Tras una temporada gloriosa de Brujas, Moria Casán está pronta a estrenar su nuevo espectáculo teatral: Julio César, de William Shakespeare, en versión libre y con dirección de José María Muscari. Para la atrevida puesta -donde los hombres componen mujeres, las mujeres componen hombres y la tragedia clásica se actualiza con el sello característico del popular director- "La One" llega al cine teatro El Plata en el barrio que tantas alegrías le dio con el recordado personaje de Rita Turdero, "La Pantera de Mataderos". A pocos días del encuentro con el público la diva dialogó en exclusiva con El Destape, en un repaso por su trayectoria, su actualidad amorosa y la afilada mirada social y política con la que marca agenda en los medios.
- ¿Te genera expectativa ver cómo se recibirá una versión tan actualizada de Julio César, de Shakespeare?
-Voy a hablarte desde lo que siento, para que se entienda bien. Debuté desnuda en un escenario, como un chico abandonado que anda por la calle, y me abandoné a mí misma. Bajé de las escaleras de la facultad de Derecho y a la hora estaba actuando en un teatro de revista, haciendo un striptease vestida de hombre. Casi como Carlitos Chaplin (risas). No tuve tiempo de avisar en mi casa, me tuve que auto producir en media hora, me marcaron unos pasos y salí al escenario. Después de eso pude hacer cualquier cosa.
Nunca me interesó la opinión ajena, ni la buena ni la mala. Por eso estoy en este medio, hace más de 50 años que lo transito y lo trasciendo. El físico fue solamente el packaging que me abrió las puertas, después afloró lo de adentro. Tengo una gran pirámide de vaselina para trascender esta profesión y que esta profesión me de alegrías y no culpas. No soy de las que se andan preocupando por el rating. Soy absolutamente independiente de la opinión ajena aunque vivo de lo ajeno, ya que si no tenés público no podés seguir en este medio. Son muchos años de estar desconstruyéndome y construyéndome a mí misma en el showbussiness, lo que me permite dominar la disrupción que llevó adelante en este espectáculo.
- ¿Y qué fue lo que más te gustó de la propuesta de Muscari?
En 2009 hice una versión de Julio César, en dos funciones para la Casa del Teatro, en teatro leído, con un elenco numerosísimo, y ya me había impactado la lectura. Fue orgásmico, lujurioso, grandioso. Cuando llegó Muscari lo primero que me atrajo fue esta cosa de poder jugar con los roles, ser hombre y a la vez mujer. Yo me siento así. Soy como la hermafrodita del espectáculo.
Por otro lado, el hecho de que un teatro oficial se saque el anquilosamiento que tiene con respecto a lo clásico me parece una jugada muy importante y habla de la inteligencia de quienes hicieron posible este espectáculo. Se lanzan a la aventura. Y si bien Muscari ya adaptó clásicos en el San Martín, creo que esta versión es lujuriosa. Es más, te diría que nos mandamos la ‘lujuria barrial de Mataderos’ con esta Julio César. A la semana de comenzar a ensayar recibí un llamado de Jorge Telerman, que en ese momento todavía era el director del Complejo Teatral Buenos Aires e hizo una gestión maravillosa, diciendo que nos habían invitado a abrir el festival más importante del mundo en Mérida, España. El único teatro romano que hay en ese país.
- Dado que te autodenominás una “hermafrodita del espectáculo” que trabaja para seguir deconstruyéndose, ¿con qué tipo de feminismo te sentís interpelada?
