Los 28 años quedaron en el pasado. La maldición que parecía interminable, finalmente, quedó atrás con un grupo de jugadores que no tenía la confianza plena de su hinchada. Sin embargo, partido a partido, se ganó el acompañamiento, la credibilidad y el respeto. Con un Lionel Messi intratable, Argentina le ganó a Brasil en el Estadio Maracaná y se quedó con la Copa América.
Con una solidez llamativa y, sobretodo, con una muestra constante de energía, la Selección Argentina le ganó 1-0 a Brasil en la final. Con un golazo de Ángel Di María después de un tremendo pelotazo de Rodrigo De Paul. Con este triunfo y con mucha solidez, el conjunto de Lionel Scaloni se quedó con el título en el Maracaná.
El ciclo de Lionel Scaloni comenzó con más dudas que certezas. Con una gran presión mediática en su contra que hizo hincapié en la falta de experiencia previa, el entrenador igualmente se la rebuscó para llevar a la Selección Argentina a este punto. Sin embargo, no fue todo producto de operaciones, a lo largo del torneo hubo planteos erráticos, cambios llamativos y hasta decisiones tardías que afectaron al funcionamiento del equipo.
Más allá de esos errores que se le pueden marcar durante los partidos y esa falta de reacción, lo cierto es que también hay méritos en la renovación. Rodrigo De Paul, por ejemplo, es un completo acierto del técnico. Le dio lugar para ser ese pase que complemente a Lionel Messi que cargó al hombro a todo el equipo. La frase, a este punto remanida, sería algo así: “Con Messi solo no alcanza, pero sin Messi no se puede”.
La Copa América que se terminó jugando en Brasil por un capricho de Jair Bolsonaro arrancó de urgencia. Con canchas atroces, el primer partido de la Selección fue ante Chile. Un empate que sembró dudas por la baja intensidad y porque solo tuvo un golazo de Messi. Llegó Uruguay, con la aparición inesperada de Guido Rodríguez en el mediocampo que le dio el equilibrio y balance que necesitó la Selección. Un mediocampista central más de posición, pero con menos juego, para cortar y darle presión al conjunto un par de metros más adelante. Justo, como si fuese obra de la casualidad, ese día contra la celeste metió un gol de cabeza.
Después paso Paraguay que vivió la dinámica parición del Papu Gómez y los primeros destellos de Ángel Di María en el torneo para el 1-0 del segundo partido. Después pasaron Bolivia, el rival más accesible del grupo, con un partido maravilloso del 10 de Argentina para respirar un poco luego de lo que fue un grupo duro desde el juego, pero “accesible” desde los resultados.
Llegó después Ecuador y una victoria sufrida ante un esquema mezquino y el retorno de las dudas. Un equipo lleno de temores como el ecuatoriano complicó a la Selección Argentina que, en ese encuentro, mostró su peor cara: se replegó solo aunque no lo ataquen. Sin embargo, sobre el final Lautaro Martínez y Lionel Messi llevaron la tranquilidad necesaria para el 3-0 definitivo.
La semifinal encontró, por supuesto, a Emiliano Martínez y la frase que, a esta altura, ya quedó para la historia. “Mirá como te como”, pasó a ser el “hoy te convertís en héroe” de la Copa América. Victoria por penales y pase a la final al Maracaná. En este estadio, frente a Neymar y compañía, Argentina levantó la Copa América. Un título que rompió la maldición de 28 años y que le sacó un peso al mejor jugador del mundo.