Martyn Gilson- Clarke, el primer malvinense que se probó en el Boca Juniors de Carlos Bianchi, se suicidó a los 42 años. El exdelantero no llegó a cumplir su máximo sueño de disputar un partido con el "Xeneize" en 1999, año en el que arribó al país.
La muerte del exjugador se dio a mediados de diciembre pasado, pero recién trascendió en Argentina este miércoles a raíz de un mensaje que la familia de Martyn le envió a un periodista de NA que buscaba realizarle una entrevista sobre su experiencia deportiva en Argentina y todo lo que había rodeado a aquella aventura futbolística.
Gilson Clarke, que nació en Plymouth, Inglaterra, era hijo de un veterano británico de la Guerra de 1982 y de la encargada de un pub en Malvinas y se crió en Puerto Argentino, Islas Malvinas. Su deseo por ser jugador de fútbol tuvo lo llevó a tener una oportunidad: en 1999 viajó a Buenos Aires y se probó en Boca, que un año antes había contratado a Bianchi como entrenador.
Su experiencia hasta que llegó su posibilidad en el "Xeneize" había sido en el amateurísimo del fútbol malvinense, donde se había destacado desde pequeño y, por cosas del destino, llamó la atención de un argentino: Esteban Cichello Hübner, un profesor de Lingüística que en 1995 llevó a Diego Armando Maradona a la Universidad de Oxford para una conferencia.
Conociendo el sueño de Gilson-Clarke, Diego acercó a Cichello con Mauricio Macri, y este accedió para que el delantero, que en aquel momento trabajaba como empleado de mantenimiento del Gobierno británico de Malvinas, se probara en el club. "Yo no sé de qué va la cosa, pero si juega bien que venga, por supuesto que habrá alguien que lo vea", le había reconocido el expresidente de Boca el mandatario al amigo de Maradona.
Ya con el visto bueno para iniciar su expedición en el "Xeneize", el delantero realizó su primer entrenamiento en Casa Amarilla con cámaras de televisión de medios británicos y, gracias a eso, sus amigos de las islas pudieron observar a aquel lungo tener su chance en el fútbol profesional. Incluso, llegó a manifestar a la prensa argentina algo sobre sus características: "Me veo parecido a (Martín) Palermo. Sólo un poco, nada más. No soy tan bueno como él, pero soy fuerte, uso bien el cuerpo y tengo un buen cabezazo". Y agregó lo que lo desvelaba: "Todos los días sueño con jugar en la Bombonera".
Las primeras prácticas fueron con las inferiores de club en el predio de Casa Amarilla, en ese entonces a cargo de Jorge Griffa. Sin embargo, tan solo tres semanas después de su llegada sufrió una distensión en el muslo de la pierna derecha, situación que lo alejaría definitivamente de la posibilidad de jugar en Boca.
"Sólo pido que me dejen recuperar y jugar un par de partidos para ganar ritmo y demostrar quién soy realmente como jugador", había sido el pedido especial de Gilson-Clarke para que le dieran otra oportunidad en el primer equipo. Pese a que no se dio su deseo, el isleño pudo conocer a Maradona, salir a comer con él y hasta ver un Boca-Independiente en la Bombonera en el palco del 10. "Maradona lo invitó a comer pizza. Le daba el teléfono móvil de él para que hablara con su mamá, que estaba en las Islas", recordó Cichello en una entrevista a a prensa argentina.
Su frustrado paso por el "Xeneize", sin embargo, no lo privó de seguir intentando cumplir su sueño: el nacido en Plymouth se probó en Defensores de Belgrano y en El Porvenir, pero no quedó en ambos clubes y regresó a Puerto Argentino. Para su sorpresa, allí no fue bien recibido por los isleños, porque consideraron que se había prestado a una "campaña de propaganda" argentina y algunos lo llamaron "traidor".
A partir de ese momento, su carrera futbolística continuó en divisiones menores de otros países: se unió al Connecticut Wolves, de la Segunda División de Estados Unidos, y luego vistió la camiseta del Brentwood Town, un club regional del condado inglés de Essex. También defendió los colores de la Selección de las Falklands, donde disputó tres ediciones de los Juego de las Islas, y hasta incluso anotó goles ante Saarema (Estonia), Åland (Finlandia) y Frøya (Noruega).
El suicidio del Gilson-Clarke conmocionó tanto a familiares como también a la población de las Islas Malvinas. tanto era el cariño hacia su figura que, el 31 de diciembre, antes de que se dispute la "Copa Harry Ford", en Puerto Argentino, hubo un minuto de silencio en memoria suya.