Soy la arquitecta de mi psiquis, no me dejo avasallar. En el teatro nunca nadie me cosificó porque, generalmente, las mujeres se auto cosifican. Entonces, después tienen que atravesar un camino para entender que esa venta del cuerpo la hacen porque no pueden solucionar algunas cosas. Durante mi paso por el teatro de revista tuve que aprender a cubrirme con mi propia luz y a decir ‘esta soy yo. Si vos me considerás un objeto y no te interesa si leo a Borges, a Cortázar o ando desnuda, perfecto. Pero yo sé que soy un sujeto’. Desde el comienzo de mi carrera nunca dejé que ningún cómico se basará en mi cuerpo para hacer chistes, sobre todo en el teatro. En el cine hay cierta picardía, pero la verdad es que eran medio naif las películas de Porcel y Olmedo. Por eso siguen teniendo éxito. Con mi entrada a la revista se rompió la estructura de ‘la mujer objeto’. Pensá que fui la primera en hacer monólogos, lo que hoy se conoce como stand up. ¿Dónde una mujer remató un sketch en los años ’70?
Hay algo que no entiendo del feminismo actual. En las nuevas olas hay una cuota grande de histeria solapada, yo la veo. Está bien el empoderamiento, está bien que las mujeres avasallen territorios por tantos años que fueron silenciadas, pero en la lucha de los derechos –no en todos los casos- veo histeria colectiva. Histeria viene de útero y las mujeres tenemos derecho a ser histéricas: estamos sangrando cada 28 días, nos sale un hijo desde un lugar cerca de dónde meamos y cagamos, es lógico que seamos histéricas, pero veo una histeria con demasiado odio, que me lo transmiten, y yo en esa no entro. Te diría que soy una feminista no agresiva, de toda la vida.
- Vos me hablás de un empoderamiento del cuerpo femenino, pero durante los ’70, en el terror de la dictadura cívico militar, ¿cómo hiciste para no dejarte avasallar por el peligro del contexto?
Durante la dictadura hice casi todas las tapas de revista desnuda.
- ¿No tuviste miedo?
Nada. La gigantografía de Edgardo Giménez que estuvo en el museo de Mar del Plata fue el primer body painting desnudo de todo mi cuerpo. Todos los desnudos los hice en esa época. No me tocó nada ni nadie. Habrá sido mi personalidad, no lo sé. Lo que sí estoy segura es de mi asombro al encontrarme desnuda en las tapas de las revistas, en los kioskos. Nunca me llamaron para decirme ‘señora, está prohibida’.
- Debe ser tu aura
Quizás. Mostré las tetas, hablé de silicona, fui a hacer no sé cuantas tapas y siempre estuve angelada. Creo que batallé con mi cuerpo y con mi mente, fuese quien fuese el que estuviera en el poder.
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Moria, sus amores y su familia
- ¿Se es más feliz viviendo en un estado de ‘momentismo absoluto’?
No conozco otra manera. Es lo mío, lo que ocurre, lo que está pasando. No tengo como anhelo la felicidad, pero si es estar bien con uno mismo soy una mujer plenamente feliz.
- En el ahora estás viviendo un gran momento, ¿qué te enamoró del Pato Galmarini?
La primera vez que nos encontramos fue en A la cama con Moria, fue como un invitado más y nunca más lo vi hasta hace poco. Cuando nos reconectamos y me llamó a casa, con la excusa del otorgamiento de un premio, me invitó a tomar algo. A lo del premio le fallé, le dije que iba a ir y no fui. Pero él fue insistente: siguió mandándome videos e historias del peronismo por WhatsApp –aclaro que yo no soy ni peronista ni nada, soy ‘casanística’, pero mi familia ha sido de estirpe peronista y radical- y empezó a interesarme. Galmarini es un tipo que escribe y habla muy bien; ese tipo de gente me fascina. Esa cosa de él, tan metida en el pasado, me daba la impresión de que necesitaba un poco de color. A sus charlas en blanco y negro, les puse color. Parece el canal Volver.
