Santiago Rey, organizador del Festival Iberoamericano de Periodismo Narrativo, destacó la implicancia del género de no ficción a nivel nacional y ejemplificó con "algunos textos de la independencia, pasando por textos de las guerras intestinas antes de la consolidación nacional", que pueden leerse en esa clave, hasta el presente con un panorama de gran producción de este formato periodístico.
"Ya en el siglo XX, por supuesto que es fundante el trabajo de Rodolfo Walsh con Operación Masacre, y luego Tomás Eloy Martínez, por citar solo algunos, y en las últimas décadas, el trabajo de muchísimos cronistas, por mencionar solamente tres que tienen mucha vigencia y actualidad y que son referencias ineludibles. Leila Guerriero, Martín Caparrós y Cristian Alarcón componen una tríada muy importante de lo que es el periodismo narrativo en nuestro país y que es, digamos, heredero de todas estas otras tradiciones", plantea Rey.
En un contexto de explosión de formatos y variedad de géneros, la periodista Sonia Budassi dice a Télam que "dar un panorama exhaustivo" sobre la no ficción en Argentina "es difícil porque, por suerte, se produce y se publica mucho (y se podría publicar más si las condiciones materiales de la industria no fuera tan difíciles)".
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"Además son varios los géneros y los híbridos que caen bajo la categoría de no ficción. Hay muchos textos que tienen una innegable vocación narrativa y cuando esto se logra, generando más preguntas que respuestas -lo cual no implica denostar el dato, para nada- nos encontramos, en mi opinión, ante algo verdaderamente interesante, es decir, literatura de no ficción", explica Budassi.
Pero hay que separar la paja del trigo: "A veces veo tendencia a narrar por narrar y no es algo necesario o interesante cuando las anécdotas resultan banales; cuando no tienen capas de sentido ni hablan de temas profundos o universales que pueden expresarse a partir de detalles. Narrar sin un objetivo resulta un gesto vacío. En esos casos, prefiero el periodismo "puro y duro", o sea, el registro convencional con información austera sin florituras narrativas si no están justificadas", distingue la periodista.
Desde su perspectiva, la producción de la crónica y del ensayo personal están creciendo en caudal. "Los temas siguen siendo muy variados como ha sucedido históricamente, en mi opinión, en Argentina; van desde perfiles bien logrados de políticos, a reconstrucciones de eventos históricos o historias alrededor de la riqueza y la desigualdad".
"La autoficción sigue invadiéndolo todo, con mejores y peores resultados, como sucede, creo, con las piezas que te dije antes. Por eso es muy necesario un espacio donde se discutan los modos de contar la realidad, ya sea la ficción o la no ficción porque lo estético genera consecuencias políticas, por eso es tan necesario este festival. Y además entre todo el barullo se suman las nuevas tónicas narrativas de las redes; el llamado "story telling" todo lo invade y nos presenta nuevos desafíos a quienes escribimos y leemos ficción y no ficción. A nivel de tenerlos como insumos de nuestras narrativas pero también para analizar qué finalidad busca y qué efecto genera una narrativa y otra; un libro y un meme, una historia de Instagram y un tuit y así", analiza la autora de "Los domingos son para dormir".
En este escenario de amplia producción de libros híbridos, que mezclan ensayo con autobiografía y poesía, ¿de qué manera se relaciona con el género de no ficción? "¡Es todo parte de la misma y celebratoria confusión!", dice Budassi. "Los géneros híbridos existen desde que nació la palabra escrita, sólo que desde hace décadas pensamos más en términos genéricos, categóricos, y somos más consientes a la vez, del famoso "estallido de los géneros", de la mixtura, de ver qué se cuenta bajo esas formas. Y sí se ven más textos autobiográficos. Son diferentes modos que adopta la literatura, que siempre tuvo distintos recursos, técnicas, herramientas, y hasta miradas filosóficas para acercarse a lo real y pensarlo, representarlo, discutirlo", explica la escritora.
Para ella, porque existe el pacto de lectura es que se puede discutir y pensar: "¿Esto es real?¿Cuál es el estatuto de la verdad en la narrativa, en la literatura, en el periodismo? ¿Es igual?". En esa línea, agrega: "En cualquier caso esas modulaciones inestables y mixturadas, cuando están bien hechas, resultan interesantes. Pero también puede ser una cosa banal y anodina", advierte y ejemplifica: "Muchas veces lo autobiográfico se sostiene bajo un "yo" débil, superficial, aburrido, que sólo se sostiene, y mal, sobre un pronombre propio y nada más".
"La experiencia en sí no es necesariamente interesante. Lo que la vuelve en potencia atrapante son los modos de procesarla, y elaborarla bajo los prismas del arte, la elaboración de un punto de vista singular, ya sea recurriendo a la poesía, la narrativa, la autoficción o una tercera persona omnisciente como la anacrónica del Siglo XIX. Si las autoras y autores son conscientes de su finalidad, se produce algo disruptivo, interesante, más allá del recurso elegido", explica Budassi.
Con información de Télam