En una definición apasionante en la que estuvieron involucrados cuatro de los grandes del fútbol argentino, Boca Juniors sacó pecho y se quedó con el título en la Liga Profesional de Fútbol. El equipo de Hugo Ibarra logró empató 2-2 con Independiente y festejó un nuevo campeonato a lo largo de su historia gracias al triunfo de River contra Racing.
A lo largo del campeonato, Boca Juniors dio vuelta una situación complicada cuando estaba muy lejos de la punta, pero después de una tormenta, Hugo Ibarra logró acomodar el equipo, metió la mano y encontró variantes en los jugadores de la reserva. Luca Langoni se transformó en uno de sus jugadores claves y, de repente, Varela se convirtió en uno de los baluartes del conjunto que dirige Hugo Ibarra. Esta base, que ahora toma valor, estuvo formada por Sebastián Battaglia quien se alejó de la institución tras la eliminación en la Copa Libertadores.
Después de un debut que no fue el soñado ante San Lorenzo, quizás el punto más bajo del equipo de Hugo Ibarra -junto con la derrota ante Patronato- y tras el adiós del Cali Izquierdoz, Boca encontró variantes, pero sobre todo logró navegar las situaciones más complicadas con respecto a las crisis que vivió dentro el equipo. Desde los choques entre Darío Benedetto con Carlos Zambrano hasta algunas dificultades por la situación judicial que atraviesa Sebastián Villa por el caso de violencia de género en el que está acusado. Si bien es un caso judicial y de mayor envergadura que lo que puede pasar con un deporte, lo cierto es que eso también fue una situación que Ibarra debió navegar.
A lo largo del torneo, párrafo aparte, para uno de los mejores jugadores del conjunto que dirige Hugo Ibarra: Agustín Rossi. El arquero -que también estuvo involucrado en una situación problemática por la renovación de su contrato- logró mantenerse como titular a pesar de la llegada de Chiquito Romero y fue el jugador más importante del equipo. Rossi se convirtió en el jugador que le dio la estabilidad en el fondo a Boca y por el cual, a partir de allí, logró establecer una seguridad defensiva. Desde allí, en adelante, Boca construyó sus victorias "a lo Boca". Esos triunfos que suelen recordar a la década del 90 donde lo más importante era ser mejor que el rival de turno y nada más. Efectivo y contundente.
De esta forma, Boca Juniors se quedó con el título con 54 puntos, uno más que los 53 de Racing. Así se consagró campeón de la Liga Profesional y es el segundo título del año. La Copa de la Liga, en el primer semestre, hace que el año sea azul y oro. Incluso, se le suma una situación más: la posibilidad de ganar la Copa Argentina. Quizás sin jugar vistoso, sin demostrar volumen de juego y con muchas críticas por parte de los rivales, en este contexto empieza a resonar otra vez la frase de Juan Román Riquelme: "Seremos menos malos que los demás".