Cuando la AFA designó a Andrés Merlos para el duelo Boca - Talleres de Córdoba de octavos de final de la Copa Argentina ambos equipos dejaron trascender su malestar: Boca porque recordó el Superclásico de 2023 (primero las fotos, trucadas, dijo el árbitro, de Merlos posando con bandera y short de River y luego sus fallos en el partido, supuesta falta en el gol de Salomón Rondón y el empate anulado a Edinson Cavani). Por algo Merlos nunca volvió a dirigir a Boca hasta el juego del sábado en Mendoza. Talleres tenía argumentos aún más poderosos. Porque Merlos había denunciado al presidente Andrés Fassi de haberlo increpado tras su labor en una derrota inesperada 2-0 contra Central Córdoba en 2022, y eso le valió al dirigente una suspensión de treinta días por parte del Tribunal de Disciplina de la AFA. Es fácil hablar con “el diario del lunes”. Pero estaba claro que la AFA, designando otro árbitro, podría haber evitado algo del escándalo del sábado. Más aún en una Copa Argentina que, sea en la cancha que fuere, sigue jugándose sin VAR.
Aceptemos que el error grosero en el 1-0 de Boca a los 14 minutos (pelota que salió claramente del campo en el gol de Braian Aguirre) podría haber sido cometido tal vez por cualquier otra terna arbitral. Pero fue cometido por la terna liderada por Merlos. De inmediato, tuvimos la imagen viralizada de Fassi insultándolo “en mexicano” desde su palco: “la concha de tu madre, hijo de tu pinche madre. Hijo de tu puta madre”. Talleres empató rápido. Se vio luego a Merlos hablando distendido con jugadores y DT de Talleres antes de iniciar el segundo tiempo. Y después la escena quedó dominada por la ruleta de los penales. El error grosero de Merlos pareció entonces quedar en el “olvido” (la terna arbitral perjudicó inclusive a Boca en el segundo tiempo, un offside inexistente en clara jugada de gol). Las polémicas parecían superadas hasta que Fassi decidió encarar a Merlos tras la eliminación agónica de la “T”.
El cruce se produjo en la puerta del vestuario arbitral. A partir de allí, cada uno da su versión. Fassi diciendo que Merlos le pegó en un pómulo (y que pateó además al vicepresidente Gustavo Gatti) y el árbitro afirmando que solo lo invitó a hablar dentro del vestuario. Fassi negó agresiones de su lado y ratificó hoy al Tribunal de Disciplina de la AFA que fue Fassi el que intentó agredirlo y que “uno de sus custodios” lo amenazó mostrándole un arma de fuego. “Faltaba que meta el dedo en el gatillo”. Merlos presentó inclusive una denuncia penal contra Fassi, que ayer volvió a negar los cargos y dio una conferencia de prensa explosiva contra la gestión de Claudio “Chiqui” Tapia. Absoluta razón en muchos de los cargos. Y oportunismo notable en medio de otra batalla. De la batalla real.
Fue Rodrigo de Loredo, referente de la UCR cordobesa, hincha de Talleres, el primero que le dio color político a la polémica. Denunció perjuicio “sistemático” de los árbitros contra Talleres porque Fassi, dijo, es “el principal representante deportivo de las SAD en el país”. Ayer siguieron los apoyos de Javier Milei y de Mauricio Macri, entre otros. En rigor, Talleres es uno de los equipos con mejores resultados en estos últimos años. Perdió por penales la final de la Copa Argentina 2021 (justamente contra Boca, que sufrió la expulsión de Juan Ramírez). El equipo cordobés, eliminado por River en Copa Libertadores, sí decayó en tiempos recientes pero no exactamente por fallos arbitrales, sino porque el club, en medio de críticas opositoras, vendió a las principales figuras, cambió de DT y reforzó poco. También Juan Sebastián Verón es señalado como supuesta bandera de los clubes SAD. Pero Estudiantes ganó la última Copa Argentina y también la Copa de la Liga. Los fallos arbitrales más polémicos en la AFA de Claudio “Chiqui” Tapia no están exactamente en los escenarios centrales, sino en el Ascenso y en su Barracas Central. Territorios de obediencia debida.
Pero es cierto que la disputa entre el gobierno de Javier Milei y la AFA por los clubes SAD está desatada. Por un lado, incluye el anuncio de la AFA de elecciones anticipadas para la simbólica fecha del 17 de octubre. Una votación de voto seguramente unánime que reforzará el poder de Tapia. Y, por el otro, el gobierno que amenaza con frenar esa maniobra a través de la Inspección General de Justicia (IGJ) y que deja trascender que hasta intervenir la AFA. Si sucede, habrá inevitable actuación de la FIFA, habitualmente en contra de cualquier intromisión del poder político en sus Federaciones. Lo que sucedió el sábado ya es leído como parte de esa misma batalla. El de Mendoza es un capítulo que incluye designaciones arbitrales por lo menos inoportunas, hasta típícas de la impunidad del poder. Pero también sobreactuaciones dirigenciales más cercanas al Far West que al supuesto paraíso del Fútbol SAD.