Mientras el debate por las Sociedades Anónimas Deportivas sigue su curso y, por un lado, la Asociación del Fútbol Argentino gana adeptos y mantiene una visión positiva en la sociedad sobre el rol de los clubes sin fines de lucro y de los socios, en paralelo, aparece en el horizonte una contradicción que se manifiesta en nombre de club de Primera División: Deportivo Riestra. El equipo que tiene su sede en Pompeya y su cancha en Villa Soldati tiene un manejo que se podría aparejar al de una SA por los vínculos que, entre otras cosas, tiene con el empresario Víctor Stinfale y que, además, todo el tiempo traspasa los límites con el simple afán del marketing. No importa como y por qué, lo importante es que se hable. Aún generando movidas marketineras o, incluso, categorías especiales para las casas de apuestas.
Las sospechas de algunos fallos son la causa de la aversión de muchos hinchas contra el equipo Malevo, pero a estas situaciones repetidas se le suman las contradicciones que genera la propia institución. Si bien lo primordial sería poder hablar de la buena campaña que realiza el club bajo la conducción de un repentido Cristian Fabbiani, quién se reveló como un entrenador criterioso y con gusto para las asociaciones en el mediocampo, la decisión principal de la cúpula que domina Riestra pasa por la de las movidas marketineras.
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A lo largo de esta temporada Deportivo Riestra hizo una pretemporada a nivel "militar" en una ciudad balnearia despertando a los jugadores a las tres de la mañana; hizo debutar a Mateo Apolonio, de 14 años en Copa Argentina, contrató un arquero suplente que fue viral en Tik Tok; hizo jugar -un minuto- al streamer Spreen; en el ascenso también hacía jugar al arquero -aunque sea- un rato; le entrega la "latita" que lo patrocina a cada uno de los jugadores para que la tomen en el campo de juego y otras cantidad de cosas pensadas, principalmente en el marketing en lugar de un resultado deportivo. Cuando surgió la posible presencia de Spreen en Deportivo Riestra, la respuesta del entrenador, Cristian Fabbiani ante la consulta fue: “Lo único que sé es que Iván vende latitas y a mí me paga la latita. Así que, que venga. Está desde antes que yo y en el plantel tenemos todo muy claro”.
Justamente, esta decisión unilateral por parte de los dirigentes de la institución o de los dueños de Speed de involucrar a un influencer en un partido de Primera División, entre otras cosas, abrió las críticas de que se maneja como si fuese una Sociedad Anónima Deportiva donde lo principal es generar ingresos en lugar de un resultado deportivo. Si bien no ocurrió y Deportivo Riestra logró empatar, el entrenador aceptó tirar uno de los cinco cambios en una de las ventanas de substituciones para que esto ocurra. Y lo hizo al minuto de juego. Como otro daño colateral, aparecen las apuestas. En la previa del partido entre Vélez y Riestra, en mínimo tres casas de apuestas digitales empezó a "explotar" la posibilidad de apostar por un cambio antes de los 10 minutos. La atracción por Spreen, entre otras cosas, permitió la posibilidad de apostar si efectivamente el influencer llegaba a hacer un gol, cosa que lógicamente no ocurrió y que habilitó a las casas a generar nuevas situaciones para los apostadores.
Por otro lado, desde hace varios años hasta la actualidad, la trayectoria de Deportivo Riestra estuvo marcada por las excentricidades y por las polémicas que no solo tienen que ver con la movida de jugadores para hacer ver al club. Tanto en el ascenso, como estas últimas temporadas en la Liga Profesional, el conjunto de Villa Soldati es apuntado por rivales y colegas como uno de los equipos que suele tener "suerte" a la hora de los arbitrajes. Uno de los más recordados, en el ascenso, tiene que ver con el partido ante Comunicaciones en el cual, los propios hinchas de Riestra, suspendieron el encuentro y después se jugó, sin el calor de la competitividad, los cinco minutos que sobraban divididos en dos tiempos de dos y tres minutos. Quizás, con ese partido de 2017 como emblema, los fallos polémicos se multiplicaron y eso generó cierta antipatía que, además, sumó la variante del marketing extrema en plena competencia.
Con decisiones apañadas por los popes de la Asociación del Fútbol Argentino, con una apertura a negocios fraudulentos -como las casas de apuestas- o, incluso, con la apertura de puertas que tienen que ver con el marketing por encima del juego en sí mismo, es loable y natural pensar que todos aquellos que luchan contra la llegada de las Sociedades Anónimas Deportivas al país se vean frustrados por las contradicciones propias de la permisividad hacia Deportivo Riestra, un equipo que -a las claras- eligió un camino difrente.