La puesta Bergman y Liv, correspondencia amorosa, escrita por el argentino Lázaro Droznes y dirigida por Leonor Manso, espía la relación entre el destacado cineasta Ingmar Bergman y la actriz noruega, Liv Ullman. El Centro Cultural 25 de Mayo oficia de hogar para una historia de amor, admiración, crisis y amistad que cumple doble función: abre un campo de imaginación en torno a las conversaciones de la legendaria pareja e invita al público joven a adentrarse en la notable filmografía del autor de El Séptimo Sello (1957), por lo general ignorada en cierta audiencia empapada por las tendencias del Hollywood moderno.
El inicio meramente audiovisual -una compilación algo extensa con instantáneas de Bergman y Ullman- da pie a un juego híbrido entre la interpretación y el teatro leído a cargo de Ingrid Pelicori y Osmar Núñez. Respetando la distancia social, se embarcan en contar la historia que -como adelanta la sinopsis de la puesta- habla sobre las mutaciones del amor y los procesos de creación de la pareja que supo lucirse tanto en el cine como en el teatro. Situándonos en la segunda mitad del siglo XX, Bergman y Liv toma como punto de inicio cuando Liv abandona la isla de Farö, en el mar Báltico, donde vivió con el cineasta, rodó varias películas y tuvo a su hija Linn.
¿Intercambiaron correspondencia en la vida real? Probablemente, quizás no en el tenor amable y cálido con que el dramaturgo Lázaro Droznes elige representarla. Aún así, la ficción podría entenderse como un análisis divertido y creativo de la convivencia que mantuvieron estos seres que tanto le dieron a la industria cultural. Relatos íntimos, chismes, secretos, añoranzas de rodajes y recuerdos del pasado danzan con armonía en las voces de Núñez y Pelicori.
Una crítica constructiva para uno de los artistas más camaleónicos de Argentina: quienes sepan un poco más sobre el carácter turbulento y autodestructivo que Ingmar Bergman tuvo en la vida real (parte de ello es expuesto en las correspondencias), les será complejo entrar de lleno en el tono "querible" que Osmar Núñez utiliza para retratarlo. Del otro lado, Ingrid Pelicori se anima a una composición dulce, más abierta al juego y la interpretación de los textos.
Haciendo un paréntesis a las licencias poéticas que el dramaturgo pudo haberse tomado, Leonor Manso jugó con audacia sus fichas apostando por una dupla con buena química y talento para conquistar a la platea. Ciertos pasajes emocionan, reconfortan. En tiempos donde la incertidumbre es la reina de nuestras vidas, esos pequeños gestos deben agradecerse con un fuerte aplauso.
Bergman y Liv, correspondencia amorosa. Nuestra opinión: Muy buena. Dramaturgia: Lázaro Droznes. Dirección: Leonor Manso. Elenco: Ingrid Pelicori y Osmar Núñez. En el Centro Cultural 25 de Mayo, (Triunvirato 4444), viernes y sábados a las 20.30 horas.