La amistad como conversación se potencia en las cartas entre Margo Glantz y Tamara Kamenszain

27 de julio, 2023 | 15.12

(Por Emilia Racciatti). La conversación entre Margo Glantz y Tamara Kamenszain se inició en 1979 en México, cuando la poeta, ensayista y docente argentina se exilió con su familia y luego, con el regreso al país, pasó a las cartas: esa correspondencia, escrita entre 1984 y 1997, ahora amplía su alcance con la publicación del libro "Ya te llegará", puesto en marcha a partir de la iniciativa de sus dos hijos Malena y Mauro Libertella, quienes convocaron a cinco amigas de la autora de "La novela de la poesía" para que trabajaran su archivo, en el que la pila de cartas de "Marguito" o "Margotita" -como la nombraba- se destacaban.

"Entre la confidencia y la admiración, entre el cariño y el respeto intelectual, este intercambio epistolar retrata la experiencia de dos escritoras latinoamericanas contemporáneas que continuaron siendo cómplices entrañables hasta la muerte de Tamara en 2021 y parece seguir hablando hasta el presente de las formas siempre nuevas de la literatura y la amistad", dicen en el prólogo Leonora Djament, Cynthia Edul, Florencia Garramuño, Mercedes Halfon y Malena Rey.

Las cinco comenzaron a reunirse en la casa de Kamenszain (1974-2021) y en esa cita semanal fueron organizado documentos de la autora que apostó al ejercicio de la memoria para transformar lo íntimo en literatura y cultivó una obra que condensó la potencia de la ficción para narrar la vida.

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"Como se explica en el prólogo colectivo del libro, después de su muerte varias amigas de Tamara organizaron su biblioteca y revisaron sus papeles. Sus cartas estaban guardadas y sólo las mías estaban aparte, atadas con un cordoncito y un pequeño letrero con mi nombre: me emocionó mucho. La muerte repentina de Tamara unos meses después de que con Analía Couceyro hubiera venido a México para acompañarme a celebrar mis 90 años me conmocionó enormemente y saber que yo ocupaba un lugar especial entre sus corresponsales me conmovió aún más. Con mi amiga Ana Negri, que ahora vive en Buenos Aires, envié la fotocopia de mis cartas a las organizadoras del posible libro y en 2022 estuve en Buenos Aires con Paloma Vidal. Allí nos reunimos con sus hijos y con quienes planeaban hacer una publicación de la correspondencia", relata Glantz a Télam en un intercambio vía mail.

La escritora y periodista mexicana se sumó a este proyecto que tuvo como una de sus primeras convocadas a la editora y periodista Malena Rey, quien cuenta que la idea de trabajar con su archivo surgió de forma espontánea en una charla con Mauro Libertella, uno de los hijos de la poeta, que es su amigo desde hace veinte años. "Fue la forma de ofrecerle ayuda a un amigo que estaba muy triste y que no sabía cómo empezar a lidiar con el vacío que su madre había dejado. Le dije que podíamos ayudarlos a él y a su hermana a inventariar los libros y papeles de Tamara cuando creyeran que era el momento de hacerlo, con la intención de que supieran bien todo lo que les había dejado", rememora y explica que "la muerte de Tamara fue repentina, inesperada. Entre el diagnóstico y su fallecimiento pasaron menos de diez días, por lo que el impacto de su partida fue también muy fuerte".

Con el OK de su amigo, la editora dinamizó la convocatoria "a dos grandes amigas de Tamara, Florencia Garramuño y Cynthia Edul, y a Mercedes Halfon, que venía trabajando en el archivo de Juana Bignozzi porque es su albacea". Las cuatro empezaron a reunirse los jueves a la mañana en el departamento de Kamenszain, sobre la calle Juncal.

"Con mucha emoción, y también mucho amor y compromiso, inventariamos cuidadosamente durante varios meses los más de 1500 volúmenes de su biblioteca de poesía argentina y latinoamericana, y también sus papeles personales, su archivo y sus cartas. Otras personas pasaron por Juncal esas mañanas a colaborar: Leticia Frenkel, Paloma Vidal, Osvaldo Baigorria, Julieta Lerman, y por supuesto Malena Libertella, la hija de Tamara. Al poco tiempo se sumó también Leonora Djament al equipo, quien fue la última editora de ella. Todas las decisiones sobre este libro y el archivo de Tamara las tomamos de manera consensuada y de común acuerdo con sus hijos, por supuesto", cuenta la editora de Caja Negra y autora del newsletter El Hilo Conductor.

¿Qué implicó para Glantz reencontrarse con ese material? "Releer los ires y venires de cartas que eran testigo de una gran amistad fue a la vez placentero y doloroso, es más, lamento que internet y el WhatsApp cambiaran totalmente el sentido y razón de la comunicación epistolar y, aunque conservo varios de los WhatsApps que intercambiamos, es evidente que se trata de otro tipo de comunicación, más rápida, más aleatoria, menos reflexiva, que todavía no encuentra su lugar ni un nombre específico", apunta sobre las modificaciones de formato de esa comunicación que sostuvieron estas dos amigas entre México y Argentina.

