Touba Niang es uno de los tantos soñadores que llegó al país con el objetivo de tener una vida mejor y de salir adelante ante las adversidades. Nació en Watef, un pequeño pueblo de la región de Louga en Senegal el 12 de junio del 2001, el joven africano pasó por varios lugares hasta desembocar finalmente en Argentina y tiempo después de su arribo encontró en el boxeo un refugio fundamental. Como a muchos de sus compatriotas que llegaron a suelo nacional, el idioma fue una materia más que difícil de aprobar, pero lo logró y se siente un argentino más.
El púgil senegalés llegó a los 15 años y recorrió varias provincias trabajando como vendedor. Sin embargo, antes de ello estuvo en otros países de América y en Europa. Si bien le fue muy difícil asentarse en uno de ellos, encontró su sitio en Quilmes de la mano de su entrenador Javier Segovia en un gimnasio que le abrió las puertas para que dé sus primeros golpes a la bolsa. El deporte de los puños lo enamoró desde chiquito y recién en un recinto de la zona sur de la Provincia de Buenos Aires pudo hablar con los puños. Hoy es campeón a nivel amateur y sigue adelante para buscar que ese título se convierta en mucho más que algo a nivel amateur.
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La travesía de Touba fue larga y complicada antes de llegar a Argentina. Pasó por las costas de Brasil y España antes de comenzar a vivir una nueva vida en Buenos Aires lejos de Mbene (su madre) y Cheikh Niang (su padre), a quienes extraña tanto como a sus demás familiares y amigos de la infancia. Se reencontró con su hermano Abdou, quien desde hace años está en nuestro país y lo aconseja día a día para que siga creciendo: "Mis primeros años fueron duros porque me costaba hablar el idioma y sólo conté con su acompañamiento. Gracias a él pude salir un poco adelante", reveló el boxeador en charla con El Destape. Con el paso del tiempo encontró amigos e inició el camino que siempre soñó: "Se siente bien, es como si estuviera en casa gracias a la gente maravillosa que me apoya y me acompaña en cada paso".
- ¿Cómo fue tu llegada a Buenos Aires?
- Llegué en 2016, a los 15 años, y pasé por muchos países. Viajé desde Senegal a España en colectivo y barco, después de España volé a Ecuador en avión. Desde allí hasta Argentina fue todo en bus y en cada frontera a la que llegaba tenía que pagar para que me dejaran pasar. También estuve por Bolivia y Brasil. Lo bueno del viaje son los amigos que conocí en todos los lugares por los que pasé y algún día volveré a visitarlos. Me quedé en Buenos Aires porque mi hermano ya estaba desde el 2012 en Quilmes y con el paso del tiempo comencé a salir con los amigos que tengo acá. Pero desde que empecé a dedicarme al boxeo salgo cada tanto a comer o voy a alguna plaza nada más. De chiquito soñaba con venir a Argentina porque siempre quise conocer a Lionel Messi, que todavía no se dio pero no pierdo la ilusión.
- ¿Cómo aprendiste el idioma y cómo fue trabajar en Argentina?
- Fue gracias a la venta ambulante y la gente que conocí en el día a día que me corregían. Me dieron una mano enorme para poder hablar bien. Empecé mi vida laboral como comerciante independiente ambulante y esto me permitió recorrer gran parte del país vendiendo en ferias, principalmente en la Patagonia. Fue todo muy difícil igual, pasé hambre, sueño y no tenía la plata suficiente como para viajar cómodo. Trabajo desde que llegué al país, empecé vendiendo lentes, después bijouterie y ahora vendo ropa y calzado. Igualmente, mi objetivo principal es seguir en el boxeo y crecer cada día más en este deporte que me ayudó muchísimo.
- Teniendo en cuenta que era un sueño para vos ¿Cómo llegaste al boxeo en nuestro país?
- La verdad que de chiquito me gustó siempre el boxeo. No tenía la oportunidad de practicarlo en Senegal y con el trabajo ambulante comencé a conocer gente y amigos por los que llegué al Club 12 de octubre en Quilmes. Estuve entrenando un mes con el profe Neri Benítez y seguí en otro gimnasio. Llegué al de El Porvenir, también de Quilmes, con Javier Segovia y hasta hoy en día sigo entrenando con él. Actualmente cuento con 16 peleas oficiales a nivel amateur de las cuales gané 12 y perdí sólo 4. Soy campeón AMBAPA (Asociación de Managers y Boxeadores Argentinos Profesional y Amateur) y también gané el título de los "Guerreros del Sur". La idea es pasar al profesionalismo el año que viene y esperar que las cosas salgan como uno las planea.
- ¿Cuáles son tus objetivos de acá en más en el boxeo y en la vida?
- Uno siempre tiene cosas nuevas por aprender y sueños por delante. Sé que tengo que perfeccionar lo que sé y seguir firme con el sueño de ser campeón del mundo. Hoy me considero agresivo y noqueador arriba del ring, busco 'hacer temblar al rival', pero abajo somos amigos. Nunca terminaré de aprender y mejorar cada día en mis técnicas. Y en la vida, siempre tengo presente el sueño de volver a Senegal, capaz que no a vivir, pero sí a visitar a mis seres queridos, amigos y gente con la que compartí momentos en mi infancia.