Fue el primero en festejar y en delirar. Apenas las cadenas de televisión norteamericanas confirmaron a Joe Biden como nuevo presidente de los Estados Unidos, LeBron James subió un video de él con un habano. Una réplica del festejo que tuvo cuando, hace menos de un mes, ganó un nuevo anillo de la NBA con Los Ángeles Lakers en la temporada más politizada de la historia por un conjunto de jugadores que salieron a enfrentar al mandatario por racista. En el mismo momento, Donald Trump jugaba al golf, el deporte más solitario del mundo.
La guerra de la NBA fue sin cuartel. Nunca en la historia había pasado que un grupo de deportistas con tanta repercusión mundial activos hagan campaña tan abierta contra un candidato en Estados Unidos. LeBron James, quizás el jugador más influyente de los últimos 20 años de la Liga, militó abiertamente contra Donald Trump. En uno de los tantos cruces, el ahora ex presidente estadounidense, dijo que “apagaba la televisión cuando veía jugadores arrodillados en el himno”. Ese ritual, se convirtió en un símbolo luego de las asesinato de George Floyd que desencadenó movilizaciones masivas en todo el país. James, le respondió: “No nos podría importar menos que apague la TV cuando protestamos”.
MÁS INFO
El movimiento Blacks Lives Matter caló hondo en la NBA. El 81,1% de los jugadores de la NBA son afroamericanos. La tendencia racista de Trump y los acercamientos a los discursos de odio contra la cultura afroamericana fue el punto final. Incluso, durante la propia temporada, los propios jugadores de la Liga llamaron a un boicot ante los crecientes abusos policiales contra la comunidad negra. La lucha dio resultado. Tras el boicot de dos días, la unión de jugadores logró un paso importante y un golpe político para Donald Trump. Alcanzaron el compromiso de que 22 estadios se convertirán en sedes de votación el 3 de noviembre, la fecha de la elección.
La “llamada a votar” era un mensaje implícito para que los demócratas asistan a las urnas. LeBron James creó y movilizó la campaña "More Than a Vote" (Más que un voto), un grupo que militó la importancia de acercarse a votar entre las comunidades negras. No solo lo hizo a través de sus partidos o en sus redes sociales. Incluso, LeBron James llevó la campaña de votación en los E-Sports y militó a través de diferentes jugadores de NBA21, uno de los videojuegos más populares. "Vamos a darte el contexto sobre cómo votar y que están haciendo ellos, desde el otro lado, para que no votes", dijo James en una entrevista con The New York Times.
Cada vez que el porcentaje de votación fue alto, ganaron los demócratas y Biden, en 2020, se convirtió en el candidato con más votos de la historia. El escándalo también llegó a la WNBA. Más a fondo que los varones, las mujeres del básquet directamente salieron a apoyar a un candidato y mostraron su repudio a la copropietaria republicana de uno de los equipos más poderosos de la liga. Kelly Loeffler era candidata a senadora por el partido republicano y siempre se mostró en contra del BLM y de los deportistas trans. Las jugadoras le respondieron con una militancia en contra.
Pero los jugadores no son dueños. En un informe de la Comisión Federal Electoral estadounidense se encuentra el dato de que dueños de la NBA, la NFL, NHL y la MLB contribuyeron casi con 45 millones de dólares a las diferentes campañas electorales desde 2015 para acá. Casi el 80% de ellos fueron para republicanos. En medio de la necesidad, Donald Trump intentó apoyarse en el deporte. El Fútbol Americano, quizás el deporte más conservador en Estados Unidos, fue el refugio que intentó conseguir el ex presidente. Nueve dueños de equipos contribuyeron, al menos, con casi 8 millones de dólares al comité de inauguración de Trump en las elecciones de 2016.
Lo irónico es que el movimiento deportistas anti-Trump tuvo su inicio, justamente, en este deporte cuando el mariscal de campo Colin Kaepernick se puso de rodillas en el himno nacional en 2016. Eso despertó la ira de Trump. Tan cercano es el contacto de los dueños con los presidentes de la NFL que, luego de la finalización del contrato con San Francisco 49ers, ningún equipo volvió a contratar a Kaepernick.
En medio de estas tensiones, la Selección de fútbol femenino de Estados Unidos salió campeona del mundo. Su máxima estrella, Megan Rapinoe, también salió contra Donald Trump por sus continuos ataques a la comunidad LGBT. Todo el equipo, incluso, se negó a visitar la Casa Blanca al conseguir el título. El fútbol, el básquet, el fútbol americano se unieron para hacerle oposición al ex mandatario.
Con hechos, con fundamentos, las máximas estrellas se metieron en la política. No le escaparon al compromiso y, finalmente, lograron torcer la elección.