Si hay un técnico que quedó en la historia del fútbol argentino en los últimos años es Néstor Retamar. Cuando el Club Atlético Atlas era "uno más" del ascenso argentino en la Primera D, el famoso reality "La Otra Pasión" cambió para siempre todo y el DT formó parte desde el primer día. El primer programa del ciclo tuvo lugar en Fox Sports en 2006 y se mantiene hasta el día de la fecha en una señal diferente (DirecTV ). "Reta", que llegó al fin de su cuarto ciclo en el "Marrón" en noviembre del 2022, ya no es el entrenador como en aquellos tiempos pero sí dejó una huella imborrable en la institución siendo el líder del plantel que logró el único ascenso de sus 71 años de vida en 2021.
El estratega se alejó momentáneamente de las canchas y hoy, en las paredes del Estadio Ortronic Ricardo Puga, no retumba su poderosa voz con sus icónicas palabras y frases que escuchaba, entre otros, el recordado Wilson Severino. En diálogo con El Destape, Retamar contó minutos antes de viajar a su trabajo a qué dedica su vida -no tan lejos de la pelota-, el motivo de su adiós temporal al fútbol y cuáles son sus sueños de cara al futuro. "Es algo que me gusta, que me da placer hacerlo y es el ingreso de dinero para mí familia, lo tengo que hacer sí o sí", expresó acerca de su labor que está muy relacionada con su única pasión, lo que se vive adentro del verde césped.
"Pizzería La Redonda" es el "vestuario" actual de aquel técnico que jugó 10 años en el ascenso y que en 2005 tomó las riendas de Atlas sin pensar en lo que se vendría poco tiempo después. Hoy en día le dedica mucho tiempo como también a sus seres queridos, quizás lo más importante de su vida. "Estoy muy abocado a mi trabajo porque la vida no es fácil. Igualmente, también paso más tiempo con mi familia y la disfruto, ya que estando en el fútbol uno se pierde muchos momentos importantes. El lugar donde también mira partidos y lidera desde hace tiempo está nada más y nada menos que en General Rodríguez (Av. Italia 790), cerca de la cancha donde tantas veces se lo escuchó dar indicaciones.
Cabe destacar, que los "Guerreros" lograron el punto más alto de su historia el 30 de enero del 2021 luego de atravesar la pandemia y afrontar un durísimo Torneo Reducido en el que eliminaron a Defensores de Cambaceres (1-0) y Liniers por penales para luego quedarse con la final por 2 a 0 ante Deportivo Paraguayo. Aquella fecha marcó un antes y un después para "Reta", que cumplió su sueño y el de todos los hinchas del club. Ese instante del pitazo final significó un verdadero desahogo, un momento histórico y algo que el propio DT no olvidará jamás. Tampoco lo hará su hijo, Ramiro, quien integró el plantel que subió a la C y hoy, con 19 años, es parte de la Primera que comanda el histórico ex defensor César "Rata" Rodríguez.
- ¿Cómo viviste la época del reality La Otra Pasión?
- La verdad pasó desapercibido para mí. Lo miré de entrada en la TV y después ya no lo veía. Es como todo, fue una novedad. Recién después empecé a ver que la gente me conocía en la calle y me pedía fotos o autógrafos. Ahí me decía: '¿A mí un autógrafo?'. Pero siempre tuve respeto por esas personas. Yo sé dónde estoy parado, tengo los pies sobre la tierra. Siempre traté con mucho cariño a todos los que me veían en la tele porque tienen admiración. Nunca me la creí, pero ese juego lo acepté siempre. Me ha tocado perder varios partidos siendo filmado por la televisión, que me carguen en todas las canchas diciéndome 'Payaso, fantasma o vende humo' y eso rondó toda la vida en mi cabeza porque me lo dijeron siempre.
- ¿Cómo afrontaste las críticas hacia vos?
