Yemen y el fútbol que sobrevive en medio de la guerra

El país sufrió una devastadora guerra civil y el fútbol logró sobrevivir, incluso con una victoria histórica.

29 de julio, 2023 | 00.05

Durante la última década, Yemen ha sido escenario de una devastadora guerra civil, dejando a su paso una de las mayores tragedias humanitarias de nuestra época. Sin embargo, en medio del caos y la adversidad, surge un asombroso destello de esperanza: la pasión por el fútbol que persiste en el alma del pueblo yemení. Este deporte ha cobrado un papel significativo en la vida social del país, ofreciendo momentos de alivio y pequeños milagros que han logrado mitigar, aunque sea temporalmente, el dolor padecido. Pero también refleja las dificultades de una nación que aún hoy no puede encontrar la paz.

Entender el conflicto político en Yemen es complejo, pero necesario para comprender su situación actual. Tras las protestas durante la primavera árabe, en 2012 renuncia el presidente Ali Saleh, siendo reemplazado por su vicepresidente Abdrabbuh Hadi. Esto no fue bien recibido en especial por la insurgencia de los hutíes en el norte, de origen chíita y zaidi, que crecían en influencia y poder armamentístico. En 2014, el conflicto escaló bélicamente, lo que llevó a la toma de Sana'a por los hutíes, obligando al gobierno a nombrar temporalmente a Adén como la capital. Desde entonces, Yemen está dividida de facto: los hutíes, con el apoyo de Irán, dominan la región del noreste, mientras el gobierno reconocido internacionalmente domina en el sur (aunque actualmente con ciertas problemáticas internas), con el apoyo de Arabia Saudita, la liga árabe y Estados Unidos. Esta guerra ha sumido a Yemen en una grave crisis humanitaria que se ha extendido ya por demasiado tiempo, con miles de muertos en combates armados y millones de civiles viviendo en condiciones precarias y sumidos en la indigencia. El intento de normalización de las relaciones entre Arabia Saudita e Irán, propiciadas por China, es el principal motivo detrás de la ilusión de un cese al fuego y una tregua que permita, poco a poco, desescalar el conflicto. Y aunque se han dado pasos importantes en los últimos meses, esto todavía parece lejano.

Mientras tanto, la vida diaria en las distintas ciudades de Yemén continúa, y poco a poco en los últimos años se volvió a vivir en varias zonas, y de manera muy precaria, algo similar a una normalidad. Y dentro de esa "normalidad", los especialistas y el periodismo deportivo local coinciden en algo: el fútbol no sólo ha mantenido sino que ha aumentado su popularidad desde el inicio de la guerra. Una explicación, quizás la mas lógica, habla de la necesidad de la mayoría de las personas de encontrar estos ámbitos de distención en un país que desde hace casi una década vive en una guerra civil que enfrenta de manera subrepticia a las dos grandes potencias de la región.

Otra explicación también es la rica historia que tiene el fútbol en Yemén. De hecho, uno de los clubes mas antiguos en toda la región del golfo árabe se formó en estas tierras: En 1905 el Al-Tilal era fundado en la ciudad de Adén y para muchos historiadores locales incluso es el primer club de Medio Oriente, aunque este es un hecho discutido. Desde ese momento, muchos equipos han tenido una fuerte historia a nivel local y eso también, poco a poco, fue impregnando la identidad de una nación que ya ha tenido divisiones en el pasado. Durante el período de división entre Yemén del Norte, aliada al panarabismo y Yemén del Sur, de raíz socialista, varios equipos de fútbol fueron actores clave a ambos lados de la frontera e incluso se llegaron a disputar torneos para fomentar lazos de unidad.

Que el talento y la pasión por el fútbol corren por las venas de este país devastado por conflictos no lo duda nadie. En la región siempre se respetó al futbolista yemení y su liga, a pesar de las dificultades económicas. Incluso antes de la guerra era un destino bien visto por jugadores africanos, que usaban la liga de trampolín para llegar a clubes mas poderosos en el Golfo. Mas allá de la milagrosa clasificación la Copa Asiática 2019, quizás el talento sea mejor expuesto con el título que alcanzó la selección juvenil en el Campeonato de Asia Occidental en 2021, el primero de su historia, y derrotando por penales en la final a Arabia Saudita. Lo que para muchas selecciones mas poderosas, incluso en la región, era visto como un torneo menor y de preparación, para Yemen fue un motivo de orgullo que provocó la salida a las calles de Sana'a y Adén de miles de personas celebrando.

