La novela "Carne", donde Tamara Rutinelli hace eje en el lugar destinado a la mujer, desde una cosmovisión patriarcal, tiene como contexto la década del 80, en una historia que alude también a la figura de Eva Perón, como símbolo de la mujer que traspasó el mundo de lo privado para llegar, desde la política, al terreno de lo público.
La historia tiene como protagonista a Clara, quien pasa de la niñez a la adolescencia, con un cuerpo que se va transformando, en un contexto donde su mundo íntimo se enfrenta a la mirada y al discurso de lo público, que condiciona su bienestar y la aceptación de su condición de mujer.
- Télam: En el inicio de la novela hay menciones al peronismo. A que responden esas menciones?
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- Tamara Rutinelli: El peronismo fue muy fuerte en mi familia, es un tema que conozco. Si el cristianismo nos sirve para pensar la civilización occidental, el peronismo nos sirve para pensar nuestra historia como sociedad. Como núcleo narrativo es inagotable. La frase lo personal es político de los 70, fue una manera de repensar la relación entre lo privado y lo público, que era históricamente el terreno de la política. En el comienzo de la novela, Clara está en la escuela escuchando una clase sobre peronismo. No puede prestar atención porque mientras permanece sentada, sabe que se está manchando el guardapolvo con sangre menstrual. En esta escena aparece el conflicto entre lo privado y lo público: la menstruación y el cuerpo experimentado como carga, la institución escolar y la historia, amén de los paralelismos. La imposibilidad de estar presente en ese espacio y en esa escucha del relato, de intervenirlo, viene dado por la menstruación vivida como algo vergonzante. Pero todavía más: Eva es la mujer que accede al ámbito de lo público al ingresar a la política, en una época en que, salvo contadas excepciones, a las mujeres les estaba vedado participar. Desde la ficción, leo una especie de maldición mítica, de tabú infringido en su final. Eva muere a causa de un cáncer de cuello de útero, eso que confina a la mujer a la biología, a la función reproductora. Parece un castigo divino. Con estos hilos se tejen los mandatos y el temor a rebelarse.
- T:La novela está ubicada en la década de los 80. ¿Qué representa esa época en el contexto de la historia?
- T.R: Crecí en los 80, en una pequeña ciudad del sur de la provincia de Buenos Aires. Los 80 forman parte del acervo cultural de mi generación. A partir de entonces empieza a efectuarse a través de los medios de comunicación una normalización de la población que va borrando lo local para conectarnos de manera definitiva con un modelo estandarizado de sociedad. Me interesaba simbólicamente la coincidencia de esa transición de lo local a lo global, que implicó un desplazamiento de las referencias de lo periférico hacia lo central, con el pasaje de la infancia a la adultez. Ese pasaje resulta crucial para Clara.
Con información de Télam