Jorge Fernando "Roña" Castro es una de las leyendas del boxeo argentino, un púgil que dejó una huella imborrable en el deporte de los puños y que vivió muchos momentos de gloria en su carrera. Si bien los videos de su pelea frente a John David Jackson de 1994 son fáciles de encontrar en YouTube -o cualquier plataforma- en la que se hable sobre lo que sucede arriba de un cuadrilátero, su vida no fue sólo esa izquierda que quedó en la retina de miles. A pocos días de que se cumpla un nuevo aniversario de su primer combate como profesional en Buenos Aires, "Locomotora", emocionado y feliz por su presente en el lugar que más conoce, repasó su pasado y toda su historia.
El exboxeador nacido en Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz, nunca se alejó de los guantes y hoy es dueño de un gimnasio en Temperley al que asiste todos los días por la tarde. El camino para Castro fue largo, esquivó golpes pero nunca se corrió de rival difícil. Le hizo frente a todos y se plantó tanto en el ring como en la vida para no perder. A veces triunfó, otras aprendió. Pero nunca desvió sus sueños de ser campeón del mundo que nacieron cuando era un joven al que le propusieron pelear y no lo dudó ni un segundo. El excampeón del mundo de la categoría crucero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y la Federación Internacional de Boxeo (FIB) tuvo una charla a fondo con El Destape. "Si me decís 'Negro' me doy vuelta igual, ja. Me gusta más 'Roña' porque es de barrio, lo de 'Locomotora' es más por lo de deportista. Me identifico por eso porque me decían 'ahí viene el busca roña', de chiquito en Caleta Olivia", dijo a este medio.
Con más de 140 peleas en el lomo (130 victorias con 90 nocauts, 11 caídas y 3 empates), "Locomotora" se ganó un gran lugar en el boxeo de nuestro país. Si hay algo que le sobra a la hora de hablar sobre este deporte es experiencia, ya que la adquirió con el paso de los años y la cantidad de combates que realizó. Por supuesto, los años pasaron y ya no es el mismo que derribó a la gran mayoría que tuvo enfrente, pero sí intenta transmitir lo que vivió. Lo hizo, primero, con la necesidad de enseñar el deporte. En marzo de 2020, justo cuando apareció la pandemia, inauguró un gimnasio en Temperley: "Estuvimos 18 meses con las bolsas colgadas. Es recreativo, no competitivo. Acá viene el gordo, el flaco y los nenes para aprender. Pero es un gimnasio para muchos que suelen andar en la calle, trato de sacarlos de las adicciones y los traigo para acá". En la época del COVID-19, el Roña Castro parece que tomó en serio la idea del "salimos mejores" y tuvo un cambio rotundo.
- ¿Cómo pasaste la etapa del COVID-19 con el Gimnasio?
- Con la pandemia me hice solidario. Tenía seis ollas para darle de comer a la gente y lo sigo haciendo hoy en día. Me gusta ayudar. Es algo que puede hacer uno que lo haya pasado, como yo que pasé hambre y frío. Hoy en día es lindo darle eso a los que me alentaban, porque muchos chicos no me conocen, porque no me vieron pelear pero sus padres sí. Es lindo poder hacer esto por los chicos, los padres, las madres, un plato de comida no viene mal. Ahora entran, comen, se van y entra otro grupo. Los comedores están todos en el partido de Lomas de Zamora. Tengo cuatro comederos y a diez abastezco. Les doy todo a los comedores y a los merenderos, repartimos todos los días. Es lindo ser solidario, ir al Mercado Central y recibir el cariño de esa gente. Me ayudan y saben lo que estoy haciendo por la sociedad.
- Con respecto a tu carrera ¿Cómo fueron tus primeros pasos en el boxeo?
