En el inicio del Mundial de Sudáfrica 2010, Eduardo Galeano colocó un cartel en la puerta de su casa con un aviso especial: Cerrado por fútbol. Recién lo sacó cuando, el evento que genera un impasse en la vida de millones cada cuatro años, finalizó con su seleccionado uruguayo luchando por el tercer puesto. Este jueves 13 de abril, a ocho años de su desaparición física, su tinta inigualable para contar el fútbol sigue caminando a la par nuestra y futbolistas explican cómo les transformó su vida.
La relación de Galeano con el fútbol se plasma a través de una colección inagotable entre libros, cuentos y ensayos que sirvieron, en algunos casos, a entender por qué nos apasiona este juego, muchas veces estigmatizado por quienes lo tildan de ser solo 22 personas corriendo detrás de una pelota. Fútbol a sol y sombra y, justamente, Cerrado por fútbol, son algunos de los textos donde el nacido en Montevideo un 3 de septiembre de 1940 profundiza sobre la historia y el impacto del fútbol en la vida cotidiana.
Ignacio Bogino, lector tenaz de literatura, escritor y jugador de fútbol rosarino de Central Córdoba de su ciudad, de paso por Temperley, Rosario Central, entre otros, contó su experiencia al conocer la obra del autodenominado "mendigo del buen fútbol": "Tenía 20 años cuando leí La canción de nosotros, estaba ingresando en el mundo del fútbol. Era el primer libro que tenía en mis manos después de la escuela: cuando lo leí, conecté con ese mundo y quise conocer cada vez más. Fue como poder encontrar en la soledad un lugar más habitable. Me queda ese primer encuentro con la sensibilidad característica de Galeano".
Las frases estigmatizantes alrededor del fútbol, muchas veces vertidas desde el propio mundo, ponen trabas para los futbolistas que intentan romper con esas narrativas. Desde su experiencia, Bogino contó en qué lo ayudó Galeano para abstraerse de los estereotipos que crea el deporte: "Lo interesante en el fútbol es poder ver o entender que, con los relatos de Galeano, este deporte es mucho más complejo, que no es solo jugar un partido. Leerlo te puede dar la posibilidad de entender que el deporte es mucho más profundo, sobre todo el fútbol, que está muy atravesado en nuestra sociedad. Siempre entendí que es una herramienta para otras cosas: estar ahí, desde adentro jugando, es una oportunidad para transformar la realidad".
Julia Paz Dupuy tiene 23 años, es jugadora del seleccionado argentino de Fútbol Sala y del equipo español Poio Pescamar. Además de futbolista es "escritora en formación", una de las pasiones que conoció tras leer a Galeano. "Conocí su historia y leí su primer libro cuando tenía 15 años: me enteré que había fallecido y que era socio honorario de Belgrano de Córdoba, club de la que soy hincha. Lo que más destaco de Galeano es que siempre hablaba del fútbol como un juego, de la belleza del juego, y eso, como jugadora profesional, es algo que se me olvida porque de un día para el otro pasás de jugar en la plaza a que sea tu trabajo. La rutina, las presiones y el exceso de táctica, hacen inevitablemente que te olvides por momentos que es un juego".
Julia sabe de luchas. En 2022 fue una de las futbolistas a nivel mundial que le exigió ala FIFA que organizara el primer Mundial de Futsal femenino, algo que órgano siempre se negó y puso trabas. Aquel grito a la FIFA, lo reconoce como un método que también visibilizó su escritor preferido: "Le recomendaría a las jugadoras el último libro que leí de Galeano, llamado Mujeres. Es una obra de relatos cortos y de historias de mujeres con una causa, que han sido excluidas o que han mostrado resistencia. Y de todo eso las jugadoras sabemos mucho".
En Madrid, a 9.900 kilómetros de su Montevideo natal, donde hace casi 20 años leyó por primera vez a Galeano siendo bien "gurí", Martín Monroy tira paredes a la distancia y juega en Aula Club de Fútbol, equipo de la Tercera Regional en el que, además, es profesor de fútbol y escribe sobre literatura. "Leí El fútbol a sol y sombra y pensé: 'Fua, por qué nunca había leído esto'. Y acto siguiente: 'qué bueno que acabo de leerlo'. Yo veía el fútbol por el lado como él lo contaba. Es uno de los primeros tipos que me lo está contando como yo lo vivo y lo siento. En definitiva, sentí que escribe como yo siento", contó Martín, quien emigró hace cuatro años pero siempre está volviendo en imágenes a su Juventus de la capital uruguaya.
La compañía que fue teniendo de su compatriota a medida que jugaba como profesional al fútbol, le permitió entender por qué hacía lo que hacía: "En 2013, cuando estaba en Sudamérica, compartía poesías con un compañero de equipo. A comienzos del torneo, se hizo una cinta de capitán, en la que puso el escudo del club y una frase: 'Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos'. Yo no entendí por qué había elegido ese mensaje, hasta que empezamos a hablar y supe que era de Galeano. Ese año salimos campeones: hicimos cosas para cambiar lo que éramos. Galeano está presente no sólo en cuentos, sino también en la forma de vivir.".