Ingrid Pelicori atraviesa un buen presente laboral tras una pandemia que detuvo las funciones de Papá Bianco y los Alonso, el espectáculo que llevaba adelante con su hermana Iris: 3 obras exitosas (Instalaciones dramáticas para una poesía, Bergman y Liv. Correspondencia amorosa y La débil mental, esta última basada en la novela de Ariana Harwicz), reconocimiento de la crítica y proyectos para el futuro, en torno a la exploración de sus raíces familiares en lenguaje audiovisual. En diálogo con El Destape, la actriz presentó la obra Instalaciones dramáticas para una poesía -que trabaja sobre extractos de poemas de Oliverio Girondo, Néstor Perlongher, Susy Shock y Alejandra Pizarnik, entre otros- y habló de su relación con este lenguaje artistico.
- Estás con muchísimo trabajo.
Sí. Con la pandemia me guardé un poco y ahora estoy saliendo con todo junto, porque se fueron acumulando las obras de antes, de durante y de ahora. Es un amontonamiento de cosas. Igualmente, en mi caso el período de estar en casa fue muy productivo: estábamos con mi hermana Irina haciendo una obra de teatro sobre nuestra familia, Papá Bianco y los Alonso, y ante la imposibilidad de llevarla a escena se nos ocurrió que con todo ese material podíamos hacer un documental. Hicimos un guión -que nos llevó mucho tiempo-, lo presentamos en el INCAA, lo aprobaron y lo rodamos en pandemia. También hicimos un libro sobre papá, de distribución gratuita, publicado por el Instituto Nacional de Teatro. Supongo que todo eso no lo podríamos haber hecho en otro contexto.
La película que filmamos con mi hermana cuenta la historia de mis papás, Ernesto Bianco e Iris Alonso, y todo el clan familiar que se tejió con ellos: los hermanos de mamá, Tito y Paul Alonso, fueron actores de cine de la década del '40 y '50 que se casaron con actrices, y en ese contexto fuimos criadas Irina y yo, quienes seguimos el camino del oficio.
- ¿Siempre tuviste definida la vocación?
De chica no creía que iba a ser actriz, era muy estudiosa. Al final empecé a tomar clases de teatro por curiosidad -y porque era inevitable- y terminé seducida por completo. No obstante, a la par de ese camino hice la carrera de Psicología, pero jamás ejercí.
- Pero debe ser una herramienta de ayuda a la hora de entender personajes difíciles y contradictorios
Sí, pero jamás le aconsejaría a un actor estudiar Psicología para ser mejor en su trabajo (risas)
- ¿Qué lugar ocupa la poesía en tu vida?
Siempre tuve un gran gusto por ella. Tengo el recuerdo de haber hecho programas radiales sobre poesía, donde todas las semanas tenía que organizar una selección de poemas con un tema en común. Y es increíble porque hay poesía en torno a las piedras, el corazón o los supermercados. Estaba todo el tiempo leyendo autores viejos, nuevos, modernos. Es algo que me da muchísimo placer. Siempre que me convocan para algo relacionado a este mundo, como el espectáculo Instalaciones dramáticas para una poesía, emprendo el desafío con mucho entusiasmo.
- En el caso de Instalaciones dramáticas para una poesía, ¿se recitan autores o se crea a partir de fragmentos poéticos?
Hay un cruce de instalaciones, puesta en escena y fragmentos de muy distintos poetas -desde Alejandra Pizarnik a Néstor Perlongher- armando un universo muy plástico y visual.
- ¿Qué tipo de lenguajes poéticos son los que más te interpelan?
Me gusta la buena poesía, de cualquier tema.
- ¿Y qué es la buena poesía?
La que me revela algo, me habla o me pone en cierto clima humano que me conmueve. Tengo un gran gusto por el poder de las palabras, su belleza y su magia.
- Instalaciones dramáticas para una poesía puede verse los jueves de septiembre a las 22 horas en el Centro Cultural de la Cooperación (Avenida Corrientes 1543)