Argentina no se lo cree

15 de junio, 2021 | 06.15

Hay que creérselo. El fútbol tiene una verdad de la que carece el arte: no hay falsos prestigios. Pero esto Argentina no se lo cree. Se volvieron a repetir los espejos deformantes observados frente a Colombia, y con el partido en el bolsillo lo terminó “regalando” inmerso en un océano de ansiedades. “Vení, vení a buscarlo, que te lo regalo. Te regalo la pelota, el control, los espacios, la ambición”, le dijo a un Chile desdibujado, perdido, con un rostro girado hacia la suplica, y que fue empujado en la segunda parte contra su voluntad, a buscar el empate, sin desearlo, sin quererlo, con sus limitaciones, su falta de profundidad, vulgar y previsible. “Voy, claro que voy”. Y fue: y se llevó un empate enorme para seguir soñando.

Argentina padece del síndrome del “regalo”. Por momentos lo hace bien, lo trabaja, lo sufre, lo busca el partido; y cuando lo tiene, lo entrega, lo regala, se lo quita de encima. Estas disfunciones del alma hablan de una cierta inmadurez colectiva, de una  falta de confianza que se traduce en la necesidad de “perderse”, de “extraviarse”, de “desaparecer” cuando el resultado le es favorable. Fabrica un repliegue emocional para el análisis. Son momentos donde se esconde esa rara habilidad para construir un “nosotros”, sin complejos, con el balón en los pies, como mejor se crea y se defiende, y como mejor se “duerme” un partido. Si bien en este fútbol no podemos controlarlo todo, si tenemos una gran cuota de libertad para elegir como vivirlo. Pero la selección no se lo cree. Y debe creérselo.  

El fútbol científico es una implacable máquina de novelar. Las matemáticas no son una opinión. En el fútbol si. El 4-4-2, el 3-4-3, el 5-3-2, se elevan como dioses del Parnaso de la nueva modernidad. Luego viene el talento individual y se lleva por delante la doctrina metafísica de la científica pizarra. Messi se vistió de Maradona y se fabricó un tiro libre para endulzar un resultado calmo, sin grandes sobresaltos. Con Nico González asociado con Lo Celso, con Messi, con un Paredes más retrasado, para alcanzar el final de la primera mitad con cierta tranquilidad.

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La segunda parte fue otra cosa. Argentina “entregó” el partido, y se fue a dormir el sueño eterno de la pasividad. Un equipo chileno desdibujado, se encuentró, desde el asombro, que le han regalado la iniciativa. Fue en busca del encuentro y en media hora borró a la albiceleste. Un penal detenido por Martínez y aprovechado por Vargas en el rebote, sentenció el empate. Al final saltó la “caballería” para corregir tanto desasosiego: Di María, Agüero, Correa, en busca de un partido que ya se había “ido”.  
 El 1 a 1 final refleja un tiempo para cada uno, y un fútbol ausente, para reflexionar. El debut de Argentina en la Copa América se ha visto desdibujado por la inmadurez futbolística de una selección incapaz, en la segunda parte, de controlar un partido favorable. Argentina no se lo cree, es tiempo de que se lo empiece a creer. 

 (*) José Luis Lanao, periodista y ex jugador de Vélez, clubes de España, y campeón Mundial Tokio 1979. Ex columnista del grupo multimedia español Vocento y Cadena radial COPE.
 

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José Luis Lanao

José Luis Lanao, periodista y ex jugador de fútbol. Vélez, clubes de España, y campeón Mundial Tokio 1979. Ex columnista del grupo multimedia español Vocento y radio Cadena Cope.