- Bueno, lograr el ascenso fue un gran desahogo de eso. Rencor a los que me dijeron algo no les tengo, es parte del folklore del fútbol. Pero sí hay que tener el coraje para afrontarlo, porque muchos se podrían haber quedado en la casa. Yo si salía segundo muchos de afuera que no entienden iban a decir: '¡Qué campañón se mandó otra vez Retamar, perdió la final!', pero para el que está en el fútbol iba a ser un pecho frío o cebollita subcampeón. Volver a intentarlo en el fútbol no es para cualquiera, hay que tener... ya sabés que hay que tener, y los tuve. Hoy en día sé que soy muy querido, pero las generaciones van a pasar y dentro de 300 años el técnico que hizo ascender a Atlas por primera vez seguirá siendo Néstor Retamar. Hoy pienso en lo que va a decir la gente cuando pasen los años y lo que mis hijos le van a contar a los suyos, de que su abuelo salió campeón.
- ¿Cómo fue sacarte la espina de ser campeón?
- Justo estaba pasando un muy mal momento personal. El sábado salimos campeones y mi viejo el jueves falleció. Estaba sufriendo mucho, pero ese momento fue una gran alegría. Era algo que había buscado desde el primer día que empecé a dirigir. Por eso me dio tanta felicidad y me emocioné tanto. Uno esperó por ese momento, llegó, lo viví y digo 'La puta madre ¿Cuándo lo podré volver a vivir?'. Y no va a ser igual, porque seguramente no va a ser la misma alegría. Y estoy convencido de que lo voy a volver a lograr, pero sé que no me va a dar tanta felicidad como esa primera vez, porque era algo contenido, esperado y algo que uno no conoce. Yo decía '¿Qué carajo debe sentir un tipo cuando asciende? Que yo lo veía festejar y decía '¿Cuándo me va a tocar a mí? Me tocó, lo viví y, si me lo preguntás, en palabras no te puedo explicar lo que se siente.
- ¿Extrañás el fútbol?
- Sí, porque es algo hermoso. Cuando uno no está lo extraña más, pero uno también deja mucha energía ahí. El hecho de estar siempre con estrés porque uno como director técnico tiene que hacer que el equipo juegue bien, que los jugadores se lleven bien entre ellos, agradar al hincha, al dirigente y sacar puntos es mucho. Porque estar bien cuando uno gana es fácil, pero para estar bien cuando uno pierde hay que poner mucha energía. Uno va desgastando, poniendo mucho y llega un momento que uno deja de lado cosas. Por eso estoy aprovechando para ir trotar, caminar, hacer cosas de salud y estar un poco mejor. Se extraña la adrenalina de la competencia, la convivencia.
Retamar tiene una forma particular de ver el fútbol. "Me llevo muy bien con mis jugadores, hay un respeto de por medio. Manejar un grupo es un arte y no es para cualquiera", sostiene. Pero tiene la principal idea de que el fútbol funciona como una familia y, principalmente en el ascenso, el trabajo no es fácil. "Con respecto a ellos, siempre me interesó la persona por sobre el jugador. Es una división en donde no ganan fortuna, hay que tener contemplaciones con ellos y no se puede actuar como con uno que juega en la elite. No deja de ser un ser humano que puede tener problemas y creo que intenté estar siempre en esos detalles, por eso me respaldaron y dejaron todo. Cuando vos sos falso podés serlo un mes y se van a dar cuenta".
- ¿Seguís a Atlas en la Primera C?
- Miro todos los partidos, no solamente a Atlas. En este momento estoy en boxes, descansando, recuperándome y cuidándome un poquito. Pero el técnico está adentro y el equipo juega bien. Ahora miro jugadores, pienso en que si en algún momento vuelvo los puedo dirigir. De hecho me llamaron de otros clubes y dije que no. Ahora estoy inflando gomas y, si vuelvo, va a ser cuando tenga ganas ya con un montón de cosas en la cabeza. Hoy miro la C porque es donde está Atlas. El día de mañana cuando me toque estar en la B seguramente miraré esos partidos. Mi idea era tomarme este año, tener vacaciones con mi familia que hacía cinco años que no me iba. Después ver si me dan esas ganas de volver, el día de mañana me gustaría y sé que son desafíos. Tengo 50 años, soy joven y sé que voy a salir varias veces más campeón, es la ilusión que me mueve y voy en búsqueda de eso, no sé si se va a volver a dar.