(Por Josefina Marcuzzi) Invitada por el Festival Internacional de Poesía de la Feria del Libro de Buenos Aires, la poeta y escritora catalana Blanca Llum Vidal llegó a la Argentina para presentar su obra La princesa Sois vos (Club Editor), un epistolario que traza el recorrido de las cartas que una mujer le escribe a un hombre que no contesta nunca, un tratado en clave medieval y con gran sentido del humor sobre la soledad y la desesperación de quien ama y no es correspondido.
La autora escribió este texto en catalán, que fue publicado simultáneamente en español. Su traductor lo advierte en el epílogo: en este libro la poesía se ha vuelto epístola y la narradora no se encuentra con su amado. La persona amada está ausente o bien no se quiere mostrar, por eso las cartas oscilan entre el cariño, la devoción y la desesperación, en un libro que juega con el ritmo de lectura para teatralizar una historia de clásico amor romántico, cuasi novelesco.
Blanca Llum Vidal es una poeta joven, fundamental en la escena poética contemporánea de España y también del mundo. Forma parte de los 33 poetas que conforman el Festival de Poesía de la Feria del Libro, ciclo de varias mesas de lectura que incluye una hoy a las 20.30 donde participará la autora junto a Tom Maver, Gabriela Álvarez y Lucas Margarit.
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El proceso creativo de Llum Vidal no estuvo regido por una idea inicial: comenzó escribiendo una carta, y luego otra, y otra, y con el devenir de todas ellas se fue formando el corpus de este texto que sorprende y combina grandes momentos de humor con una historia casi trágica que resuena a amores antiguos, descarnados, despiadados.
Quizás lo novedoso anide en que Llum Vidal pega la vuelta y en un mundo en donde las historias de amor tradicionales entre un hombre y una mujer son un poco vintage, reivindica el papel de los amantes que lo dan todo y se divierte poniendo sobre la mesa los celos y la envidia como rasgos humanos inevitables.
La autora recibe a Télam en el hotel donde se aloja en el barrio de Palermo, a apenas unas cuadras del predio de la Rural, y destaca que para ella es fundamental el espacio que se le da a la poesía en este festival que se aloja en una de las Ferias del Libro más grandes que ha visto.
- Télam: Tenés varios libros publicados de poesía pero este libro, "La princesa sois vos", no pareciera ser poesía y tampoco narrativa, es como un híbrido. ¿Cómo te sentís con esta propuesta tan diferente a lo que venís haciendo?
- Blanca Llum Vidal: Me gusta cómo lo has formulado porque hay gente que dice: es poesía, aunque esté en prosa. Hay gente que dice: es prosa, con algunos resuenos de poesía. La verdad es que no hubo una decisión muy clara de decir: vale, ahora me voy a alejar de la poesía y voy a escribir narrativa. Más que nada para mí el proceso de escritura es muy parecido, cómo me relaciono con la letra al final. Y tiene que ver con el ritmo. Para mí la poesía es una cuestión muy física, que tiene que ver con el cuerpo y que se parece un poco a la danza. Escribo en voz alta siempre, escribí en voz alta esto al igual que los poemas. La cuestión del género a mí no me determina mucho, me gusta lo híbrido. También he escrito un libro de poemas en prosa.
- T: ¿A qué te referís con eso de "en voz alta"?
- B.L.V: Cuando estoy sola escribiendo escribo literalmente en voz alta, me lo voy diciendo. Borro también, me lo vuelvo a decir, no estoy en silencio. Si no me entra bien por el oído no puedo seguir adelante. Necesito mucho escucharlo. Tiene que ver con la musicalidad, incluso me sorprende bastante en este caso la musicalidad de la traducción al castellano, que es muy distinto al original en catalán. En castellano las frases son más largas, es como que se dilatan. Para mí la escritura es rítmica.
- T: En el libro hay centralmente una historia de amor pero también hay otros temas un poco políticamente incorrectos: los celos, la envidia, una mujer que define a un hombre como "princesa". ¿Qué juego o intención literaria hubo ahí?
