La pasión de Lucila Gandolfo, actriz y cantante argentina con larga trayectoria y reconocimiento en el musical argentino, por Julie Andrews se remonta a su infancia, cuando deseó ser uno de los niños Von Trapp corriendo y cantando con María, el personaje de la británica en la inolvidable The Sound of Music (La Novicia Rebelde). "Me acuerdo de volver a casa y estar llorando porque sabía que no era algo sencillo de lograr estar en esa situación”, aseguró Gandolfo en una entrevista con El Destape sobre la influencia que tuvo la actriz en su vida y como le rinde homenaje en el musical Una película sin Julie, una enternecedora historia sobre una niña que ama a Julie Andrews pero la vida le depara situaciones que endurecen su carácter y le hacen perder la inocencia mágica que en algún momento le sirvió de refugio.
La obra que puede verse los viernes y sábados de septiembre en el teatro Maipo es una demostración de amor y entrega absoluta en escena, y más allá de ella hay una historia de fanatismo de película, que incluyó un viaje hasta el hogar de la mismísima Julie Andrews.
- ¿Cuál fue la primera idea que te motivó a escribir Una película sin Julie?
Siempre quise hacer algo con Julie Andrews como temática, desde el lado de la fan que soy, y así salió un monólogo que escribí en inglés y en primera persona, en el 2012, para mandárselo a Disney con la intención de que hagan una película sobre ese material, y que terminó encajonado en mi computadora. El monólogo contaba la historia de una chica preadolescente que sufre un trauma y que a través de ese incidente se refugia las películas de Julie Andrews, que en ese caso eran Mary Poppins, La Novicia Rebelde y Víctor Victoria. La chica tenía unas tías de ascendencia británica y por su amor a la cocina terminaba abriendo una confitería donde se servía pastelería inglesa. En la pastelería, dos de sus asistentes la escuchan constantemente cantar y la presentan a un concurso de La Voz sin pensar que ella llegaría hasta la final, lo que al final termina sucediendo. La protagonista cree que es su deber devolverle a Julie todo lo que ella le dio, porque sabe que ídola pierde la voz en el año 1997 cuando la operan de nódulos. Y así, la historia termina cuando ella llega a la presentación final y lo que no sabe es que cuando se abran las puertas para salir a cantar, la está esperando la propia Julie Andrews.
- El musical captura la inocencia que tenían los primeros musicales de Julie Andrews, películas que formaron generaciones. ¿Qué recuerdos tenés de la primera vez que viste a Julie en el cine?
La Novicia Rebelde y Mary Poppins son películas que vi de muy pequeña, tengo recuerdos muy lindos de esas historias. Creo que Disney con Mary Poppins instaló una manera exitosa de reimaginar los musicales en los que los dibujitos se unen a los actores de carne y hueso para crear escenas que influyeron muchísimo en la fantasía de nuestras infancias.
Después de esas películas, Julie hizo algunos musicales más y desarrolló una gran carrera cinematográfica hasta el boom de Víctor Victoria, otra película que significó mucho para mí. Recuerdo que cuando la vi me pegó mucho y en una fiesta de disfraces terminé disfrazada con uno de sus atuendos en la película, engominada como Julie y simulando esa dualidad trans -cuando lo trans todavía no era un tema tan presente en los debates de identidad de género- de la que se habla. Me parece una película hermosa y avanzada a su tiempo.
- ¿Julie Andrews sabe de la existencia de tu musical?
A fines del año pasado, pensando en la posibilidad de que esta obra se convierta en un proyecto audiovisual, le comenté a Ricardo Hornos, un amigo argentino que vive en Broadway, que soñaba con la idea de que Julie se entere de lo que estaba haciendo y de que Disney haga una película de esta historia, y él me recomendó que trate de buscar a su representante. A esa idea se sumó mi marido, quien me incentivó a que vaya a buscarla… ¡y eso hice! Saqué un pasaje a Nueva York y empecé a averiguar si estaba allí, en Los Ángeles, en Londres o en Suiza, porque también cabía la posibilidad de que estuviera en la cabaña que compró ahí cuando estaba casada con Blake Edwards. Empecé a hacer una investigación en Internet de datos y lugares en los que había estado recientemente y di con una foto en la que se la ve en el mercado de Sag Harbor, donde está el teatro que fundó su hija Emma Walton.
