Franco Torchia: “Para Milei, las locas somos personas con el culo roto que merecemos estar por debajo de lo aceptable en la sociedad”

En la antesala de la Marcha del Orgullo LGBTIQ+, el periodista Franco Torchia anticipa el regreso de Como nunca... ¡otra vez!, que lo tiene frente al escenario disparando verdades como monologuista de humor político en un espectáculo que busca evocar los café concert de Gasalla y Perciavalle.

28 de octubre, 2024 | 17.29

Franco Torchia no quiere ser actor y tampoco busca parecerse a uno, pero el próximo viernes 1 de noviembre debutará en el Teatro Picadero en la vuelta del show Como nunca… ¡otra vez!, que lo tendrá como monologuista de humor político. “Estamos debutando horas antes de la que, me atrevo a decir, será una de las Marchas del Orgullo más fuertes de las últimas décadas”, señaló el periodista sobre el espectáculo que busca evocar el estilo de los clásicos café concerts de Antonio Gasalla y Carlos Perciavalle de los ‘60 y los ‘70. En un mano a mano con El Destape, Torchia anticipa su reestreno, repasa grandes momentos de bravura mediática en los últimos meses y teoriza las formas de vinculación de las personas LGBTIQ+ en la era Grindr.

Esta no es la primera vez que presentan Cómo nunca, en teatro. ¿Qué cambios hay entre la primera puesta en 2017 y este reestreno en 2024?

- El espectáculo cambió mucho. Con Juampi Mirabelli empezamos a hacerlo en un boliche LGBT de Palermo en el año 2017 durante casi seis meses y nunca jamás hubiéramos imaginado que, un montón de años después, Alejandro Tantanian se mostraría interesado en montar un show así. Fue un prejuicio nuestro a favor de Alejandro, ya que lo veíamos como un director inaccesible y con otros intereses en el teatro, dado que dirigió muchas puestas en el Colón o en el teatro oficial como Eduardo II, que está ahora en el Teatro San Martín. Su presencia introdujo cosas fantásticas  como la presencia del piano en el escenario, con Diego Penelas que es un maestro musical y nos acompaña en todo el show logrando una estructura general que une muy bien todas las partes de Como nunca… ¡otra vez!. El espectáculo es corrosivo, tiene un humor súper reactivo a este momento político.

¿Qué desafíos trae hacer humor político hoy?

- El principal desafío es que creo que tenemos que ser capaces de reírnos en este momento que es muy difícil, por no decir que hay días en que es imposible, porque el aturdimiento es tal que no hay espacio para la risa.

Por otro lado, hay una cosa que me tiene muy sorprendido y es que en nuestro país tenemos imitadores muy conocidos del presidente Javier Milei y otras figuras políticas, pero casi que no hay artistas que hacen humor político estilo café concert y con una crítica realmente intensa al Gobierno. Miedo no tengo, aunque probablemente la sala se va a llenar de libertarios que van a ir a filmar y subir fragmentos del show a las redes sociales para que nosotros seamos maltratados, algo a lo que ya estoy acostumbrado. Desde hace muchos años que vengo siendo trolleado por simpatizantes de La Libertad Avanza, fundamentalmente.

Franco Torchia: “Para Milei las locas somos personas con el culo roto que merecemos estar por debajo de lo aceptable en la sociedad”.

Un ataque que bien podría alinearse con la reciente decisión del Gobierno de Javier Milei de no destinar fondos para la Marcha del Orgullo del próximo 2 de noviembre…

- Diría que la ausencia de fondos por parte del Gobierno Nacional para la realización de esta marcha es lo menos importante de todo. Es decir, no hubo gobierno en las últimas décadas que no destinara fondos para la marcha. Ahora se está jugando otra cosa y es que como personas LGBTIQ+ hoy estamos marcadas a fuego y para el Gobierno Nacional somos las responsables de la decadencia económica y de la catástrofe social en la que está nuestro país. No destinar plata para la Marcha termina de sellar una avanzada ideológica más sangrienta y asesina hacia nosotres que se ve permanentemente plasmada en el discurso oficial de Milei, que cada vez que puede nos recuerda a las locas que somos personas con el culo roto que merecemos estar por debajo de lo aceptable en la sociedad.

