No son días tranquilos para Boca Juniors. Todo comenzó el martes pasado, con la abrupta eliminación en Copa Libertadores frente a Corinthians en La Bombonera que puso en jaque al proyecto de Sebastián Battaglia. Luego, el despido del DT y tiempo más tarde, la salida de un referente como Carlos Izquierdoz del equipo. Este sábado, cayó 2-1 vs. San Lorenzo en el Pedro Bidegain y la furia azul y oro la vivió el vestuario visitante.
Las imágenes son muchas y bastante contundentes. La parte externa del vestidor que utilizó el Xeneize en el Nuevo Gasómetro quedó con agujeros, producto de lo que parecieran piñas o taponazos con los botines. Tanto en la puerta de entrada, en los lockers, como en los diferentes ploteos que se observan a los costados del pasillo que lleva al campo de juego.
Quien tomó la palabra tras lo ocurrido fue Horacio Arreceygor, actual presidente de San Lorenzo. "Rompieron varias cosas, el ploteo y todo... Estuvimos discutiendo con parte del plantel porque nos pareció una irresponsabilidad total de parte del plantel de Boca. Entiendo que son calenturas y broncas del partido", lanzó en diálogo con la prensa. El club de Bajo Flores iniciaría un reclamo ante la Liga Profesional de Fútbol en busca de algún resarcimiento.
A pesar de la salida de Sebastián Battaglia, el pasado miércoles por la noche en busca de dar un volantazo para olvidar la eliminación de la Copa Libertadores, Boca continúa con la mala racha y todo indica que los murmullos comenzarán a escucharse en La Bombonera. Lleva tres derrotas consecutivas y quedó con nueve puntos, muy lejos de la punta y de la lucha por el campeonato. Mientras los resultados no se dan, los problemas se duplican.
Durante la tarde, en el Nuevo Gasómetro, Marcos Rojo llevó la cinta de capitán y convirtió de cabeza el gol para abrir el marcador. Al festejar, no dudó: se sacó la cinta y corrió en dirección al banco de suplentes, donde abrazó a Carlos Izquierdoz y dejó en claro la postura de todo el plantel sobre su salida del once titular. Si bien poco duró la alegría, el mensaje a la hinchada y al Consejo de Fútbol fue contundente.
El festejo de Rojo:
Como todo clásico, más allá del resultado, el partido se calentó y se pasó de revoluciones. Patadas, agarrones, quejas con el árbitro Fernando Espinoza y discusiones que tuvieron -principalmente- a Rojo como protagonista. En medio de la bronca, derrotado y golpeado ya en el suelo tras una semana para el olvido, los futbolistas descargaron su furia contra las instalaciones del estadio.
Si bien hace pocas semanas, el Xeneize parecía afirmarse y sumar varias victorias claves al hilo para ganar la confianza necesaria; todo cambió tras la eliminación en el máximo torneo internacional. Sin juego, pocas ideas, sin personalidad y ninguna reacción desde el banco de suplentes, la caída parece no llegar a su fin. El último registró de tres partidos consecutivos perdidos por el torneo local es de hace 10 años, durante el 2012, frente a Arsenal, All Boys y Quilmes.