En algún momento dejamos de hablar de historia, un día me preguntó si podía venir a casa y así fue. Hace ya más de un año que estamos juntos y la verdad es que es un amor. Vivimos una etapa de madurez contemporánea que es absolutamente más que joven, porque ellos sienten cierta apatía hacía la piel y el romanticismo. Es todo muy de pantalla, son como drones. En nuestro caso hay mucha vida intensa: él mandó la libido a su vida política y en la construcción de su familia, de figuras muy fuertes. Es un diferente, muy naif y a la vez muy sabio. Es buena gente y sabe captar mi punto G emocional.
- Se te escucha muy enamorada Moria
Estoy divina con él y nos llevamos bárbaro. Nos estamos redescubriendo, el accede a ‘Morialandia’ y yo a ‘Galmarilandia’. Mi mundo es más novedoso y el de él es más de unidades básicas. Soy muy unida a su familia, han sido muy amorosos conmigo y tienen una cosa muy curiosa: en las comidas nunca hablan de política (risas)
- Igual, me imagino que debés estar al tanto de la cuestiones actualidad política relacionadas a la familia Galmarini – Massa
Sí, sí. Él (Sergio) está muy bien en sus funciones, pero prefiero no hablar mucho de eso.
- Una pregunta más sobre eso. ¿Le ves pasta a Massa para una futura candidatura a Vicepresidencia o Presidencia?
Si hay alguien que tiene pasta, cintura y es brillante en eso, es Sergio. Por sobradas razones. Y ahora con la gestión en el fondo, que el mismo Guzmán le agradeció, demostró que es un gran mediador entre todas las fuerzas del Frente de Todos. Él quiere juntar gente. La separación no da, no se construye nada con eso. Le veo mucha pasta a Massa, está más que preparado. Yo le digo ‘Ser Gei’, él me dice “Mami Mo’. Yo le digo 'hacés el hula hula con la cintura, baby, no cintureás la política' (risas)
- Sos una de las divas que no reniega de la edad que tiene, ¿cómo te llevás con eso?
En un momento mentí la edad, pero como lo hicieron todos. No porque quisiera ser más joven, sino porque no quería cumplir 15 años. Mi padre hizo una fiesta para que invitara a mis compañeros del colegio secundario pero yo no quería saber nada con eso. Los 15 eran un paso a la madurez, a los tacos y a pintarse la boca. Yo me negaba, fue un poco un síndrome de Peter Pan. Creo que tengo una temporalidad notoria en la que no califica mi edad, lo único que no elegí en la vida. Lo que dice mi documento no representa como me siento.
- ¿Qué es lo que más te gusta de ser abuela?
Es como volver a ser mamá. No es un amor más relajado, con menos responsabilidades, como se suele decir. Ser abuela es como la raíz cuadrada de ser madre, porque son los hijos de tus hijos. Los disfrutás pero tenés responsabilidades absolutas. Yo quiero la armonía y la felicidad de estos chicos. El día de la madre, yo le mando flores a mi hija porque lo vivo como una vuelta a nacer. La parí y la tuve dentro de mi cuerpo, es como una cosa ancestral. A mis nietos les doy gustos y también les pongo límites, quizás más de los que le pongo a Sofía, pero sin invadirlos. Helena (13) es una bomba y Dante (7) es un amor. Son divinos.
- Sos actriz de cine, teatro, TV, conductora, fuiste jurado de realities pero, ¿en qué te considerás especialista?
En la vida y en ser disruptiva. Hago de todo un show. En lo que me des, soy diferente. Nunca me copié de nadie, soy yo misma reinventándome siempre. Una vanguardista que se sigue atreviendo.
- Julio César. de William Shakespeare, en versión libre y con dirección de José María Muscari. Elenco: Moria Casán, Marita Ballesteros, Alejandra Radano, Malena Solda, Mario Alarcón, Mariano Torre, Mirta Wons, Vivian El Jaber, Fabiana García Lago y Payuca del Pueblo. Las funciones se realizarán los sábados y domingos, a partir del próximo 7 de mayo, a las 17 horas en el Cine Teatro El Plata de Mataderos (Av. Juan Bautista Alberdi 5765).