Creo que hoy para el Gobierno Nacional no es necesario, por el momento, derogar la Ley de Matrimonio Igualitario, a pesar de que en este momento pretende derogar un artículo de la Ley de Identidad de Género y esto no constituye la noticia alarmante que debería constituir. Ahora mismo hay una unidad específica de funcionarios y funcionarias del Ministerio de Salud de la Nación trabajando para derogar el artículo 15 de la Ley de Identidad de Género, que es el que obliga al sistema privado y al sistema público de salud de la Nación a suministrar a las identidades trans y a las travestis en la Argentina el tratamiento correspondiente. Ese artículo -que ningún gobierno cumplió como se debe- ahora corre el severo riesgo de ser derogado. Pero independientemente de esto, la estrategia general de Milei de señalarnos a las personas LGBTIQ+ como asquerosos que pueden hacer en su cama lo que se nos dé la gana -porque nadie nos ataca-, pero a la vez recuerda que él es capaz de dejarnos el culo como un mandril, va generando una situación en la que nuestras existencias están cada vez más deslegitimadas.

¿Como nunca… ¡otra vez! es “teatro de resistencia” a este discurso?

- Voy a compartir con vos una parte de mi monólogo en el espectáculo, que es un homenaje a Moria Casán -a quien le rendimos homenaje ya que el “como nunca” viene de aquel audio que ella le mandó a Juampi Mirabelli para revelar que estaba pasando un momento de “mucho chongo como nunca”- y dice así: “Este no es un homenaje. Es un grito de resistencia karateca frente a este presente en el que estamos metidos, nos metimos o nos metieron”. Una buena pregunta para hacernos es, ¿nos metimos solos en esta situación? Yo creo que en parte sí, pero también nos metieron de prepo.

Mencionaste que desde hace años estás siendo trolleado en redes sociales con ataques de odio. Teniendo en cuenta que el trabajo del periodista hoy también pasa por la interacción en redes sociales, ¿cómo hacés para regular el hate?

- Como estoy acostumbrado al hate, elijo leer poco y nada en las redes y sorteo esas situaciones incómodas no prestando demasiada atención. Hace más de 10 años atrás mi situación con el odio en las redes era distinta y de hecho le inicié un juicio a una persona que con su nombre y su apellido en Twitter me hostigaba permanentemente con fotomontajes de mi imagen e iraníes ejecutándome por gay y tirándome a fosas ardientes. Esa persona todavía encara un proceso judicial que le inicié y estamos llegando a las últimas consecuencias. Cuento esta experiencia desagradable, que me ocurrió cuando el trolleo era más infrecuente, porque a partir de ahí pude sobreponerme. No es la fórmula para cualquiera, pero es la que me sirve. Trabajo mucho para ser fuerte, pero pasé buena parte de mi vida siendo un niño súper débil.

¿En qué momentos de tu vida superaste la debilidad?

- Hubo varios que me ayudaron, pero el más fuerte fue el nacimiento de Teresa, mi hija. Ahí culminé un proceso de fortalecimiento interno y ese fue un momento muy edificante y decisivo. Teresa ahora tiene 16 años y recuerdo que cuando nació, lo primero que hice fue verla y decirle: “hagamos un pacto: vos y yo vamos a pasar, probablemente, mucho tiempo juntos y yo asumo que voy a trabajar como adulto frente a vos con la mayor cantidad de verdades en la mano. Yo voy a compartir verdades, voy a actuar de verdad y voy a negociar con vos todo lo que haya que negociar con la verdad, así que te voy a pedir un poco lo mismo, salvando la distancia y la asimetría total de nuestras edades y nuestros roles”. Ese fue un momento formidable y me ayudó a empoderarme.

Recuerdo que cuando fue la cobertura mediática del caso Lucas Benvenuto contra Jey Mammón tuviste mucha exposición como orador y el ataque en redes era impulsado por cuentas de trolleo financiadas.

- Sí, eso fue atroz. Como víctima de abuso sexual en dos ocasiones siendo niño, tengo frente a estos casos una sensibilidad muy especial, además de un interés periodístico que, en parte, se desprende por mi propia historia. En ese momento se dispararon ataques por todas partes porque esa es la nueva forma en la que se libran las guerras. Por supuesto que estas batallas tienen consecuencias directas sobre los cuerpos y no hay que perder de vista esto porque impacta de forma directa en una chica adolescente lesbiana que está tratando de vivir más conforme con sus deseos y que está viendo la forma de hablar con su padre o con su madre; impacta de manera directa en las niñeces trans que están tratando de desarrollar sus identidades en este contexto, y así puedo seguir…

¿Qué opinión te merece la resolución del caso de Lucas Benvenuto?

