una enfermedad, una enfermedad del lado bueno, no es que nos morimos por ser ricoteros. Pero es eso, una forma de vivir, es compartir una esencia de rock and roll, una época de tu vida. Encontrarse en cada recital es como pasar a otra dimensión. Ahora ya no me dan muchas ganas de explicar lo que me pasa a mí, a mí me gustan Los Redondos y si al otro no le gustan, yo qué sé. Antes intentaba explicar, ahora digo "si no te gustan, jodete". Solo entiende mi locura quien comparte mi pasión, es así.

— ¿Seguís teniendo la cláusula en el contrato?

— Sí. Cuando pusimos esa cláusula, yo ya me había ido a ver al Indio dos meses antes. Para mí, lo que cuestiona es que no solo te hace feliz la plata. Las cláusulas siempre son por plata y siempre están bien vistas. Si ponemos una cláusula que diga "cuando nace mi hija la voy a ir a ver", todos dicen "este boludo no juega la final". Y no. Si pongo la cláusula por 7 millones, "sos un crack, Bigote". La plata no puede ser todo, hay que cuestionarse un poco más eso. Por lo menos es lo que veo yo. Se terminó haciendo todo un viaje que no era lo que yo quería.

— Puso en agenda esto que decís, que muchas veces se exige que los futbolistas nada más jueguen porque se cree que todos ganan mucha plata…

— Con el futbolista siempre es "a ver loco, levantate temprano, llegá a tu casa, comé, tené una novia, hacete unos mates, tomá agua, acostate a dormir y al otro día hacé todo lo mismo". Y esa es la vida del futbolista, por lo menos lo que muestran Messi y todo el mundo. Y cuando tengas diez días de vacaciones, andate a una isla a disfrutar. Para mí sos un pelotudo, pero bueno, andá. Yo lo que digo es que hay otras formas de vivir el fútbol: esa es una y hay pocos a los que les toca. A los que no nos toca, hay otras cosas que te van a pasar en tu vida que te dan felicidad.

— El otro día el Kun Agüero dijo que cuando era futbolista le daba cosa hasta ir a un restorán porque no podía tomar ni una copa de vino, ¿cómo ves eso?

Él lo eligió. Tuvo la posibilidad de que eso no pasara, pero lo dejó. Yo si tengo que elegir que por plata mi vida se vaya por un carril en el cual yo ya no entiendo que es mi vida, no lo hago. Pero claro, si lo elegiste tenés que bancártela. Si yo elijo poner una cláusula de Los Redondos y a mí no me contrata ningún club, me quedo con la cláusula. Si no me contratan después, no la voy a sacar. Mi cláusula es esta. Es un poco lo que cada uno elige. Cuando vos vas al estrellato, sabés cómo son las normas. Yo siempre le digo a los pibes: "¿Ustedes quieren ser Messi? Messi es esto, mirá que te va a pasar esto. No vas a poder ver nunca más a tus amigos, no vas a poder estar tranquilo nunca más. Vas a tener plata, seguro, pero todo lo demás lo voy a tener yo, no vos. Cuando vos me llames, voy a estar en un asado con mis amigos cagándome de risa y vos vas a estar solo en un hotel cinco estrellas, esperando para irte en un avión y llegar a un lugar en el que te esperan cuatro personas y no ves a nadie". Si eso es la vida... A mí me parece bien que la disfruten, pero que no se quejen. Si vos decís que eso es la vida, entonces no te quejes.

—  La felicidad va por otro lado, ¿no?

—  Yo salgo, me tomo una birra en un bar y que se vayan todos a la concha de su madre. Yo creo que la vida va por ahí. Veo a mi hija cuando quiero, le hago la cena y le puedo comprar un chocolate. Si tenés plata para comprar todo, no tiene valor. El valor de comprarle algo a mi hija es que lo gané, lo laburé, lo sentí y lo compré. Si puedo apretar un botón y que le caigan 400 osos de arriba, es un embole.