En El método Grönholm, pieza teatral escrita por el catalán Jordi Galcerán, tres hombres y una mujer asisten a una entrevista de trabajo por un puesto ejecutivo en una multinacional tecnológica. Reunidos en una misma habitación y sin reclutadores a la vista, estos personajes deben seguir las instrucciones precisas de una voz en off que les propone una serie de pruebas extremas que los pasean por diferentes estados. La obra que se estrenó en España en el 2003, se hizo película en el 2005 y tuvo una primera versión local en el 2006, regresó a la cartelera con un elenco integrado por Martín Slipak, Marina Bellati, Rafael Ferro y Julián Cabrera. Slipak, que arrancó a trabajar a temprana edad y hoy es una cara fácil de identificar en películas, tiras de televisión y obras de teatro, compone el otrora rol que interpretó Benjamín Vicuña: un varón con valores retrógrados y una mirada egoísta del mundo y quienes lo integran.
- ¿Te inspiraste en alguien particular para crear a este villano?
En varios. Ver a Eduardo Feinmann hablando con estudiantes de secundaria cuando toman el colegio es una clase de actuación en sí misma y una gran fuente de inspiración. Disfruto esas notas porque creo que se puede tomar mucho de un personaje así. Creo que él también las disfruta.
Mi personaje tiene una serie de características tremendas y miserables: es un machista acérrimo, es transfóbico e inescrupuloso. Como hay un montón de gente que sigue pensando así, siento que lo importante de esta obra es saber que ese pensamiento sale de un personaje al que se lo critica desde el humor, que es para mí el mejor recurso. Soy bastante amigo del humor negro, aunque haya personas que no se lo banquen tanto.
- ¿Qué comediantes con ese estilo de humor seguís?
Admiro a Ricky Gervais y también me gustaba mucho Louis C.K, que es un tipo doblemente criticado dado que tuvo una conducta absolutamente impropia con unas guionistas, y por eso terminó cancelado.
- En el mundo del arte está lleno de varones con ese tipo de conductas
Sí, y me parece que un sector de la masculinidad está intentando revisar un montón de mandatos patriarcales que se tenían antes. Creo que todos los hombres, si miramos hacia atrás, vamos a encontrar una conducta que no nos cierra, pero siento que lo importante es hacer esa mirada para atrás y revisarse. Con mi hija de 12 años aprendo un montón, ella me marca cosas y tenemos intercambios y discusiones en relación a este tema. Por ejemplo, a ella no le gusta mi humor negro y me lo dice. Lo entiendo, es su forma de construir su ética aunque le explique que mi forma de ironizar sobre ciertas cosas también se para en el mismo lugar, desde otro lenguaje.
- Ser actor desde tan temprana edad, ¿cansa?
Nunca sentí el deseo de parar, sí en un momento de mi vida me pregunté si no estaba aburrido. De chico y adolescente tenía mucha ansiedad por trabajar y me costaba manejarlo; cuando fui papá hice un cambio total y empecé a elegir cada vez más y hacer cada vez menos cosas que no me interesan.
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- A tu hija la tuviste siendo muy joven, ¿fue una búsqueda deseada?
En mi caso particular, sí. Me junté siendo muy chico con una mujer un poco más grande, nos conocimos en el San Martín haciendo teatro y nos enamoramos. Terminé yéndome de mi casa familiar para estar y vivir con ella, y a los tres años tuvimos a Nina. Ser papá es el trabajo más intenso que me tocó en la vida y lo vivo con compromiso y amor. También es cierto que el trabajo y los vínculos se vuelven más efímeros cuando tenés un hijo, porque de verdad hay una prioridad que aparece. Eso alivia mucho y te vuelve mejor persona, ya que corrés el foco en el lugar que es donde debés estar.
- ¿Cuál es el mayor aprendizaje que te dejó la paternidad?
Me amigó mucho con el ridículo. Antes era más solemne y ella destrabó una parte lúdica que está buenísima, haciéndome dar cuenta que el mundo adulto puede estar habitado de juegos. A mí me encanta ser ridículo para mi hija. Cuando a Nina le agarra vergüenza siempre le pregunto: ¿qué preferís: un papá amargo o uno ridículo?
- El método Grönholm. Funciones de miércoles a domingos en el Paseo La Plaza (Avenida Corrientes 1660). Entradas en venta en Plateanet o en boletería del teatro.