La pandemia de coronavirus trastocó a la cultura argentina y la sector de artístico independiente es una de las patas más perjudicadas. Con la campaña de vacunación en marcha, los espacios teatrales independientes lentamente levantan la persiana, en busca de reactivar la actividad. En este marco de más incertidumbres que certezas, El Excentrico de la 18° (Lerma 420, CABA) estrenó Los actores infelices, un manifiesto crítico sobre la precarización laboral de los artistas del off y la falta de políticas claras que ayuden a mejorar los salarios en el oficio.
En diálogo con El Destape Gabriel Gavilá -dramaturgo y director de Los actores infelices- reflexionó en torno a los planteos y debates que sugiere la puesta protagonizada por Bautista Barreiro, Gonzalo Bourren y Leando Sturla, los sábados a las 19 horas.
- ¿Hubo un disparador personal qué te llevase a crear este manifiesto artístico?
Sí. Los actores infelices es la segunda parte de una trilogía de obras que empezó con el espectáculo Los enfermos. La trilogía abarca las temáticas salud, dinero y amor. ¡Como en los brindis! La pata central de Los actores infelices es hablar sobre el dinero. Como uno siempre tiende a situar las cosas hacia la propia experiencia, sentí apropiado anclar la temática hacia la realidad de los actores del circuito independiente, contando un poco lo que me pasaba allí. Los actores también pusieron su parte, aportando sus experiencias reales al texto. Un buen ejemplo es cuando relatan sus gastos diarios para llegar a las funciones y los ensayos, y la desigualdad en la retribución.
- Eso está muy bien representado cuándo se discute la diferencia entre empleo y trabajo.
Hay mucho trabajo pero se hace demasiado gratis. La mayoría de los actores trabajamos gratis, más de los que se cree. Dentro del circuito teatral independiente somos los últimos en percibir un salario: antes cobran los iluminadores, la gente de diseño gráfico, la prensa de la obra, los técnicos. Menos los actores. Eso es muy particular. Algo está mal en el sistema para que sigamos cobrando apenas una limosna.
- ¿Sentís que prima una tendencia a la invisibilización del teatro independiente por parte de las autoridades estatales?
Creo que el teatro del off de Buenos Aires es envidiado en el mundo, la variedad de propuestas que tenemos en Argentina. Todos los días podés ir a ver alguna obra. Muchas veces desde el Estado se utiliza el slogan de que la Cultura está en un primer plano, pero no suele sostenerse en la práctica. Es el mérito de los actores lo que sostiene la actividad.
- A pesar del fuerte tono crítico-político, hay mucho humor presente en Los actores infelices. ¿Eso fue una intención adrede?
Es una elección personal más que estética. Trato de encarar siempre la vida con humor, aún en los peores momentos. Además, creo que si lo que sucede en el escenario está planteado desde una base humorística puede entrar mejor en el público. La reflexión aparece igual y no aliviana en absoluto la carga crítica del espectáculo.
- Hay momentos un poco tensos, donde se rompe la cuarta pared. Me hizo acordar a los espectáculos de Fernando Peña. ¿Te inspiraste en él para crear estas situaciones?
Lo amaba a Peña. Lo escuché mucho en la radio, me encantaba. Hay algo de lo rupturista de él que siento que podemos estar replicando. El espectáculo tiene muchas zonas experimentales. Eso siempre es un riesgo porque no sabés cómo saldrá: cada función es un público diferente. Aún así, ese vértigo es una zona muy interesante para habitar. Salir por un rato de tantas certezas.
Los actores infelices. Sábados a las 19 horas en El Excéntrico de la 18° (Lerma 420). Entradas: $700. El teatro cumple con los protocolos sanitarios adecuados.