Quienes puedieron disfrutar ya de la primera parte de la quinta temporada de La Casa de Papel comprobaron que, cuando sus responsables anunciaban que llegaba la "guerra total", lo hacían en serio. La serie redobló la apuesta convirtiendo la historia del atraco al Banco de España en una ficción bélica y, lamentable, como en todas las guerras siempre hay que lamentar pérdidas. Y si la cuarta temporada terminó con la trágica muerte de Nairobi, esta etapa de la serie de Netflix dio inicio al desenlace definitivo con otra despedida no menos dolorosa.
(ATENCIÓN: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS)
Después de que la policía se vea sobrepasada y de que los asaltantes decidan entregar a 'Arturito' -malherido tras acaudillar un intento de fuga que finalmente es abortado por la banda- para que reciba atención médica, un comando especial del ejército, formado por los efectivos más desquiciados y pintorescos que uno podría imaginar y con Sagasta al frente, irrumpen en el edificio. Haciendo saltar por los aires el techo del Banco, sin respetar el artesonado del siglo XVIII, el ejercito entra en el edificio. Ante esta incursión, siguiendo las órdenes del director, todo el equipo de asaltantes se moviliza para atacar al comando por distintos flancos. Pero cuando, tras un intenso tiroteo, parece que los tienen rodeados, Sagasta activa el cierre de seguridad de las estancias del Banco dividiendo a la banda.
Así, Palermo, Lisboa y Río quedan atrapados detrás de una puerta acorazada, mientras que Denver, Tokio y Manila, ahora en clara inferioridad, tengan que plantarle cara a los militares en solitario. Para lograrlo, se atrincheran en las cocinas, bloqueando la puerta de entrada con la placa de los fuegos. Allí tienen un brutal tiroteo contra los hombres de Sagasta y, especialmente contra Gandía.
Tokio vs Gandía
Así, el personaje de Úrsula Corberó provocó al responsable de seguridad para ganar algo de tiempo, "Hola Gandía, ¿cómo estás cariño, me has echado de menos?", dice burlona Tokio, que acusa al jefe de seguridad de traidor sacándolo de sus casillas. Desquiciado, Gandía desoye las órdenes y lanza una granada dentro de la cocina que, lejos de aniquilar a los asaltantes, se lleva por delante a varios de los militares ya que Tokio la lanza de vuelta. Entonces, tras la insubordinación del iracundo Gandía, Sagasta sigue adelante con su plan inicial, entrar a la cocina tirando abajo el muro de la despensa. Esto deja a Tokio y a sus dos compañeros atrapados, sabiendo que los militares están a punto de entrar en una estancia de la que no pueden escapar a no ser que Palermo, con la ayuda de los fundidores de Bogotá, logre perforar la puerta blindada y consigan así salir del museo.
Pero no hay tiempo, el ejercito derribará la pared antes. Al oír el ruido de fuera, Tokio descubre cómo están intentando entrar y acude a la despensa junto a Denver. Pero se trata de una zona no seguira, ya que las decenas de francotiradores tienen visual del interior. Al disparar a los miembros del comando a través de los agujeros de la pared, la atracadora revela su posición y es blanco de los francotiradores que la acribillan. Malherida, y sabiéndose sin posibilidades reales de huir, Tokio decide montar una trinchera para cubrir a sus dos compañeros: su único objetivo ahora ya no es sobrevivir, es salvar a Denver y Manila y conseguir que ellos sí escapen. Pero no hay salida, el ejercito está a punto de tirar abajo la pared y el resto de la banda no llegará a tiempo.
Pero cuando parece que ya todo está perdido, Estocolmo que está en una de las plantas de abajo cuidando del herido Helsinki, se da cuenta de que hay un montaplatos que conecta la cocina con el despacho del Gobernador por el que podrían escapar deslizándose hacia abajo. Sin embargo, Tokio, con múltiples impactos de bala, no puede bajar y Denver se niega a dejarla. "Tokio, ya se murió mi padre en un atraco... y a mí una hermana no se me muere", dice el personaje de Jaime Lorente. "Cariño, tienes que salvarme la vida. Todo va a salir bien... vete", dice Tokio que les promete que cuando ellos bajen, ella se lanzará detrás por el montaplatos. Pero su intención nunca ha sido esta.
Una muerte que los fans no se esperaban
En este momento de épica máxima, en el que la atracadora va poco a poco afrontando su inevitable destino, aparece Río que desde la planta de abajo ha agujereado el techo con un martillo neumático... pero solo logra hacer un pequeño agujero por el que meter la mano y despedirse de su amada antes de que llegue el enemigo. "¿También eres albañil?", le pregunta ella para después hacerle ver la cruda realidad: "No hay tiempo". Tras darle la mano, y tal como le dijo a Nairobi en el flashback del cuarto capítulo, sabedora de que se acerca su final busca un recuerdo bonito, un lugar en el que fue feliz para quedarse allí para siempre. "¿Sabes de qué me estoy acordando? De la primera noche en Toledo cuando bailamos juntos", le confiesa mientras comienza sonar el tema 'Grândola, Vila Morena', el himno de la Revolución de los Claveles de Portugal, interpretado por Cecilia Krull y Pablo Alborán.
"No soy de llegar a viejecita en un penal, soy más bien de escapar. Y si no puede escapar mi cuerpo... al menos que escape mi alma", dice la voz de Úrsula Corberó mientras la cámara muestra el rostro ensangrentado pero sonriente de la atracadora que sujeta las anillas de cuatro granadas que lleva en el cuerpo y que detonan llevándose por delante a Gandía y los militares. Así, y de una forma tan desgarradora como épica, uno de los personajes centrales de la serie La Casa de Papel se despidió acabando con uno de los villanos más odiados. Para conocer cómo afectará esta pérdida al grupo, los fans tendrán que esperar al estreno de la segunda parte de esta temporada el próximo 3 de diciembre en Netflix.