- De mis primeros pasos hace muchos años, ja. Empecé a los 14, fui a un gimnasio un día martes, estuve 3 días y me preguntaron si me animaba a pelear con el 'Trompa' Arce. Y le dije que sí, tenía 14 años, yo era corajudo me acuerdo, dije que lo iba a cagar a piñas. Me pidieron que mi mamá firme una planilla para que pueda pelear, fui a ver a la vieja y me dijo: 'andá a estudiar, que boxeo ni boxeo'. Pero había una señora cerca de casa que se llamaba Dora, le pregunté si me podía firmar, me firmó y ahí empecé a pelear. Era lustrabotas, vendía diario y ahí empezó mi carrera. Hoy en día soy lo que soy. Mi vieja primero me mandó a estudiar porque tenía que hacerlo como todo pibe. Después toda la familia me apoyó, fui el ídolo de mi mamá. Era un deportista que salió de 2000 kilómetros de Buenos Aires e hice levantar el deporte de los puños en toda la Argentina. Representé a la Selección amateur, empecé a ganar torneos, fui a Indianápolis, anduve por todos lados.
- El 28 de mayo se cumplen 30 años de tu primera pelea como profesional en Buenos Aires ¿Qué recuerdos tenés?
- Tengo muchos recuerdos porque fue mi primer pelea. Ya de amateur llenaba estadios. Yo era amateur y cobraba más que un boxeador profesional. Cuando llegué a Buenos Aires quería ser el mejor de todos y así fue, no perdonaba a uno en el gimnasio. Me empecé a hacer conocido, la primera que hice en Caleta Olivia a estadio lleno me hizo a aprender a pelear con estadios llenos. Hice muchas peleas en el sur, y ahí peleé por todo el país. Recorrí Argentina y gran parte del mundo. Era un tipo pegador, algún que otro muñeco me tiré. La primera pelea fue con Carlitos Velázquez, un gran amigo, colega. Hoy en día estamos retirados, pero como te dije quería ser el mejor de todos. Contra cada uno con el que peleaba no le perdonaba la vida. A Carlos lo considero un gran deportista y así tienen que ser todos los boxeadores, hasta que se retiran y cuando se retiran también. Muchos querían llegar a donde llegué yo, pero otros quedaron en el camino.
Dentro de su larga trayectoria, y desde que comenzó, el boxeador tuvo un ídolo. Incluso le tocó pelear con el máximo exponente de toda la historia del boxeo latinoamericano. "'Mano de piedra' (Durán) era mi ídolo, peleó con los mejores campeones del mundo. Y para mí pelear con él en ese momento fue especial. Es una gloria, un ídolo. Pensé que iba a pelear con (Sugar Ray) Leonard y peleé con él", recordó en la charla mientras se emocionaba. Fueron dos peleas en total. Una en Argentina, que la ganó y la segunda en Panamá, que fue derrota. Sin embargo, más allá de las míticas peleas con el panameño hay una que se ganó todo. Una mano de oro, en un lugar y un momento clave. Lo más parecido a Rocky.
- ¿Qué te acordás de la pelea contra John David Jackson?
- Fue una pelea que todos esperaban. Había peleado por título del mundo con Terry Norris en Francia, tuve una nueva oportunidad con (Reggie) Johnson en Argentina, en Tucumán, y me consagré campeón del mundo. Hice defensas del título y después vino esa pelea que me cagó a trompadas, venía perdiendo y pude embocar la izquierda para ganar por KO. Pero fue una pelea muy dura porque era zurdo y me complicaba. Siempre me llegaba antes con la derecha, no pegaba fuerte, tenía manos de algodón, pero hacía muchas combinaciones de golpes. Se me inflamó el ojo, se me cortó, se abrió, el árbitro me quería parar la pelea. Entonces llego al rincón, el doctor de la comisión me revisa y dice 'no puede seguir más'. Me dieron el round del campeón, salí a pelear el noveno y ahí me consagré. Pasé la Navidad con los ojos hinchados.
