Víctor Hugo Morales, íntimo: "Mi primer sueño fue convertirme en actor de radioteatro"

A pocos días de su debut como dramaturgo en El Reproche, obra teatral que llegará al mítico teatro El Picadero (Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA), Víctor Hugo Morales dialogó con El Destape, en una charla íntima sobre sus sueños y su pasión por la cultura.

23 de enero, 2022 | 00.05

El amor de Víctor Hugo Morales por la cultura y las expresiones artísticas es tan grande que, durante la pandemia, pasó de espectador a dramaturgo. El Reproche, obra que llegará a la acogedora sala del Teatro Picadero (Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA), marca su debut autoral en el campo teatral. En diálogo con El Destape, el talentoso relator de fútbol y periodista de actualidad sociopolítica adelanta su nuevo proyecto, y reflexiona sobre su presente y su pasado, mientras espera con ansías el estreno, programado para el próximo jueves 3 de febrero.

- Me imagino la emoción por la que debés estar pasando.

Sí, aunque estoy súper preocupado en el sentido de ver cómo sale todo. Siempre es un motivo de angustia cada nuevo desafío.

- ¿Cómo surge El Reproche?

Durante la pandemia -y no por echarle la culpa- estuve mucho tiempo muy solo, por lo que me dediqué a escribir: escribí el libro Batalla cultural, escribí un intento de obra de teatro sobre el periodismo y el poder, que me resultó un mamarracho y la tiré a la basura, y unos sesenta poemas, que no me parecieron que aportaran nada al libro de poemas que he escrito, La herida azul. Y luego, un día empecé con un ensayo de diálogo -algo que uso mucho para agilizar los temas políticos, interponiendo los argumentos de una parte y la otra, como si jugara al ajedrez en un mano a mano solitario- con muchas cosas que iba escuchando de compañeras, amigas y hombres, en torno al feminismo.

En base a eso armé una discusión, la escribí, y cuando la terminé se la mandé a dos o tres amigos que me entusiasmaron con sus devoluciones. El ensayo de diálogo llegó a Marina Glezer, que pensó que bien podría funcionar para un radioteatro de la AM 750. Lo hicimos y el resultado fue maravilloso: Cecilia Roth, Marcelo Subiotto y Divina Gloria le pusieron voz a mis palabras; me gustó mucho escuchar El Reproche por la radio. En determinado momento empezamos a pensar con Julieta Otero, la directora de la puesta, la posibilidad de llevar la obra al teatro. Fuimos puliendo el texto hasta llegar a lo que es el libreto. Hablar así de las cuestiones del amor y del mundo de las mentiras me generó inconmensurable placer.

- Escribiste mucho y tiraste mucho, ¿sos muy auto exigente con tu trabajo?

Creo que fue muy obvio lo que no me gustó, no tuve dudas, no precisé consultar a nadie. Cuando tenía tres cuartos de la presunta obra en la que quería hablar del poder y el periodismo, con una redacción imaginaria de un diario de pueblo, me di cuenta que estaba repitiéndome casi con las mismas palabras de mi discurso periodístico diario, y dije 'no, esto no camina'.

En cambio en este texto le encontré la vuelta, me reía mientras lo escribía, me emocionaba, me pasaron cosas mientras lo hacía, y por eso me animé a compartirlo. Quizás ahí lo que me pueda faltar sea un mayor nivel de exigencia. Para el radioteatro estaba muy bien, para el teatro hay que verlo todavía. Yo mismo, a partir del 3 de febrero, lo voy a estar descubriendo.

- ¿No fuiste a ver alguno de los ensayos?

Fui a ver un ensayo y quedé sumamente asombrado con lo maravillosos que son los actores, tanto Claudio Da Passano como Malena Figo y Mayra Homar. Los quiero muchísimo. Verlos defender el texto me resultó asombroso. El ensayo tiene algo mágico, porque vos estás charlando con toda la gente y de repente alguien golpea las manos y dice, 'bueno, vamos con esta escena', y los actores se transforman de una manera muy misteriosa. Si la obra llega a ser respetable para el público, me sentiré muy feliz.

- De espectador a dramaturgo, ¿te da pudor ver tu nombre en una marquesina?

