La batalla por el sillón presidencial de Boca ya comenzó. Aunque para diciembre falta una eternidad, la cuenta regresiva está en marcha. Uno de los principales motivos es lo que está en juego, que excede por bastante el mero hecho (para nada menor) de comandar los destinos de uno de los dos clubes más grandes del país y de América por los próximos cuatro años. El condimento, por si a la cuestión le faltara sabor, lo ponen los personajes que le dan nombre y rostro a la contienda: Juan Román Riquelme, figura principal del oficialismo, y Mauricio Macri, líder de la principal fuerza opositora. El inventor del Topo Gigio y el destinatario de aquel saludo que Messi reeditó ante Holanda en el Mundial, como desde hace más de dos décadas, vuelven a estar enfrentados.
“Quizás está dispuesto a acompañar, a lo mejor en la lista, para dar su apoyo. Hay que ver qué va a hacer de su futuro también”, opinó Daniel Angelici, alguien que lo conoce muy bien a Macri. Desde el entorno del ex presidente alimentan una línea similar. No se habla de un cargo concreto, de un lugar específico en una lista. Se habla de apoyo. Acompañamiento. Como el que le dio a Andrés Ibarra en declaraciones públicas.
Ibarra hoy es la cara de la oposición. Supo ser Gerente del club en la primera presidencia de Macri y también lo acompañó en el Gobierno de la Ciudad y como Ministro de Modernización y vicejefe de Gabinete en el Gobierno de la Nación. Macri apoyó hace algunos meses la candidatura del hombre con el que escribió el libro “Pasión y gestión”, que se publicó en 2009 y analiza los 12 años de gobierno macrista en Boca. Aunque hay quienes muy por lo bajo se atreven a insinuar que Macri no descarta la aventura de volver a ser presidente de Boca. “A mí me encantaría, pero no va a ser candidato”, sentenció el Tano, que condujo los destinos del club entre 2011 y 2019. "La etapa mía en Boca terminó por el momento. Sí voy a acompañar al candidato de la oposición. Con mi voto o con lo que me pidan", completó quien como tesorero del club tuvo su primera aparición en la arena pública al negarse a firmar una mejora en la renovación del contrato de Riquelme.
Fue justamente el máximo ídolo de la historia de Boca y actual vice del club el que puso fin a la gestión Angelici y a más de dos décadas de gobierno del club de un mismo signo político. Y lo hizo en una elección que marcó un récord de participación. En aquella ocasión, Riquelme ocupó el lugar 12 entre los vocales en la lista encabezada por Jorge Amor Ameal, pero su presencia fue determinante en la elección. Ahora lanzó su propia agrupación, Soy Bostero, aunque mantiene bajo llave cuál es su plan de cara a diciembre. Todos los caminos conducen a que se lanzará a presidente del club, pero como tantas otras cuestiones en la vida del hombre de Don Torcuato, es un verdadero misterio, algo sólo conocido por un núcleo muy reducido y casi inexpugnable de personas de la más absoluta confianza de Román.
No deja de ser una decisión, una estrategia, una forma de manejarse. Del otro lado, y Riquelme lo sabe muy bien, no está solo Andrés Ibarra. Nada más lejano de la realidad. La oposición al actual oficialismo en Boca es la derecha de la política nacional, con la clara figura de Macri, es la pata judicial articulada por Angelici para bombardear la gestión Ameal (léase bombardear a Riquelme) con la titular de la fiscalía de eventos masivos Celsa Ramírez como espada, es lo más concentrado y hegemónico del periodismo deportivo, que pone sus medios al servicio de la causa de la oposición en Boca para amplificar cuanto le sea posible lo que algunos personajes de la vida del club tienen para decir en clave de campaña. “Es un ídolo pero fuera de la cancha siempre dejó mucho que desear”, lanzó Angelici, a quien nadie le consulta sobre los números reales de su gestión ni sobre sus vínculos con la barrabrava.
“De no ser por Bianchi no hubiera llegado a donde llegó”, dijo Riquelme no hace mucho sobre el hijo de Franco. Y no es casual el palito que bien sirve de aclaración para algún desprevenido. Porque en el Mundo Boca, no todos ven a Macri como el hombre que endeudó al país en más de u$s 45.000 millones o a un ferviente impulsor de la privatización de los clubes y sus actividades. No son pocos quienes lo siguen definiendo como el responsable de los años más gloriosos de la vida moderna del club y como la principal figura del espacio político que administró Boca del ‘95 al 2019.
“Los bosteros somos hinchas de Boca. No somos de ningún otro club ni de un partido político”, comentó Román días atrás. Desde lo más íntimo del evidente destinatario del comentario dejaron conocer que el próximo 3 de abril, cuando Boca cumpla 118 años de vida, podría haber un anuncio de Mauricio Macri referido a la vida política del club. ¿Habrá que ir preparando los pochoclos para una nueva temporada de esta ya legendaria batalla? Más temprano que tarde, esta pregunta encontrará su respuesta. Por lo pronto, no es un tema que sólo deba interesarle al hincha xeneize. Ese sillón supo darle un presidente al país, vaya si la importancia de esa elección trasciende las fronteras del famoso Mundo Boca.