“Estoy en un momento muy pleno de mi profesión. Me siento viva”, remarca Silvia Kutika en su casa de Chacarita, mientras mima a su perra Fainá. La destacada actriz que sigue cosechando aplausos en el teatro con la terrorífica pieza El Cuarto de Verónica le agarró “el gustito” a las historias de género -pasión que la acompaña desde chica- y está protagonizando Te espero en la oscuridad, un reciente estreno que se sumó los domingos a la propuesta del Metropolitan Sura, y que cuenta la historia de una mujer ciega que debe hacerle frente a tres delincuentes que llegan a su casa buscando una misteriosa muñeca. El thriller de suspenso que tiene a la actriz en el rol protagonista es una rara avis en la cartelera porteña. Los juegos de luces y efectos, dedicadamente creados para producir terror en la platea, y la magia de un texto con ejecución escénica perfecta, la vuelven adictiva hasta el final. En diálogo con El Destape, Kutika repasa curiosidades de la obra, habla de sus miedos, su secreto para lograr un amor que perdure en el tiempo y sus escenas con Robert De Niro en Nada, serie estreno de Star+.
- ¿Qué te motivó a acercarte al terror en el teatro?
Que sea un género poco transitado. A El Cuarto de Verónica llegué por un llamado de teléfono post pandemia y luego de que la obra -que en principio había sido estrenada con Esther Goris- se quedara sin protagonista, me sumé. Cuando leí el texto me parecía una locura y no lograba ver cómo íbamos a trasponer esa esencia tan cinematográfica en un escenario. Me encantó el desafío y creo que lo logramos. Nos basamos mucho en la revalorización de los silencios y las miradas.
- ¿El terror es un género que te gusta?
Me encanta. Creo que una de las primeras cosas que fui a ver en cine siendo una niña casi adolescente fue una película aterradora sobre un grupo de personas que aparecían en un laberinto muy misterioso y empezaban a morir ahí dentro, de formas espantosas. Todos estos personajes habían cometido crímenes terribles y debían pagar karma por ello. Salí del cine fascinada, con la certeza de que quería vivir y contar algo así en mi vida.
Después, amo a Stephen King. Es un clásico para mí. Veo que aparece un libro y me lo compro. Lo que me gusta mucho de King es que arranca con una cosa casi cotidiana que se va a transformando en algo terrorífico. Me acuerdo de una novela puntual (Cell) que arrancaba con una persona haciendo un llamado de teléfono y de repente la gente y el mundo que está conectado a estos aparatos empieza a enloquecer. Esas cosas me fascinan, el hecho de poder unir lo real con lo extremo. Es algo que pasa en la vida.
Tuve un episodio muy personal este año que me trastocó todas mis fantasías y mis planes, fue algo muy real que se transformó casi en un horror, al punto que pensé ‘¿por qué esto me está pasando a mí?’ La vida tiene esas cosas: podés saltar de un momento bellísimo a lo peor.
- ¿Cómo sobrellevaste ese momento feo de tu vida?
Y…cuando te enfrentás con situaciones donde la vida y la muerte pasan a primer plano se te alteran las prioridades. Creo que en mi caso soy bastante fuerte, pese a lo frágil que se me ve. Paso la situación con entereza y después me caigo a pedazos.
- ¿Sentís que a través del terror podés explorar aspectos oscuros de tu personalidad?
Sí. La sensación de explorar las luces y sombras que tenemos todos los seres humanos es hermosa. Algunos deciden quedarse en esas sombras y transitar esa oscuridad, y otros elegimos lo bueno que tenemos los seres humanos. En El Cuarto de Verónica me divierto mucho con eso, porque al principio arranco haciendo una viejita que todos quieren tener de abuela y luego muta en una criatura totalmente siniestra. Me provoca mucho placer transitar esos lugares que en la vida real no recorro, porque si no terminaría psicótica como Verónica (risas).
- En Te espero en la oscuridad componés a una mujer ciega. ¿Cómo es el proceso para interpretar a una persona que no ve?
Espero estar a la altura porque fue un trabajo que hice con mucho respeto. Para meterme en el rol uno de los ejercicios que hice fue hacer muchas de las pasadas en los ensayos con los ojos vendados. Fue una experiencia terrible porque requiere un proceso de adaptación largo que no teníamos; aún así me di cuenta de lo importante que es el tacto y el oído en esa situación, ya que se convierten en tus ojos. Inclusive trabajamos contando los pasos, porque supusimos que una persona ciega dentro de su casa ya tiene las distancias calculadas y entonces se mueve con bastante facilidad sin la necesidad de usar un bastón.
