Eduardo Solá, uno de los artistas más reconocidos del teatro transformista en la escena local, estrenó un nuevo espectáculo junto al joven actor Juan Salas, Oh!... Diosas, en la Terraza Teatro Bar del Paseo La Plaza. Durante la hora de show, el humor chispeante no falla y en la intimidad que ofrece el lugar se teje una red-refugio entre transformistas y público, que celebra agradecido que aún haya espacios que apuestan a la creación plena y el teatro de resistencia. En diálogo con El Destape, Solá y Salas presentan el zapping de cuadros que puede disfrutarse los sábados a las 20 horas, reflexionan sobre la escena actual del teatro de transformistas y rememoran sus años dorados.
- No es el primer espectáculo que hacen juntos, ¿cómo se conocieron?
E.S: Fue hace seis años, por un colega transformista. Juan era su asistente, luego trabajó con él, y en un momento se lo pedí prestado. Se lo robé (risas) y nunca más nos separamos. Somos muy buenos compañeros en la vida.
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J.S: Fue admirable que Eduardo me elija porque yo siempre iba a verlo al teatro, con mi mamá.
- Eduardo, sos una leyenda del transformismo
E.S: No me hagas reír. ¡Me cargan todos con esto de 'la leyenda'! Me lo tomo con muchísimo humor: leyenda, ícono, me suman edad por todas partes.
J.S: Una vez apareció un crítico en un espectáculo que hacíamos y tituló 'la leyenda viva del transformismo'. Eduardo casi se muere, lo trataban como una momia.
- ¿De qué concepto parte Oh... Diosas?
E.S: Es un salpicón. No hay una temática general de 'principio, desarrollo, final', sino que está organizado en pequeñas historias. Es un zapping de cuadros en una hora, como actor terminás un poco loco entre tantos cambios de vestuario y escenas. En mi opinión, la gente necesita estímulos continuos porque se aburre con facilidad.
J.S: Es muy lindo cuando viene gente que nunca vio un espectáculo de transformistas y salen alucinados con la cantidad de cambios de vestuarios, monólogos, playbacks, ven a Eduardo tocar el piano. Son muchos los estímulos.
- ¿Sigue habiendo una escena del transformismo en Buenos Aires?
E.S: Lamentablemente, cada vez son menos los espacios dedicados a esta forma de hacer teatro. Después de Cromañón cerraron los últimos pubs que quedaban y hacían de espacios para alojar a los actores transformistas con sus shows.
J.S: Murieron los grandes grupos de teatro transformista. Eduardo fue parte de esa época de oro.
- El Grupo Caviar
E.S: 17 años trabajé con Jean François (Casanovas), compartiendo cartel y autoría. Me uní a Caviar como 'Eduardo Solá en Caviar', fui con mis cuadros porque me encantaba la estética del grupo y quería aportar desde ahí: mientras Jean François hacía a Edith Piaf, yo tocaba el piano y hacía a La Maestra. Recién ahora soy consciente de la popularidad que tuvimos, siempre lo viví como algo natural el hecho de estar compartiendo afiche con artistas de la talla de Niní Marshall, China Zorrilla o Paco Jamandreu.
- ¿Fuiste amigo de Paco?
E.S: Era una persona maravillosa, siempre andaba con algún chongo, genialísimo. Y muy generoso: una vez estrenamos una obra sin un centavo para conseguir el vestuario y nos invitó a su casa para que elijamos lo que más nos gustase. Te voy a contar una cosa que solo sabe mi grupo íntimo de amigos: en una cena de amigos, Paco me preguntó si quería ponerme un vestido de Eva (Perón) y terminé comiendo con uno de sus atuendos.
- ¿Qué sentiste sabiendo que Eva había usado ese vestido?
E.S: Me sentí ella en ese momento. No estaba sentado en la silla, ¡levitaba!
- Oh!... Diosas. Dirección general: Eduardo Solá. Funciones: sábados a las 20 horas en la Terraza Teatro Bar del Paseo La Plaza (Avenida Corrientes 1660).