Por ejemplo, recuerda que en uno de los últimos mensajes le anunciaba que estaba escribiendo un libro de poemas que le iba a dedicar, en referencia a "Chicas en tiempos suspendidos" que, efectivamente, se publicó después de su muerte y estaba dedicado a ella. "Una prueba más de nuestra entrañable amistad, la amistad entre dos mujeres de edades y países diferentes, pero vinculadas ambas a su judeidad", señala la autora de "Por breve herida" y "Coronada de moscas".

Al rememorar estos encuentros que comenzaron en el verano de 2022, Edul, escritora, docente y dramaturga remarca que fueron muchos meses en los que pasaban "todas las mañanas de los jueves recorriendo las notas, las dedicatorias y las marcas de los libros de poesía de Tamara" y en ese recorrido advirtieron que casi todos los libros de poesía estaban dedicados. "Eso expresa una trama de relaciones, una poeta que estaba involucrada con todxs lxs poetas de su época. Y si querés entender el campo de la poesía de los 80, los 90 y los 2000, revisá esa biblioteca y aparece el mapa entero, con todos sus recorridos", subraya.

Sobre esos encuentros y el proceso de trabajo con ese archivo, la investigadora y docente Florencia Garramuño cuenta que comenzaron con el inventario de los libros de poesía, pero muy tempranamente encontraron las cartas de Margo Glantz separadas con una bandita elástica y un papelito que las identificaba.

"Había muchas más cartas, pero decidimos dedicarnos a estas una vez terminado el inventario porque pensamos que Margo podía enviarnos las cartas de Tamara y así reconstruir la conversación", destaca.

La periodista, poeta y escritora Mercedes Halfon dice que "el trabajo de ir a catalogar fue un poco de emergencia, con la idea de ayudar a los hijos" y se encontraron con todo lo contrario a un caos".

Resulta que la autora de "El libro de Tamar" tenía todo bastante ordenado: "los libros por orden alfabético, los papeles divididos en distintos cajones por actividad, las cartas juntas", describe Halfon.

"Cada archivo habla sobre quien lo armó y en este se puede observar que ella era una escritora muy consciente de su obra y también de su importancia póstuma. El mayor desafío y a la vez la mayor virtud de consolidar este archivo fue el trabajo en equipo. Hicimos encuentros grupales de catalogación durante meses, una vez por semana, éramos entre cuatro y cinco mujeres fijas y otras personas que se sumaban ocasionalmente", reflexiona.

La autora de "El trabajo de los ojos" considera a esas jornadas en la casa de Tamara "como una rampa de producciones: algunas dictaban los títulos de los libros a otras que armaban un Excel, unas revisaban las cartas, otras archivaban en cajas y así".

"Yo venía de trabajar con el archivo de Juana Bignozzi que fue un trabajo lentísimo, porque lo hice sola, con la única ayuda de una archivista que catalogó las imágenes. Entonces este proceso se me volvió más vertiginoso, vital y colaborativo. Creo que a Tamara, que era muy amiguera, muy atenta a las jóvenes generaciones, le hubiera gustado", sintetiza.

La editora Leonora Djament explica que ese verano de 2022 se sumó a esa tarea de catalogación y eran todavía tiempos de pandemia: "Llegábamos con barbijo, cada una tomaba su mate y abríamos las ventanas aunque hiciera frío. Fueron encuentros muy emotivos que nos ayudaron a transitar el duelo. Desde el comienzo había surgido al pasar la idea de un libro de cartas entre Margo y Tamara. Cuando terminamos de catalogar los libros de poesía y pasamos a leer las cartas, nos encontramos con que la correspondencia con Margo era la más abultada y estaba claramente separada del resto. Así empezamos a imaginar concretamente la posibilidad de este libro", indica.

¿Cuál fue el mayor desafío? "Todas las decisiones que hubo que tomar fueron complejas porque son decisiones que se toman en nombre de alguien que ya no está. ¿Qué hubiera querido Tamara? ¿Cómo le hubiera gustado que quede catalogada su biblioteca? ¿Dónde guardarla? ¿Qué textos encontrados pueden ser publicados y cuáles no? ¿Qué define una obra? ¿Qué es obra y qué no?".

En una carta fechada el 30 de diciembre de 1991 Kamenszain le dice a "Marguito" que recuerda especialmente "aquel año nuevo" que pasó con su familia cuando estaban apenas llegados a México y le agradece: "Esa hospitalidad no se olvida nunca... Vos ni sabés lo que significa...". En la misma carta comparte su pesar por haber pasado un año "muy duro" pero asevera: "En fin, de todos modos, se sigue escribiendo y tratando de gozar de la vida".

Con información de Télam