El peronismo es sinónimo de deporte en nuestro país y el nombre de Pascual Pérez es uno de los más claros ejemplos. El "León mendocino" de un metro cincuenta pasó a la historia un 26 de noviembre de 1954, fecha de la cual este martes se cumplen 70 años y momento en el que Argentina tuvo su primer campeón mundial en boxeo. Aquel púgil nacido en Tupungato que brilló entre los moscas cosechó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 1948 se consagraba en Japón 6 años más tarde en una pelea épica y después de combatir le dejó un mensaje a Juan Domingo Perón a la distancia como símbolo de lealtad al expresidente, quien a raíz del primer logro le regaló una casa y hasta un auto que perteneció a Eva Perón.
Esa jornada no fue el comienzo del vínculo entre el deportista y el General, ya que en julio de aquel año el propio mandatario hizo las gestiones para que el campeón nipón Yoshio Shirai venga a pelear al Estadio Luna Park contra "Pascualito". El cruce terminó en empate y Perón disfrutó desde la primera fila mientras Pérez daba un paso gigante para su carrera. Esa noche no hubo título en juego, pero dio lugar a la revancha que tuvo lugar meses después en el Korakuen Baseball Stadium de Tokio por el cinturón de la Asociación Nacional de Boxeo, hoy conocida como Asociación Mundial de Boxeo (AMB). El boxeador argentino ganó en las tarjetas y luego, a través del micrófono del relator del duelo, envió un saludo de agradecimiento a quien lo ayudó a alcanzar la gloria.
"El recuerdo del General Perón, su estímulo, su cariño por todos los deportistas fue el acicate y el pensamiento que mantuvo mí fe, aún en los momentos más difíciles de la pelea", esbozó el mendocino cuando hablaba con Manuel Sojit. Sin embargo, la frase que todavía retumba como el "dos potencias se saludan", del "Mono" Gatica, es la de "cumplí, mí General". Esas palabras por parte de Pérez fueron una clara demostración de lo que el mandatario significó en su vida y su carrera, quien a su vez horas más tarde lo recibió en el aeropuerto de Buenos Aires. Esa lealtad también lo obligó a exiliarse poco después de la Revolución Libertadora de 1955, aunque nunca se alejó del boxeo y hasta defendió 9 veces su corona.
Tal fue ese cariño que se tuvieron, que en el exilio le enviaba a Perón el dinero que ganaba peleando en Centroamérica. El hijo del "León mendocino", a quien su padre le decía "yo fui amigo de Perón" y quien jugaba con los caniches del propio líder político lo recordó en una entrevista con el medio Arena Deportiva años atrás y sostuvo: "Mí padre alquiló una casa en República Dominicana. Las bolsas que ganaba boxeando se las daba a Perón, porque él no tenía dinero". La séptima vez que expuso su título fue una de las más significativas y tuvo lugar en Filipinas en 1958, donde el argentino dejó en el camino al local Dommy Ursúa para luego hacerse de 40.000 dólares. "Pascualito" le envió ese dinero debido a que el expresidente tenía los bienes congelados y agradeció aquel gesto del General de otorgarle un DeSoto modelo 1951, de lo cual declaró tiempo después: “Lo que nunca me perdonaron fue que Perón me regalara ese auto”.
El retiro y el paso a la historia grande de una leyenda del boxeo argentino: Pascual Pérez
El 16 de abril de 1960 terminó el reinado de Pascual Pérez como campeón mundial mosca con la derrota por puntos ante el dueño de casa Pone Kingpetch, quien lo venció en fallo dividido. Por supuesto, su carrera en el boxeo continuó y cosechó varios triunfos al hilo, aunque no volvió a ser campeón como sí lo fue a nivel nacional entre 1953 y 1954. El nacido en Tupungato colgó los guantes en 1964 tras perder en Panamá con Eugenio Hurtado y se despidió del deporte de los puños con 84 triunfos (57 por KO), 7 derrotas y un empate.
Tal como la Revolución Libertadora lo obligó a dejar el país junto a sus seres queridos, el regreso de la democracia -y del peronismo- en 1973 le dio la oportunidad de tener trabajo tres años después de que se retire. "Pascualito" tuvo trabajo asegurado en el Ministerio de Desarrollo Social, lugar que hoy lleva la imagen de Eva Perón, y hasta en una panadería del barrio porteño de Once y lamentablemente murió a los 50 años un 22 de enero de 1977 producto de una insuficiencia hepatorrenal en la Clínica Cormillot. Luego de que sus restos queden varados durante nueve horas en una ambulancia estacionada frente a una empresa fúnebre a la espera de que sus amigos y familiares encuentren un lugar para el velorio, pero también reúnan 3500 dólares para llevar a cabo el sepelio, descansan en el panteón de la Casa del Boxeador en el Cementerio de la Chacarita, luego de que una larga caravana lo acompañe desde el Estadio Luna Park.
Los reconocimientos en nuestro país con el paso de los años no tardaron en llegar y tampoco los de carácter internacional. La Federación Mendocina de Box lleva su nombre y hasta tiene su propia estatua en el Paseo de la Gloria de la Costanera de la Ciudad de Buenos Aires que se inauguró en 2015. En 1995, el Salón de la Fama Internacional ubicado en Nueva York lo incluyó entre las leyendas del boxeo y en 2017 la Asociación Mundial de Boxeo sacó a la luz una lista de los mejores de la historia, donde Pascual Pérez no faltó.