Rita Cortese atraviesa un gran presente laboral: integró los elencos de las exitosas películas El suplente, de Diego Lerman, y Blondi, de Dolores Fonzi, terminó de rodar un esperado largometraje nacional y sigue presentándose en recitales de tangos y poesías titulados "según los estados de ánimo que transita". En diálogo con El Destape la respetada actriz y cantante adelantó perlitas de su nueva presentación en el Café Berlín -el próximo viernes 14 de julio a las 20.30 horas- y repasó aspectos claves y otros poco conocidos de su vida y su forma de ver el mundo.
- ¿Cómo empezaste a cantar?
Al principio de mi carrera tuve que cantar para la obra Galileo Galilei, que se presentó en el Teatro San Martín en 1984. Mi personaje cantaba a capela, sin micrófono ni nada. Esta incursión en el canto no hizo más que seguir alimentando mis ganas de continuar en el mismo camino, pero durante mucho tiempo me pasó que iba a ver compañeras cantantes y había algo que quedaba retorciéndose en mi interior. ‘Debe ser resentimiento’, pensaba. Y como ese no es un sentimiento que me represente, decidí escuchar los deseos que pasaban por mi cabeza y empecé a presentarme en recitales, para vencer el resentimiento. El primero fue Recuerdos son Recuerdos, junto a Soledad Villamil. Hoy canto una hora por día, todos los días, porque soy obediente de las enseñanzas de mis grandes maestras.
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Antes de la transculturización, de que en la radio se escuchara cantar más en inglés que en castellano, casi todas las actrices cantaban. Era un pueblo que a través del canto guardaba su idioma, sobre todo en la difusión. Después, en los ‘60 empezó a penetrar más música en inglés y aunque no creo que ese proceso haya estado mal, nos dejó con un déficit importante del que, por suerte, pudimos salir y aprender. Hoy somos muchísimas las actrices que cantamos: Julieta Díaz, Gloria Carrá, Soledad Villamil, y puedo seguir…
- ¿Es cierto que antes de dedicarte a la actuación estudiaste Filosofía?
Sí. La secundaria la hice en dos colegios de monjas, de uno me echaron y en el otro pude llegar a egresar, soy Maestra Normal Nacional. De ahí me anoté en la Facultad de Filosofía y Letras, sobre la calle Independencia, y la verdad es que había mucho para estudiar, no me veía estudiando tanto (risas) Dejé la universidad y la reacción de mamá no se hizo esperar: ‘es estudiar o trabajar’. Y empecé a trabajar en una fábrica metalúrgica en la parte administrativa, por un tío que estaba metido en el directorio, en el ‘73, una época muy compleja. La actuación llegó a través de una compañera que tenía un primo que estudiaba teatro con Néstor Raimondi. En ese momento hacer teatro no estaba de moda.
- Fue una casualidad…
No creo en las casualidades, no existen jamás. Fue puro deseo. Antes de este encuentro había ido al Teatro San Martín para intentar estudiar teatro porque daban cursos gratis y cuando me llamaron para hacer un ejercicio me agarró tanto pánico que me levanté y me fui.
- ¿Qué me podés adelantar del repertorio de poemas y canciones que vas a presentar en el Café Berlín?
El repertorio es una variedad de diferentes géneros. Hay ciertos temas como Garúa o Nanas de la cebolla que no puedo abandonar y estarán presentes. Lo que te puedo adelantar es que voy a subir al escenario en el estado en el que me encuentro en este momento de la vida.
- ¿En qué estado estás hoy?
Con el alma en suspenso…
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- Vi Blondi y me pareció espectacular el tratamiento que Dolores Fonzi le da a las diferentes formas de maternar. ¿Tenés hijos?
No propios. Tengo hijos de la vida nada más. Las veces que estuve embarazada aborté porque no podía abordarlo, era muy joven y no me sentía en condiciones, ni en el entorno adecuado.
- ¿Qué experimentaste al recibir el guion de la película?
Mucha felicidad, porque la historia es fantástica y Dolores es alguien muy particular: es sensible e inteligente emocionalmente, y la quiero mucho. La conozco desde que tenía 18 años. El elenco es formidable y trabajar junto a Toto Rovito, a quien no conocía, me encantó. Es un chico que lleva la actuación en la sangre: su tío fue René Mugica, un guionista y director de cine impresionante, su bisabuela Alba Mujica y su abuela nada menos que “Barbarita” (en referencia a la actriz de cine, teatro y televisión Bárbara Mujica). Él, tan jovencito, es la condensación de todos esos conocimientos.
- ¿Te gusta compartir plató con actores de las nuevas generaciones?
Sí, aunque lo más importante es el trabajo en equipo más allá de que sean nuevas generaciones o no. Las nuevas generaciones per sé no significan nada, aquellas que valen la pena son las que tienen un background del alma interesante. Con esto quiero decir…hay jóvenes bastante bobos. Tampoco es que ser viejo te garantiza sabiduría, eh. Hay algunos que tienen mi edad y son unos tontos. Lo que importa es el estado del alma con el que uno va atravesando la vida y si no te malogras en el camino.
- Tenés en carpeta otra película más, Los domingos mueren más personas…
¡Sí! La ópera prima de Iair Said. Es una película hermosa. Me dieron el libro hace dos años y no lo dudé, la historia es interesantísima. Es una película sobre la familia de Iair. Pienso que va a ser una gran película y siento una gran responsabilidad cuando me llaman para actuar en óperas primas.
- Rita Cortese se presentará en el Café Berlín (Av. San Martin 6656, CABA) el próximo viernes 14 de julio a las 20.30 horas. Entradas en venta en boletería o a través de Livepass.