Real Madrid está en plena fiesta. Es sábado en Wembley y sus hinchas celebran la décimoquinta Champions League. La TV le pregunta a Carlo Ancelotti qué le dijo en el entretiempo a sus jugadores, para que mejoraran tanto en la segunda etapa y terminaran ganando 2-0 a Borussia Dortmund. El DT italiano inicia una respuesta táctica, pero, enseguida, deja de hablar y se suma al canto de los hinchas: “Hala Madrid, Hala Madrid” (Vamos Madrid). Como diciendo que Real Madrid gana la Champions, simplemente, porque es Real Madrid. Y porque hay historia y “así gana el Madrid”.
En su cuenta de X un usuario asegura que, en ese entretiempo, Ancelotti optó por el silencio, que esperó que los jugadores recuperaran el aire y que, recién cuando volvían al campo para el segundo tiempo, decidió decir solo una cosa: que se la dejaran de pasar “a los de amarillo”. Era un ironía, un homenaje a Carlos Bilardo, a su única instrucción en el entretiempo cuando Brasil nos bailó en el primer tiempo en el Mundial de Italia 90. “Los de amarillo” el sábado eran del Dortmund, un equipo de hinchada formidable, pero equipo sin estrellas, que desaprovechó su buen primer tiempo y terminó sucumbiendo en el segundo ante la jerarquía de Real Madrid.
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Muchos creyeron que el posteo de X era cierto. Que, efectivamente, Ancelotti, 64 años sin alaridos, primer y único DT campeón de cinco Champions, ganador en doce de catorce finales, dio solo esa única instrucción. Que dejaran de pasársela “a los de amarillo”. Y que esa simpleza reflejaba su “sabiduría”. Su “liderazgo tranquilo” (así se llama uno de sus libros). Su estampa de “tipo común”, que le gusta que le digan “Don Carlo” y que su calma, aclaró siempre, no significa debilidad, sino equilibrio para manejar un vestuario de cracks, de egos inevitables.
Italiano al fin y al cabo, en tren de comparaciones, Ancelotti cita el caso de “Vito Corleone en El Padrino”, un hombre “poderoso y tranquilo que controla la situación”. La comparación es polémica, claro, pero nadie cuestiona hoy a Ancelotti. Cuenta el colega Alejandro Wall en su libro flamante “Revolución Scaloni”, que el modelo Ancelotti es Biblia para el DT de la selección argentina: identidad, conducción humana, humildad, equilibrio emocional y protagonismo de los jugadores, jamás del DT.
Es un estilo acaso opuesto al de Pep Guardiola, un DT más intervencionista, más intenso, de juego más elaborado, porque privilegia protagonismo y posesión de pelota. Críticos y redes aprovecharon este fin de semana para apuntarle al DT catalán y a la chequera de Manchester City, el Club-Estado bancado con dineros de Abu Dabi, tetracampeón flamante de la Premier League, la Liga más millonaria y del mejor fútbol.
Como sea, sabemos que no hay estilo ni libreto que garantice el triunfo. Y que luego están los gustos. “Hay mucho escrito, pero nadie lee”, dijo una vez un especialista. Se puede ganar con o sin la pelota, buscando protagonismo en campo ajeno o especulando con un error y contragolpear. O saber apretar en el momento oportuno. Nadie dijo que el fútbol debe ser justo. Gana el que hace más goles.
¿Y significa el triunfo de Real Madrid una victoria contra el modelo de fútbol SAD (City-Abu Dabi) que tanto insiste con imponer aquí el presidente Javier Milei? (una aspiración que amenaza con desinflarse a medida que su gobierno sufre desgaste creciente). Real Madrid, es cierto, tiene un presidente elegido por sus socios. Pero no parece el mejor modelo a citar como Asociación Civil.
Quien quiera destronar al todopoderoso constructor Florentino Pérez debería presentar primero avales personales de cerca de 50 millones de euros. A su modo, además, Real Madrid también puede ser algo así como un “club Estado” en España, favorecido en 2001 con una polémica recalificación de terrenos que le permitió sanear sus cuentas. Es “la Casa Blanca”, no por su camiseta, sino por su poder. Disfruta en su Liga repartos de dineros de TV desiguales. Y, si hay emergencias, siempre tiene jueces amigos.
Así sucedió la semana pasada con la jueza mercantil de Madrid Sofía Gil, que avaló a la Superliga Europea, un proyecto elitista de 2021 que lideró Florentino Pérez y del que fueron desertando los demás clubes poderosos de Europa, presionados por sus propios hinchas. Solo Real Madrid (y Barcelona) mantienen el proyecto. Los dos son Asociaciones Civiles. El City-Abu Dabi y el PSG-Qatar aceptaron en cambio mantenerse solidarios con el modelo de Champions más democrático de la Unión Europea de Fútbol (UEFA). No siempre todo es tan lineal.
“Democrático”, en rigor, es una expresión generosa cuando la lista de la Champions muestra que Real Madrid ganó el sábado su Copa número 15 (seis de las últimas once) y que le lleva más del doble a su escolta (Milan). Y los cracks: si hubo un Alfredo Di Stéfano, ya en la era moderna hubo un Ronaldo y un Cristiano Ronaldo. El sábado fue el brasileño Vinicius (y el alemán en retiro Toni Kroos). Y mañana será seguramente el inglés Jude Bellingham o el francés Kylian Mbappé, que será presentado esta semana como nuevo refuerzo. Y pasadomañana será tal vez el brasileño de 18 años Endrick, segundo gran fichaje, el Vinicius II.
Real Madrid es pasado, presente y futuro. Y también es Carlo Ancelotti. El DT modelo de Scaloni. El hombre del “liderazgo tranquilo”.