Las cuestiones de fe no son una pavada y así como muchos encuentran en esta un motivo para expresar sus ideas sobre el más allá de la vida, muchos otros no sienten que la fe sea una respuesta válida y experimentan un sentimiento de enemistad o distancia con la parte dogmática de la espiritualidad que proponen las instituciones. Este planteo práctico de algo tan intangible como las cuestiones de fe fue lo que, en algún momento de sus vidas, enfrentó a las hermanas Natalia y Luciana Slovediansky, quienes se vieron atravesadas por la decisión de una de ellas de convertirse al judaísmo ortodoxo. Pero el amor fue más fuerte y una obra de teatro las volvió a unir: la historia de cómo una pelea familiar creó La papa, una comedia dramática que saltó del off a la Avenida Corrientes.
“Mi familia proviene de un judaísmo conservador y el salto de mi hermana a la ortodoxia, cuando tenía solo 22 años, fue impactante por el nivel de cambios introducidos en sus costumbres y vida cotidiana: mujeres y varones que no pueden saludarse con un beso o un abrazo, solo poder consumir comida kosher, vajilla especial que hay que usar, uso de peluca por parte de las mujeres y prohibición del uso de pantalón”, explicó Natalia Slovediansky en diálogo con El Destape sobre el increíble viraje en la vida de Luciana, y que luego motivó a la creación de La papa, una puesta de gran éxito en el circuito independiente que aborda los miedos y crisis de Nuni (Natalia en la vida real) ante la decisión de su familiar, junto a su búsqueda de la identidad.
¿Qué hacer cuando una persona querida elige un camino que no podemos entender? En el caso de Natalia, terapia y canalizar sus inquietudes en la escritura de esta historia dolorosa, para transformarla en algo positivo. “Con la fe pasé por muchísimas etapas. De chica era una profunda creyente y después realmente no creí nada, tenía mucho enojo y distancia. Hoy creo que hay algo que trasciende al ser humano y es más amplio que nosotros, no pienso que cuando morimos se acaba ahí todo. Hay muchas maneras de ser judío”, precisó la actriz sobre su vínculo con la religiosidad a partir de la experiencia que le tocó atravesar junto a su hermana.
“Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera”, indica el Martín Fierro en una de sus tantas enseñanzas, usadas en la cultura popular para marcar la importancia de forjar buenos vínculos familiares (si las condiciones están dadas para que ello suceda) pese a las discrepancias. Y en el caso de las hermanas Slovediansky esto finalmente ocurrió, marcando el inicio de un presente feliz y lleno de nuevos desafíos en el vínculo. “Vino tres veces a ver la obra de teatro”, comentó Natalia, que aprendió a apoyar la decisión de Luciana a pesar de no compartirla para su vida. “Si al otro le hace bien, lo banco y acompaño el proceso. En definitiva, nadie tiene la verdad”, sumó.
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La clave es negociar para encontrar un punto medio
El presente de Natalia y Luciana es bueno y la nueva relación se basa en el cariño y las negociaciones. Sobre este último aspecto, la actriz ejemplificó: “Cuando voy a la casa de mi hermana y me meto a la pileta no puedo entrar en bikini ni colaless, tengo que usar un vestido; la verdad es que no me importa para nada, porque lo que más me gusta de ese momento es estar ahí, disfrutando con mis sobrinos y jugando con ellos. La bikini la uso cuando voy de vacaciones con mis amigas. De eso se trata la vida: acuerdos que permitan seguir fortaleciendo vínculos”.
La papa. Dramaturgia: Natalia Slovediansky. Dirección: Nicolás Salischiker. Funciones: domingos de febrero a las 19 horas en el Paseo La Plaza (Avenida Corrientes 1660, CABA).