Franco Colapinto captó la atención en el mundo del automovilismo como una de las promesas argentinas más destacadas, pero detrás de su éxito hay una figura clave: su padre, Aníbal Colapinto. Si bien el piloto es reconocido por su talento en la Fórmula 1, el rol de Aníbal fue fundamental, no solo como apoyo familiar, sino también por su trayectoria y sacrificios personales.
El pasado de Aníbal Colapinto en el automovilismo y motociclismo
Antes de convertirse en el principal soporte de su hijo, Aníbal Colapinto tuvo una vida ligada a la velocidad. Nació en Bahía Blanca, donde comenzó a incursionar en el mundo del motociclismo, específicamente en Speedway. Este deporte le permitió desarrollar una pasión por las competencias y las máquinas, un interés que lo llevó también al mundo del automovilismo. En ese contexto, Aníbal compitió en carreras de nivel nacional y llegó incluso a convertirse en dueño de un equipo en la categoría de Turismo Carretera (TC), uno de los campeonatos más relevantes en Argentina.
La formación de Aníbal también estuvo marcada por su interés en la mecánica, algo que comenzó cuando aún era adolescente. A los 15 años, dejó su casa en el barrio Palihue para trasladarse a Guatraché y estudiar como Técnico Agrónomo. Sin embargo, pronto alternó sus estudios con el trabajo en un taller de chapa y pintura, donde en lugar de recibir un pago en efectivo, se le ofreció una moto Gilera Huevo 150 para usar, lo cual alimentó aún más su interés por el mundo de las máquinas y la velocidad.
De piloto a abogado: la transición de Aníbal Colapinto
Aunque Aníbal Colapinto disfrutaba de su carrera en el automovilismo, sus circunstancias personales y profesionales lo llevaron a tomar una decisión radical. Tras recibirse de abogado y comenzar a trabajar para una gran empresa, Aníbal dejó las competencias. Las responsabilidades laborales y familiares se hicieron más fuertes, y fue entonces cuando optó por retirarse del automovilismo profesional, poniendo así fin a una etapa que, aunque le brindó satisfacciones, también le exigía mucho tiempo y esfuerzo.
Esta decisión, sin embargo, no significó el abandono total de su pasión. Más adelante, al ver el talento de su hijo Franco, Aníbal encontró una manera de retomar su vínculo con el deporte motor, aunque desde otra perspectiva. Con el tiempo, se convirtió en el mentor y principal soporte económico de Franco, dándole al joven piloto las herramientas para avanzar en su carrera y llegar al prestigioso mundo de la Fórmula 1.
Aníbal Colapinto: el primer sponsor de Franco Colapinto
Uno de los aspectos más destacados del rol de Aníbal Colapinto en la vida de Franco es su compromiso y sacrificio para que su hijo pueda alcanzar sus sueños. Cuando Franco comenzó a mostrar su potencial en el automovilismo, Aníbal se convirtió en su primer patrocinador, aportando los recursos necesarios para su carrera. Este apoyo fue más allá del simple financiamiento, pues Aníbal llegó a sacrificar bienes propios para asegurar que su hijo tuviera la oportunidad de avanzar en el competitivo mundo del automovilismo europeo.
La dedicación de Aníbal no solo fue económica. Su experiencia como corredor y su conocimiento de los desafíos de este deporte le permitieron guiar a Franco en su camino, tomando decisiones estratégicas y ayudándolo a superar obstáculos. Gracias a su apoyo incondicional, Franco ha podido competir en prestigiosas categorías internacionales, lo que lo llevó a posicionarse como una de las promesas del automovilismo argentino en la Fórmula 1.