Un nuevo Superclásico se avecina. Después de un año en el que no hubo ningún partido entre los dos equipos más fuertes de Argentina, en tan solo tres meses de 2021, ya se cruzaron dos veces. River y Boca, una vez más, aparece como el duelo más rendidor de la competencia local. Con este marco, el modelo de negocio actual busca sacarle el jugo al enfrentamiento más característico de nuestro fútbol que, en los últimos años, se exaltó aun más.
Como consecuencia de la buena performance de ambos equipos, en los últimos siete años el Superclásico vivió en una exacerbación constante. Desde que River y Boca se enfrentaron en la semifinal de la Copa Sudamericana en 2014 se dio una situación inédita en la historia del clásico: cada año apareció un cruce de mayor envergadura que el del año anterior. Así pasaron los octavos de final de la Copa Libertadores 2015, con escándalo de gas pimienta incluido y después la primera final entre ambos -en ese momento- luego de 42 años. Se llegó a la eterna definición de la Copa Libertadores en 2018 en Madrid y una semifinal en 2019, por la misma competencia, que actuó como una especie de revancha. Todas ellas tuvieron un factor en común: el morbo y la respuesta inmediata desde los espectadores tanto hinchas como neutrales.
Después de un 2020 marcado por el coronavirus, la Asociación del Fútbol Argentino decidió que haya una Copa de la Liga con dos zonas de 13 equipos. Amparados en la necesidad de una reorganización y una transición post pandemia, la AFA tomó esta decisión. Los dos grupos, por supuesto, separaron a los equipos más grandes. Sin embargo, la obligación de vender “el producto” llevó a que, una vez más, el fútbol argentino se mueva alrededor de los clásicos. El Superclásico de la quinta fecha, en realidad, es un “interzonal” entre dos equipos de la Zona A y la Zona B del torneo. En esta lógica de emparejamientos que requiere al clásico más importante, entre otras cosas, llevó a que se generen desigualdades. Atlético Tucumán, por ejemplo, es igualado con Central Córdoba de Santiago del Estero con el que no tiene ninguna rivalidad. Otra situación se dará en la fecha ocho cuando Aldosivi de Mar del Plata tenga que viajar 900 kilómetros para enfrentarse, como clásico, con Patronato de Paraná.
Este dominio del fútbol argentino, por otro lado, se ve en los números que maneja cada plantel. Al hacer un repaso de las ventas más caras al exterior en los últimos 10 años, siete de las diez transferencias son de jugadores de River o Boca y, de esos siete, solo uno fue vendido antes de 2015. Lucas Alario, Gonzalo “Pity” Martínez, Nahitan Nández, Exequiel Palacios y Darío Benedetto son algunos de ellos. El top solo fue superado por Lautaro Martínez, el ex jugador de Racing que jugó menos de 50 partidos en la Primera de Argentina y que ya era considerado “crack”.
La hegemonía de los dos equipos más fuertes de Argentina también se ve en las cuentas. Según el sitio especializado Transfermarkt (que no es más que una referencia del mercado) el plantel de River y de Boca cotizan en 114 y 101 millones de euros respectivamente. Mientras que, en tercer lugar, está el equipo de Vélez que cotiza en 67 millones de euros. Prácticamente la mitad.
Con esta actualidad, además, la brecha se agranda por los contratos de televisación. Si bien no se conocieron los datos específicos, el reparto con los clubes que se hizo en 2019, fue con 50% por ciento para todos iguales, un 25 por ciento por mérito deportivo y el otro 25% con respecto a los ratings y al encendido. La negociación de los contratos de televisión es, justamente, donde River y Boca no mostraron un enfrentamiento y hasta se unieron. En octubre, cuando la AFA rompió con Fox Sports, las dos instituciones sacaron un comunicado conjunto porque “siendo los que más recursos generan no fueron consultados por la decisión”. El enojo duró varias semanas, pero finalmente el nuevo contrato se firmó. Incluso, en ese momento, Boca presentó una idea para comercializar por su propia cuenta los “derechos internacionales de cada partido” y generar una especie de Pay-per-view para sus hinchas en el exterior. Esa situación no fue aceptada. La búsqueda de las dos locomotoras del fútbol argentino es constante y el sueño de las dos instituciones de poder negociar su contrato de televisión en solitario los une.
La atención que generan tanto Boca y River, por supuesto, también es parte de una rueda que se mantiene activa a través del modelo de la difusión de noticias de los medios deportivos “mainstream” que, en su afán de ser los más vistos, dedican prácticamente todo el tiempo a noticas o polémicas tanto de River o de Boca. Las preguntas y las consignas en los programas se repiten todo el tiempo .“¿El próximo partido tapa la final de Madrid? O ¿Este torneo es más importante que el descenso de hace 10 años?”. Durante la previa de este nuevo Superclásico, el periodista y tuitero @PanquiMolina, rejuntó algunos de los debates previos que solo incluían la consulta: “¿Quién llega mejor al clásico?. Hubo más de 30 en una sola semana.
Con la mediatización, la espectacularidad y el tiempo de consumo que generan River y Boca, esa radicalización deportiva se mantiene en pie. Los fanáticos de otros clubes ya conceptualizaron al respecto. El fútbol “Bover” tiene un nuevo capítulo durante la tarde en la Bombonera. Seguramente no será el último del año.