- B.L.V: Me gusta este planteo de lo políticamente incorrecto porque sí que no hay una intención inicial. Pero a partir de un momento y de determinadas cartas sí, vale, eso apareció. En un momento en que están en juego distintos feminismos, en que hay una serie de ideas y conceptos como el amor menos posesivo, la deconstrucción del amor romántico, a grandes términos... aquí se reinvindica todo eso no como un valor positivo sino como un valor humano. Es decir: celos y envidia sentimos todos y todas. Y ya que están, pues que vengan, los vamos a vivir. Sentimientos humanos que en ningún caso hago apología, pero sí que los planteo porque están. Y hay un juego y una ironía con eso. También en la firma de las cartas, vuestra, siempre vuestra, a veces vuestra... y ahí el posesivo que hoy en día es raro, con el estado de cosas, y del pensar las relaciones y el amor. Ya no toca jugar con los posesivos. Lo que interesa es la libertad, la autonomía. Pero somos seres dependientes, en el fondo, o sea que está bien que no nos haga daño pero sí que dependemos uno de los otros. Juega con el conservadurismo, pero no para exaltarlo, sino traspasarlo. Hoy leía un artículo sobre Zizek y el amor líquido y el amor romántico, y es un poco pues pasar de aquí a allá, no solo situarse en una parte porque es mejor, sino que quizás somos más complejos y ambiguos.
- T: Creo que el texto tiene un componente grande de lo lúdico, por momentos es hasta divertido. ¿Qué te pasa a vos como autora? ¿Te divertiste con este libro?
- B.L.V: Yo me lo pasé bastante bien escribiendo esto, me reí bastante. En los textos se nota bastante los sentimientos desde donde se escribe, desgarrado, eufórico, maníaco. Y hay un juego, como dices, formal. Aquí en Argentina es habitual, pero el vos en el catalán no es habitual, se remite a un tiempo histórico y lingüístico pasado. Ya no se utiliza. Son como cartas del siglo XIX, que se dirigían los amantes a través del pronombre vos. Entonces sí que hay un aparato formal y estilístico que remite a un tiempo que ya no es, incluso con la elección de la carta como medio de comunicación. Es un registro de los epistolarios antiguos, las cartas de Celine. Pero luego al final los temas son bastante actuales. Pero son actuales encriptados. Si hablaba de pandemia no tenía ganas de utilizar esa palabra porque tampoco hablar de temas "de ahora" me interesa... por supuesto no voy a evadirme a la realidad en la cual estoy, pero si estás muy pegado al momento presente es difícil analizar. Entonces era un juego: no era pandemia, era maleza.
- T: A lo largo del libro hacés un uso de las mayúsculas bastante particular, las ubicás en palabras de manera indistinta. ¿Con qué objetivo?
- B.L.V: La dicotomía de cosas "grandes y pequeñas" que hay en las cartas. Hay conceptos enormes como muerte, vida, amor... pero también aparecen las palabras mesa, manzana, chaqueta en mayúscula. Palabras muy comunes, con la intención de ponerlas al mismo nivel de importancia. Porque no solamente es importante la tradición del pensamiento filosófico, sino también la vida cotidiana, de cada día.
- T: ¿Qué referentes tenés hoy en la poesía?
- B.L.V: Leo poco autor vivo. No porque no me interese ni mucho menos... Berta García Faet por ejemplo es una poeta que me interesa mucho, es Valenciana. En Cataluña María Callís, Laia Malo, Luna Miguel. Lo que pasa es que al final acabo leyendo autores no vivos. Es que hay tanto... que aún queda mucho. De grandes referentes diría Marina Tsvetáyeva, Paul Celane. Lo que pasa que yo no pondría sólo como referentes a poetas, porque muchas veces me inspira mucho más la narrativa. Leer a Kafka, Víctor Catalá, Marguerite Duras. Duras es una gran referente de escritura, también de artista, sus compromisos políticos y humanos siempre me interesaron mucho y la traduje dos veces.
- T: Hay un tramo del libro en que decís el futuro parece antiguo y el presente es una mierda. ¿Qué pensás sobre esta frase por fuera del libro?
- B.L.V: Es un resumen de lo que siento con la época en que me ha tocado vivir. El presente parece antiguo... pienso en la guerra en Ucrania. En un momento de modernidad ultramoderna, inteligencia artificial, drones, capitalismo salvaje... y a la vez, están como hace 200 años: artillería pesada, bombardeos, fosas comunes. Estamos como en un momento bajo una cierta idea de progreso, pero al final hay elementos, los más salvajes y violentos, que me remite a un pasado que vuelve y vuelve.
Con información de Télam