- ¿Qué sentías en esos ensayos?
Con los ojos tapados sentí una pérdida total del espacio, tenía náuseas y frustración por no poder ubicarme. Después empecé a descubrir que a medida que lo iba repitiendo me movía con más confianza. Tuve la sensación de estar más conectada con mi propio yo, sin tanta distracción visual. Fue muy extraño lo que pasó.
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Su experiencia trabajando con Brandoni y De Niro y el secreto para un amor pleno
- En tu carpeta de trabajos también se encuentra tu participación en la serie Nada, con Luis Brandoni. ¿Cómo es tu personaje?
Mi personaje es una mujer que tiene un alto poder adquisitivo y que pertenece a un grupo social muy concheto y superficial. Tiene la particularidad de que es expareja, y ahora amiga, del personaje de Brandoni, que tiene como un clic humanizador en la vida y eso hace que por momentos ella no lo comprenda e intente sacarlo adelante de las situaciones en las que se mete. Es un lindo personaje, el otro día me vi en un pedacito de un adelanto y luzco híper cambiada con unos anteojos culo de botellas, el pelo rojo todo parado y una ropa espectacular. ¡Parezco mi tía Magdalena!
- En la serie también participa Robert De Niro, ¿qué te pareció él como persona?
No pude tratarlo más allá del ámbito laboral pero la experiencia fue bárbara, dado que también existía la posibilidad de que fuera un tipo desagradable y eso no pasó. Tuve una escena a solas con De Niro y algunas con él y Brandoni juntos, donde estaba como hipnotizada por el talento que tenía enfrente. Ambos son profesionales increíbles y compañeros de la hostia, pero puntualmente con Robert tuve una situación de bastante nerviosismo por una escena donde tenía que hablar en inglés y mi idioma es bastante desastroso. Fue la primera escena que grabó De Niro en la serie.
Cuando terminamos de rodar lo agarré, lo abracé y le di unos besos (risas). Dije ‘¡no me puedo perder esto!’ Fue una secuencia de mucha adrenalina porque cuando lo toqué sentía que tenía al lado todos los puntos rojos apuntándome.
- El impacto mediático que tuvo su visita fue muy grande.
Sí. El punto de mayor exposición fue el episodio con la foto en el restaurante y todo lo que se vino después de eso. Por lo que me contaron, ellos no están habituados a hacerse fotos cuando están fuera de su laburo y él estaba con su mujer y su nena, comiendo. Lo agarraron sorprendido, no está habituado. Más allá de eso, se ve que allá no son tan demostrativos como acá con las fotos y el trato hacía los fans y seguidores. Por ejemplo, cuando salgo por el barrio con Pipo (Luque) y lo paran para fotos, saludarlo o decirle algo sobre una peli, es un trato totalmente diferente, más afectuoso.
- ¿Cuántos años hace que están juntos con Luis Luque?
32 años. Una vida a su lado.
- ¿Hay algún secreto para mantener el amor intacto?
Nosotros nos dimos cuenta que nos sostiene mucho la no rutina -que es algo que le agradecemos a nuestro laburo- el humor y el estar atento al otro. Siempre pensamos en la posibilidad de que quizás, en algún momento, no vamos a estar juntos y eso nos hace estar más presentes para el otro con pequeños gestos o acompañándonos en nuestros proyectos. Nos encanta vernos crecer como personas y artistas. Lo sigo eligiendo para seguir adelante, es el compañero que quiero a mi lado. Armamos una muy linda familia y ahora somos abuelos de Fausto, un gordo tremendo y travieso de un año y medio que nos llena de alegría en esta nueva etapa de nuestras vidas.
- Te espero en la oscuridad. Nuestra opinión: Excelente. Dirección: Nicolás Scarpino. Texto: Frederick Knott. Elenco: Silvia Kutika, Fabio Aste, Adrián Lázare, Fernando Cuellar, Camila Barberis y Jorge Almada. Música original: Martín Bianchedi. Luces: Yanina Eiras. Funciones: domingos a las 23 (15/10) y luego a las 21 en el Metropolitan Sura (Avenida Corrientes 1343, CABA).