Pero mas allá del milagro, es en los detalles donde se esconde el verdadero significado de la historia. Si bien para el mundo el título mostraba la fuerza de un pueblo golpeado por la guerra, las rencillas internas políticas no tardaron en aflorar. La mayoría de los jugadores eran de los clubes de la región de Adén en el sur. Y si bien esto tuvo la ventaja de permitir una concentración extendida de los jóvenes de mas de tres meses, lo cierto es que la disputa interna en la Federación entre los representantes de las dos regiones no tardó en mostrarse con toda su fuerza. Para muchos dirigentes, el triunfo era de "una parte" de Yemen, y no de todo el país. Pero esto da a entender algo fundamental que explica también la relevancia que tomó el fútbol: a pesar de las divisiones internas, la federación siempre se mantuvo unida.

Y ese quizás sea el mayor logro. Mientras ambos lados se disputan políticamente el dominio del país, la Federación de Fútbol de Yemen siempre siguió representando al territorio entero. Hay muchas explicaciones, pero la mas sencilla es que la dirigencia, en especial su presidente, Ahmed Al-Essa, logró de alguna manera no "partidizar" las expresiones públicas y entablar buenas relaciones especialmente con los hutíes (especialmente, vale decirlo, haciendo la vista a un lado ante la entrega o captura de fondos públicos o de la FIFA por parte de ellos). Al-Essa es el hombre fuerte del fútbol yemení, presidente de la federación desde 2006. Su poder es tan fuerte que no fue cuestionado ni por los hutíes, a pesar de que Al-Essa siempre estuvo vinculado e incluso llegó ser presidente de la Coalición Nacional del Sur.

Mas allá de esto, es imposible escapar a las consecuencias económicas de la guerra y la paralización que esto provoca. El fútbol local, como tantos otros deportes, estuvo oficialmente suspendido desde 2015 hasta 2021, con un breve intento de normalización a fines de 2019 que fue interrumpido por la pandemia. Fue recién hace dos años que se pudo volver a organizar una liga nacional, aunque dividida en dos regiones y con una etapa final jugada en sede neutral.

Aún con las dificultades, el público respondió: la mayoría de los partidos se juegan con buena presencia de la gente en la medida que la vulnerable situación de seguridad lo permita. Sin embargo, para quiénes forman parte de la cuestión diaria del fútbol yemení, esto no es suficiente. Si antes de la guerra había poco dinero para financiar al fútbol local, ahora hay menos. Por eso muchos le exigen a la federación, y en especial a Al-Essa, que se pudo haber hecho más en este tiempo.

El ejemplo que mejor gráfica las necesidades por las que pasa el fútbol yemení se dio este año. En la Copa del Golfo, una imagen se volvió viral cuando en una sustitución durante contra Arabia Saudita, dos jugadores yemeníes intercambiaron el único par de canilleras que tenían. La imagen fue foco en toda la región, e incluso instaló fuertes debates sobre el trasfondo que aquejaba al país. Mohammed Al-Awlaki, un periodista deportivo local, lo retrató con simples palabras: "Una instantánea trágica que no se puede ver ni en las canchas de barrio". El contraste era claro: Mientras los saudíes enviaron un plantel alternativo con todos los lujos de un equipo de elite, la Federación de Yemén apenas si pudo concretar un pequeño y caótico campo de entrenamiento en Egipto. Para muchos, reflejaba la grave situación social que vive el país. Para otros, la desidia de Al-Essa.

Pero el fútbol siempre va mas allá de las cuestiones políticas internas, y las ciudades mas importantes de Yemen encontraron otro vehículo de normalización: el Mundial. Mas allá de la cercanía geográfica (y en ciertos aspectos, cultural) con Qatar, el evento en sí mismo y su relevancia cumplieron varios objetivos. Así, en muchos sectores motorizó un incremento mas que necesario en una deprimida situación económica, como por ejemplo tiendas deportivas o electrónicas, o incluso en bares o establecimientos que transmitían los partidos. No obstante, quizás el mayor aporte que pudo traer fue cierto sentido de normalización y pertenencia, que intentó ser aprovechado por distintos gobiernos locales a ambos lados del conflicto. Estadios, plazas y lugares públicos fueron poblados con pantallas gigantes para ver los partidos mas importantes de la Copa, marcando en muchos casos altos niveles de asistencia.

Es difícil predecir cómo continuará la situación en Yemen. La frágil paz que se puede lograr está supeditada a una tregua entre potencias regionales con final abierto. Pero en medio de la incertidumbre algo queda claro: el fútbol ha sido, es y será más que un deporte para este pueblo. Es una válvula de escape y un símbolo de unidad. Es, incluso, parte de su historia y grafica la resiliencia que en muchos momentos ha tenido que mostrar. Y aunque las dificultades aún persisten y la paz parece lejana, lo cierto es que el fútbol ha mostrado que siempre queda lugar para un pequeño milagro más.