A partir de esta información, escribí un mail a la directora artística del teatro y no tuve respuesta. Yo me estaba subiendo al avión para ir a buscar a Julie Andrews y no tenía nada por donde arrancar… impaciente volví a mandar un mail presentándome y contando quién era y qué estaba haciendo, y ahí sí me contestaron diciendo que no podían ponerme en contacto con Julie Andrews pero que estaban interesados en que trajese la obra a su teatro. Me puse muy feliz.
- Pero de Julie Andrews no tuviste noticias…
Tuve una ayuda extra de un amigo que trabaja en propiedades, en Nueva York. Él encontró una dirección y como yo no tenía nada que perder, cuando llegué a Nueva York me tomé un colectivo hacía Sag Harbor para conocer el teatro de la hija de Julie Andrews. Una vez hecha esa visita, me dispuse a caminar con esa dirección que tenía como rumbo… no tenía idea a dónde me iba a llevar ni con quién me iba a encontrar.
- Es casi una película de detectives lo que contás.
Sí, y estaba muy nerviosa por lo que podía llegar a pasar ahí, cuando llegáramos a la numeración de la calle. No iba sola, estaba con mi prima, y cuando estuvimos frente a la casa de "la dirección" toqué el portero eléctrico y me encomendé a los dioses. Tenía una carta para ella.
Y me atendió ella, Julie. Era su voz y la reconocí de inmediato.
MÁS INFO
- ¿Salió a abrir la puerta?
Cuando le dije quien era y que traía una carta para Julie Andrews, me dijo que estaba en el número equivocado. “Tu voz es preciosa, suena exactamente igual a la de ella”, fue lo último que pude decirle antes de que con un “thank you (gracias)” cortara la comunicación. Justo estaba el diario del domingo en la entrada de la casa así que metí la carta adentro y la empujé debajo del portón. La carta decía “si usted está leyendo esto mi deseo se hizo realidad” y yo estoy segura de que la debe haber leído. También dejé una carta en la boletería del teatro para su hija, explicando que en Argentina había una actriz que homenajea a su mamá. De ahí en más no he vuelto a tener noticias de Julie ni de su representante... de nadie.
- ¿Vas a hacer la obra en inglés?
En un mes la voy a presentar en inglés y con público en el teatro The Suburban Players, en Zona Norte. Es un teatro donde solamente hay obras habladas en inglés y me interesó la propuesta de montarla ahí porque quiero ver cuál es la recepción y la reacción de la gente que vaya a verla. También quiero ver si tengo la posibilidad de hacer en inglés en el Maipo, filmarla y llevar afuera.
- Es increíble tu trabajo de composición. No la vi a Lucila, la vi a Julie Andrews. ¿Viste de nuevo sus películas para adoptar el estilo y la voz de Julie?
¡Gracias! La verdad es que la observé mucho a Julie Andrews en sus películas y quise tratar de imitar su forma de decir, su pronunciación. Esto apareció en mí hace mucho. Creo que hay algo muy quisquilloso en mi forma de cantar en inglés, que va de la mano con su estilo. Si vos la escuchás hablar a Julie, ella dice que lo que le importa son los lyrics, la letra. La verdad es que cuando estoy en escena la siento a ella, trato de meterme en la piel de Julie Andrews e imaginar que soy yo durante un tiempo.
- Una película sin Julie puede verse los viernes y sábados a las 20 horas en el teatro Maipo (Esmeralda 443, CABA). Entradas en venta por Plateanet y boletería del teatro.