- Cuando las causas como la que inició Lucas sufren el devenir de prescripciones, idas, vueltas y cierres -en otras palabras, “el enjambre del Poder Judicial”-, creo que empiezan a accionar otras formas de Justicia. No creo en la justicia divina porque soy ateo, pero sí creo que, de algún modo, en la historia de Lucas hubo algo de Justicia. No creo nada más que en la judicialización para pensar a la violencia sexual, sino que pienso que hay mucho por hacer en materia de educación, de salud.

En los medios de comunicación…

- Siempre. En ese momento la cobertura del caso se convirtió en una especie de contienda personal entre una parte y la otra como si fuera un partido de tenis o una telenovela. La televisión no cumplió ninguno de los protocolos de cobertura para casos de delitos sexuales y eso hizo que algo de la gravedad del mismo se perdiese. 

También hay un aspecto que alguna vez discutí con alguien en forma personal y es el hecho de que Lucas Benvenuto, por suerte, no funcionó como “la buena víctima”. Siempre se espera que las víctimas de violencia sexual sean lacrimosas, sufrientes, que no sale de los cabales, que habla poco, que es seria casi lúgubre… se espera que las víctimas de violencia sexual se manejen de manera ética irreprochable, ¿pero por qué les pedimos que sean “el paradigma de la buena víctima”?, ¿por qué creemos que las víctimas tienen una única manera de ser y de atravesar los conflictos?, ¿por qué no entendemos que en el origen mismo de la violencia sexual hay muchas veces sensación de enamoramiento, ilusión, confusión? Es central el nivel de confusión de un vínculo en los casos de violencia sexual. Tenemos una capacidad casi instantánea de poner bajo el microscopio a la víctima y ver si efectivamente funciona como tiene que funcionar, pero mucho menos al denunciado. También, creo que tenemos que seguir pensando y problematizando qué pasa entre los jóvenes gays y los hombres mayores.

De tu última oración se despliega otro gran tema que es: ¿cómo pensamos los vínculos de las personas LGBTIQ+ en la era de las apps de citas y encuentros sexuales?

- El otro día, un chico de 22 años me dijo en un testimonio lo fuerte que le parecía que para su generación de varones gays la única manera de conocer a alguien era a través de Grindr. Yo pertenezco a otra generación, no uso esa aplicación -y aunque la usara, a mis 48 años mi acercamiento sería completamente distinto-  y por supuesto que no sé qué se siente, pero me pareció muy interesante esto de pensar en aquellos varones gays que solo conciben conocer el amor de su vida, no alguien con quien tener sexo, solo por Grindr. ¡Que gran observación! Hay demasiado por pensar cuando todo parece indicar que nuestras formas de relación fluyen y somos igualmente libres y capaces de entablar vínculos con cualquiera como un chico y una chica heterosexual, y lo cierto es que no estamos en igualdad de condiciones.

A contramano de la cultura Grindr, pienso que este es un buen momento para una edición de Cupido únicamente para personas LGBTIQ+. ¿Estarías dispuesto a volver?

- No tengo idea si podría funcionar en la televisión actual, pero la última vez que hice Cupido, que fue en el año 2022, El Nueve me echó por discriminación, ya que habíamos grabado un programa de parejas con mujeres trans y no lo querían emitir por estar protagonizado por mujeres trans conociendo a varones. Finalmente, lo pasaron a propósito un día en el que jugó la Selección Argentina, para que no lo viera nadie. Ese es un juicio que tengo hoy con las autoridades de El Nueve y con la productora del programa Flechazo. Si tengo en cuenta este episodio, no creo que haya espacio para mí en un formato así.

¿Y por qué seguís apostando a la televisión?

- Porque sigo creyendo en la comunicación. Aunque a veces eso pueda ser un problema.

Como nunca… ¡otra vez! estrena el viernes 1° de noviembre a las 23.59 hs en el Teatro Picadero (Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA). Entradas en venta por Plateanet y en boletería del teatro.