El boxeo, que tanto le dejó, en la previa y antes de su pelea consagratoria ante Reggie Johnson en 1994 le dio un gustazo en la vida que fue más allá del deporte. "Estuve concentrado casi dos meses en Tucumán, en el Cerro San Javier, y me pude consagrar campeón del mundo. La viví bien esa etapa, mientras no fui campeón recorrí países y peleaba por todos lados, como Tailandia, Japón, China, Sudáfrica, conocí tantos lugares que hoy lo puedo contar". En ese punto lanzó: "Fue muy lindo ser un gran boxeador, deportista y que el deporte me haya llevado por todo el mundo. Hoy estaría en Temperley sin ser campeón del mundo". Otro de los sueños cumplidos durante su carrera, desde ya, fue haber conocido a uno de los más grandes futbolistas de todos los tiempos: Diego. Y así lo recuerda con una foto en las paredes de su gimnasio. "Yo quería abrazar al ídolo, pero él me abrazaba a mí porque era el ídolo de la 'Tota'. Nos hicimos amigos, fue a comer a casa dos veces, un tipo sincero y corriente. Lo que pasa que era Diego Armando Maradona. Me acuerdo que me decía que no podía caminar por la calle, a mí me encanta salir y que me salude la gente, sacarme fotos". Es que, justamente, el Roña Castro es una leyenda del boxeo nacional.
- ¿Cómo ves el presente del boxeo argentino?
- Han cambiado las épocas, se pelea más por el dinero. Yo cuando fui campeón del mundo no alcancé a ganar un millón de dólares. Hoy los pibes pelean y no son buenos deportistas, no están saliendo muchos campeones del mundo, en mi época éramos cinco en el año. Hoy en día hacen negocios con los boxeadores y es doloroso, hay un pibe con 18 peleas invicto y lo mandan al matadero, lo cagan a trompadas y no lo saben cuidar. Yo para ir a pelear por un título del mundo hice 100 peleas y gané experiencia. Se cuida el bolsillo del mánager, van a pelear afuera, hacen un contrato de pelear por 50, pelean por 200 y los 150 se los queda el mánager. Me pasó en Sudáfrica, que me dijeron que peleaba por 50, me pidieron que firme un contrato que decía 250 mil. O sea, me estaban cagando 200 mil dólares. Después me peleé y cobré lo que tenía que cobrar, le di 50 y me traje 200.
- ¿Ves boxeo o vas a veladas actualmente?
- Miro de vez en cuando, me da vergüenza cuando me invitan al Luna Park, me piden fotos a mí cuando estoy al lado de muchos campeones del mundo. No me gusta ir a esos lugares, soy muy poco de ir a ver. Agradezco por todo lo que me dio, pero soy una persona común y corriente como cualquiera, pero también sé que para ellos soy un campeón del mundo.
- Si bien el gimnasio es recreativo ¿Te gustaría entrenar boxeadores para competir?
- No me gusta vivir del esfuerzo humano, porque de mí han vivido mucho. No me gusta entrenar a un boxeador y sacarle el dinero. Prefiero que se haga acá y que vaya a pelear con otro. No me gusta vivir de un pibe que comienza porque yo fui de la calle. Que te saquen el dinero no me gusta, prefiero trabajar de lo mío.
- En tu vida fuera del boxeo también pasaste por varias...
- Tuve un momento de fama, me invitaron al Bailando por un sueño, a la casa de Gran Hermano donde nunca pensé que iba a estar. Así como era adentro de la casa soy afuera. Viví lindos momentos en la televisión, sabía que me estaba viendo el país. Estuve dos meses adentro de la casa. Después, en el Bailando el director era Tinelli, no teníamos mucho feeling y pasó lo que pasó, no era para mí. También fui Concejal en 1996 en Caleta Olivia. Ahora quiero ser Concejal en el Partido de Lomas de Zamora para ayudar a la gente, es lindo poder ayudar. Yo sé que un político lo puede hacer, pero yo sé que no se meten donde yo me meto. El día de mañana si me votan seguro los voy a ayudar. El día que sea algo quiero ayudar como lo estoy haciendo a esa gente que es la que más necesita.