La aclamada "Marathon" (1980), de Ricardo Monti y en el histórico Teatro Payró, fue la puerta de entrada para que el público conociese a Rita Cortese. Camaleónica, su trayectoria se destaca por una amplia variedad de trabajos en los que conviven súper producciones como "Relatos Salvajes" o "La odisea de los giles", con cintas de autor, como las celebradas "Los Marziano" y "Las siamesas". Artista de múltiples proyectos, es una de las impulsoras de la radio online "Viento del Sur" y, durante los viernes de enero (8, 15 y 22) a las 21 horas presentará un repertorio íntimo de poemas, tangos y canciones desde la terraza del Teatro Picadero.
- ¿Tuviste miedo durante el estallido de la pandemia?
Reconozco que tengo más fuerza que la que pensé que tenía. Soy bastante aprehensiva con cuestiones de salud pero aprendí de mis fortalezas. También es verdad que tengo una casa para vivir, un sustento, un ambiente aireado y confortable desde el que puedo ver el cielo con tranquilidad. Eso es muy importante para poder sostener la premisa de “quedate en casa”.
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En este momento me da bastante temor cierta estigmatización que se está haciendo con los jóvenes, y que primero se hizo con los viejos. Creo que si la transmisión de los conceptos médicos quedase en mano de los especialistas y científicos, me quedaría más tranquila. Hay que transmitir las cosas como corresponde: estar al aire libre achica la posibilidad de contagios siempre y cuando se tenga el barbijo puesto y se mantenga la distancia. Esto se ha alivianado y considero que es momento de tomar decisiones firmes, complejas para poder salir adelante. Habíamos recuperado cierta felicidad, lo cual no implica que nos dejáramos de cuidar.
Entonces sigo pensando cómo, en otras situaciones, pasa exactamente lo mismo: como con el VIH, mucha gente se olvidó que hay que seguir usando preservativos. Traigo este ejemplo porque guarda íntima relación con esta pandemia en materia de encuentros, conexión de cuerpos, sexo y eros. Apaga la acción y el deseo, que es el motor.
- Perdimos el concepto de cuidar a otro. Nos desviamos del “la patria es el otro”
Como forjadores que con la palabra buscamos un mundo mejor siento importante la necesidad de realizar acciones que honren el “la patria es el otro”, y no quede solo en el campo verbal. Sino, no lo digamos ni lo proclamemos. Sepamos quiénes somos. En este momento la militancia debe tener un alto nivel de honorabilidad y saberes, para aplicar lo que se dice a lo que se hace y se siente.
- ¿De dónde nace la búsqueda de tu repertorio?
De la premisa de que estar arriba de un escenario no es estar cómodo. Uno se sube al escenario para interpelar, mostrar algo. ¿Dónde me alojo para que pueda suceder esto, sin que el espectáculo se transforme en un mero entretenimiento? Ahí surge la terraza del Teatro Picadero, un lugar en donde realmente les importa que el otro esté seguro. A partir del eros, zona atacada por el virus, y de la salida colectiva de la erotización, seleccioné poemas y autores que se acoplan a la experiencia que busco crear. Los temas siempre me tienen que atravesar.
- En los espectáculos lográs mucha intimidad con el público, ¿a través de la música y los poemas te sentís más espontánea?
No lo sé. Es la forma que yo encontré para subirme al escenario. No me considero una cantante, soy más una decidora. Una valiente. Cuento muchas cosas, charlo con el público.
- Sí. De hecho, lo tenés muy presente al recordado Alejandro Urdapilleta en algunas de tus historias, ¿cómo lo conociste?
Nos hicimos amigos desde que éramos muy jóvenes. Cuando estaban vendiendo el departamento de abajo a mi casa no lo dudé y le insistí para que lo comprase. “Acá no vas a tener problema Ale, porque son todos peores que nosotros”, persuadí. Juntos construímos una profunda relación de amistad. Me encanta llevarlo al escenario porque él es el escenario. Fue un poeta magnífico y un actor inconmensurable.
- La poesía de Urdapilleta trabaja con maestría el erotismo, se me ocurre citar el poema “Las Pijas” por ejemplo. Va en sintonía con tu búsqueda en este espectáculo.
Por supuesto. El arte es erótico. El deseo es absolutamente revolucionario. Si la enfermedad corta eso, el otro deja de ser una corporalidad atrayente y se convierte en una posibilidad de contagio.
- ¿Qué opinión te merece el machismo en el tango?, ¿cantarías algún tema o autor “vedado” o mantenés un código ético de no darles espacio?
