Por qué el deporte VIP de Estados Unidos se levantó contra Donald Trump y reclama "Justicia social"

Desde hace varios años, el presidente de Estados Unidos tiene en los deportistas un duro escollo que multiplicó las protestas en su contra.

29 de agosto, 2020 | 19.48

A menos de tres meses de que se desarrollen las elecciones en Estados Unidos, Donald Trump tiene un intenso y visible foco de protestas en su contra. Es un rebrote de las manifestaciones que los deportistas afroamericanos llevan adelante desde hace cuatro años.

Cualquier seguidor del básquet que prende la televisión para ver un partido de la NBA se encuentra con un lema que se repite: “Blacks Lives Matter”. La frase es el nombre de un movimiento que surgió en 2013 como respuesta a la constante violencia policial contra los afroamericanos. Este año se expandió luego del asesinato de George Floyd y ahora se lee en pantallas, en las remeras de los jugadores y también se ve en actitudes. Desde arrodillarse en la previa de los partidos hasta en el contenido de las entrevistas después de los encuentros. El mensaje es claro: no más violencia racial.

Durante la última semana, este tema volvió a crecer después que circulara un video en el que se puede ver como un policía le disparó siete tiros en la espalda Jacob Blake delante de su familia Las imágenes se viralizaron, el reclamo llegó hasta los deportistas y las manifestaciones se agravaron. Los jugadores llamaron a un boicot, frenaron los partidos y ese miércoles en el que el video fue noticia no salieron a la cancha.

Los discursos se multiplicaron y los deportistas se unieron detrás de un mismo mensaje antiracista. Exigieron cambios. Los primeros en manifestarse fueron los Milwaukee Bucks, punteros de la conferencia este. El comunicado habló del “Caso Blake”, perro también de los dos muertos en la protestas y de la falta de acción por parte de la clase política nacional. Se plegaron todos los equipos y jugadores. También se frenó la WNBA y allí se vio quizás la manifestación más potente. Las basquetbolistas de Washington Mystics salieron con una remera blanca con “siete tiros” en la espalda.
 

Si bien en ambos casos, la movida suele ser simbólica, esta vez los jugadores reclamaron más y pidieron cambios concretos. Junto a la NBPA (La asociación de basquetbolistas de la liga) sacaron un fuerte mensaje: “La revolución será televisada”. A partir de allí y con la unión de los líderes de los equipos consiguieron una coalición de “justicia social” entre dueños y jugadores. Así los estadios se convertirán en centros de votación para las elecciones (el voto en Estados Unidos no es obligatorio), generarán spot para llamar a votar y, además, cerraron el compromiso de que las franquicias harán campañas contra la violencia racial.

Más allá de la NBA, la manifrstación se diversificó. La liga de fútbol (soccer, como le dicen ellos) suspendió los partidos, el Béisbol también. Incluso, el fútbol americano intentó plegarse a las protestas y, en una movida más simbólica, frenó las prácticas del 26 de agosto. Justo esa misma fecha pero de 2016, esta revolución deportiva había arrancado. Ese día el mariscal de campo Colin Kaepernick se puso de rodillas en el himno nacional que suena antes de los partidos como protesta por las diversas masacres policiales. “No voy a ponerme de pie para mostrar orgullo por una bandera de un país que oprime a los negros y las personas de color", había dicho. Ese día, se ganó un rival: Donald Trump.

A partir de esa acción de Kaepernick, el movimiento de deportistas afroamericanos fue cada vez más fuerte y las represalias mediáticas de Trump se multiplicaron. Desde los ataques por “arrodillarse en el himno” hasta las presiones a los dueños de los equipos. Se supo, por ejemplo, que tras las protestas el propio presidente estaodunidense llamó a los dueños y les dijo: “Hagan que ese hijo de puta se pare y métanlo a jugar ya mismo”. Esta situación se dio en el deporte más arraigado a las tradiciones y al republicanismo. De hecho, diez dueños de franquicias que participan en la NFL fueron donantes a la campaña de Trump para las elecciones pasadas. Ante este conglomerado de poder, Kaepernick no volvió a jugar en ningún equipo de la liga.

Los discursos políticos de los deportistas contra los mensajes que baja Trump se expanden más allá del básquet. Si bien LeBron James es uno de los principales impulsores del movimiento contra el presidente estadounidense, los aliados en otras actividades aparecen. Por ejemplo, Megan Rapinoe, la mejor futbolista femenina del mundo, salió en contra del mandatario por sus constantes frases anti-movimiento LGBT.

Como respuesta a estos movimientos, Donald Trump solo suele decir que “la NBA perdió gran cantidad de rating” y que “ya nadie lo ve”. Lejos de la indiferencia, los deportistas afroamericanos mantienen su lucha de la que habla todo el mundo.