Muchísimo. El que vaya al teatro esperando William Shakespeare, Mauricio Kartún, o Tito Cosa, por decir algunos nombres que admiro, va a rebotar. Pero, por otro lado, si cada uno de los escritores hubiera pensado, 'mirá, si existe Shakespeare no hago falta yo', nadie hubiera escrito nada nunca más. Veo, presumo, cien obras por año, algunas muy buenas y otras regulares -del teatro independiente, muy pocas no me han enganchado- por lo cual pienso que esa pretensión de que, de movida, tengo que hacer una muy buena obra, no tiene que mortificarme. Porque, como atinaste desde la pregunta, me da mucho pudor la situación. Es algo inesperado. Como cuando publiqué el libro de poemitas. Nadie pensaba que un tipo del periodismo serio haría eso. Fue una sensación un poco rara.

- Entiendo, pero también habla de tu sensibilidad como ser humano. Víctor Hugo Morales no es solamente un periodista político.

Bueno, cuando uno hace programas de radio, por ejemplo, creo que eso se nota. Lo que sucede es que abocarse a hacer algo que tiene que ver con tus intereses de espectador, es un poco más difícil. Es maravilloso cómo en la charla con Julieta Otero yo sé que fui creciendo. Me pasó lo mismo cuando hice el libro de poemas con Gabriela Stoppelman. 

- ¿Te hubiese gustado ser actor?

Definitivamente actor no. Camino agachado, soy patizambo, no tengo autoestima con mi cuerpo. Tengo graves problemas de traslación, no porque tenga problemas físicos, sino porque 'soy un grandote'. El cuerpo, para mí, es muy importante en el movimiento teatral. Yo lo que podría haber sido, y fue lo primero que soñé antes de ser relator de fútbol, es actor de radioteatro. Nunca estuve a buenas con mi cuerpo. La única forma en la que podría subirme a un escenario es si escribiesen una obra en la que esté sentado. Igual, en el terreno de la fantasía, es algo que me encantaría.

- ¿Pudiste cumplir tu sueño de participar en un radioteatro?

Sí. En el año 1970 Walter Di Leva, un actor uruguayo que estuvo en la Argentina durante mucho tiempo, hacía un radioteatro en la radio en la que yo relataba partidos de fútbol. Él sabía de mi afición por el teatro, por eso me pidió que fuera el narrador de un radioteatro. Fue una experiencia que duró dos o tres meses, y que después no retomé por los viajes que hacía por trabajo.

- La que sí es actriz es Paula, tu hija ¿Recordás la primera vez que la fuiste a ver a una obra?

No recuerdo la primera vez, pero siempre que fui a verla estaba muy atribulado, muy preocupado todo el tiempo. Cuando uno va a ver a grandes amigos mucho no disfruta, porque está pendiente de que le vaya bien. Una vez, siguiendo los pasos de un pianista amigo que se presentaba en Amsterdam, desee tanto que le fuera bien que terminé quedándome sordo por los nervios que me provocaba la situación. No pude disfrutar para nada el concierto. Eso que me pasó, trasladalo a cuando voy a ver a mi hija. 

Distinto es el cine. Ahí sí disfruto, estoy cómodo y tranquilo. Hace poco fui a ver Yo nena, yo princesa, donde trabaja Paula, su actual esposo (Fabián Vena), mi nieto Valentino. Ella tiene una actuación estupenda. 

- Hace unos meses en una charla con Fabián Vena, él me contó que fue un poco complejo el primer encuentro con vos, en el rol de yerno. Coincidieron en un partido de fútbol donde vos relatabas, y te tomó por sorpresa.

Es así la anécdota. Nosotros nos conocíamos de antes, como se conocen un actor y un periodista. Había muy buena onda. Pero relacionarse ya familiarmente es como dar un paso muy importante. Sé que él estaba un poco atribulado; en cambio, yo estaba muy tranquilo.

- ¿Cómo te sentís en este momento de tu vida?

Muy bien, gracias a Dios. ¡Pensar que hace nueve meses estaba cerca de la muerte! Me alegra tanto estar tan lleno de desafíos, posibilidades e ilusiones. Creo que es extraordinario. Si bien el COVID deja secuelas, como el cansancio y algunas cuestiones musculares, me parece que el mal trance ya pasó. Siento que voy a morir por otra cosa, no por la enfermedad.

  • El Reproche. Desde el próximo 3 de febrero, los jueves a las 20 horas en el Teatro Picadero (Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA)Dirección: Julieta Otero. Elenco: Claudio Da Passano, Malena Figo, Mayra Homar. Música: Mariano Otero. Entradas en venta por Plateanet.