A pesar de que hubo una época de un tango magnífico, pero absolutamente machista, los mandatos patriarcales nos acompañaron hasta la sociedad actual. Vivimos bajo una estructura varonil y los derechos que hemos conseguido fueron con muchísimo trabajo militante. Con respecto a los tangos, hay algunos con letras muy complicadas, pero depende cómo los interpretes puede lograrse que el varón sea interpelado. Eso lo hace muy bien la gran Cristina Banegas con “Mano a mano”, de Carlos Gardel.
- A pesar de que aún vivimos bajo un sistema patriarcal, se aprobó la ley de Interrupción voluntaria del embarazo en el Congreso, ¿cómo viviste ese momento?
Muy feliz. En estos tiempos, la fuerza de las mujeres y de muchos compañeros es emocionante, avasalladora. Y costó muchos años construirla. El aborto existió siempre, la cuestión fundamental fue lograr que deje de ser clandestino y hacerlo legal. Desde el Instituto Patria, donde formo parte de la comisión de Cultura, creamos la radio online “Viento del Sur” para estar muy presentes en la lucha feminista.
- Por tu trabajo en el Instituto Patria me imagino que la conocés a Cristina.
Sí, claro. No puedo decir que tengamos una relación de amistad, pero me encantaría. Hay muchos actores que pudimos conocerla porque durante su Gobierno y el de Néstor hemos sido muy convocados. Eso es interesante porque siempre la palabra de Cristina se reconoce.
- En ese primer encuentro, ¿te ganó el lado cholulo?
No, pero me pasó una cosa muy impresionante. La primera vez que la trato a Cristina fue cuando Teresa Parodi había asumido como Ministra de Cultura. El primer acto que presidió como Ministra fue para acompañar a las películas que iban a participar en algunos festivales de cine, como el de Cannes. Allí estaba incluida “Relatos Salvajes”.
Recuerdo que estábamos hablando con Julieta Díaz y Cristina sobre el 17 de octubre. Ella (Cristina) dice: “En realidad, el 17 de octubre lo arma…”. De inmediato nos miramos y con Julieta dijimos: Cipriano Reyes. Tras esa situación corrió una energía muy hermosa entre nosotras. Necesitamos líderes con la vocación de trascendencia que tiene Cristina.
Por otro lado, quiero destacar que Julieta interpretó a Eva Perón en la magnífica “Juan y Eva”, de Paula de Luque, ¿la viste?
- Sí, es muy buena.
Me fascinó que haya mostrado a Perón y a Evita teniendo un vínculo amoroso. Ver a los mitos haciendo el amor es muy fuerte.
- Es totalmente cierto. En todas las representaciones de Perón y Eva que llegaron al cine hay un dejo de frialdad en la relación.
Paula se atrevió a romper eso. Te da pudor.
- Siguiendo esta línea de charla, tengo entendido que sos muy cinéfila. En esta cuarentena, ¿te pusiste al día con películas pendientes?
No (risas). Para que te voy a mentir. La única que vi en CINE.AR y me pareció increíble fue “El espanto”, de Martín Benchimol y Pablo Aparo. Es un semi documental con un punto de vista estupendo.
La verdad es que me dediqué de lleno a leer y a trabajar en la programación de la radio.
- También, en el marco del 35° Festival de Cine de Mar del Plata, se estrenó tu última película “Las siamesas”. Allí sos Clota, la mamá de la actriz Valeria Lois. ¿Te inspiraste en alguien para componer a esta mujer tan sobreprotectora?
La mirada perdida de mi madre influyó mucho. Sus terrores y miedos. Igual, te confieso, que trabajar con Paula y Valeria fue muy fácil. Tenemos una relación sublime.
- Valeria es una artista todoterreno. Lo que hace en “La vida extraordinaria” junto a Lorena Vega es para ver una y otra vez. ¿Pudiste ver esa obra?
¡Cómo no! Es descomunal. Y Tenconi es fantástico. Además, siento que tiene una gran obsesión por no tomar el arte con liviandad. Me gusta un poco de locura. Ya lo dijo Urdapilleta: “Basta de hola, ¿qué tal?, ¿cómo andás? Maté a mi mamá. Voy a tomar un yogurt”.
- No quería no preguntarte por la serie “Maradona: sueño bendito”, en la que interpretás a Doña Tota anciana, ¿sabés cuándo se va a estrenar?
Honestamente, no. Por el fallecimiento de Maradona desconozco en qué situación se encuentra la producción para estrenarse. Me dolió mucho su muerte, Diego fue un artista que trascendió el fútbol para convertirse en un hombre de la cultura popular. Esa misma línea de “la pelota no se mancha”, la tenía en sus decisiones vida.
- La relación entre Diego y su mamá era muy especial, ¿qué cosas te atravesaron durante el rodaje?
Fue muy emocionante. Espero estar a la altura de la interpretación de Doña Tota. No paraba de imaginar que si la serie no era considerada veraz, Diego podía enojarse mucho. Espero que, desde donde esté, si puede ver la serie, no me deteste.