Si bien se formó con el prestigioso maestro de actores Agustín Alezzo y partió rumbo a México en busca de mejores posibilidades laborales en la actuación, hasta que lo llamaron para trabajar en la serie de Luis Miguel, el actor cordobés César Santa Ana montó un puesto de choripanes en la Plaza de Toros para vivir sin perder las esperanzas de que, en algún momento, le llegaría “el proyecto” que le diera gloria como actor y un lugar en la industria del entretenimiento. La llamada de Netflix fue el boleto de ida para Santa Ana, quien pasó a convertirse de forma inmediata en ‘uno de los argentinos que triunfa en Luis Miguel, la serie’.
Junto a César Bordón, otro colega criollo, componen a los managers de “El Sol” de México tras el fallecimiento del déspota Luis Rey, el villano de la primera temporada de la serie que cautivó al mundo. Mientras los usuarios de Netflix pueden disfrutar semanalmente la segunda temporada del hit televisivo, El Destape dialogó con César Santa Ana sobre el rol que le cambió la vida.
- ¿Cómo describirías a tu personaje?
Alex McCluskey fue una persona que trató de estar siempre al lado de Luis Miguel y dejó mucho para acompañarlo en su carrera.
- Uno de los misterios más importantes de la vida de Luis Miguel gira en torno al paradero de su madre, Marcela Basteri. Aunque la serie maneja una versión de lo que pudo haberle ocurrido, ¿tenés alguna hipótesis sobre su destino?
De eso elijo no posicionarme para no generar malestar en las personas involucradas en lo sucedido. No me gusta hablar de eso, elijo pasar el tema. La serie está avalada por Luis Miguel y considero que está muy bien narrada. Sus cuestiones personales son tratadas con mucho respeto dado que al día de hoy hay mucha gente involucrada en su vida que aparece ficcionalizada en la serie y todavía vive.
- ¿Lo conociste a Luis Miguel?
Sí. Cuando grabamos en Acapulco, cayó al rodaje para invitarnos a comer y a un show que dio en un auditorio increíble, en un teatro muy grande, con una acústica espectacular. Es un hombre magnético. Estaba en una de las primeras filas y cuando salió al escenario y lo vi no podía creer que estuviera formando parte de la serie. Fue una locura.
- ¿Cómo llegaste a la serie?
Me pasaron el casting, fui y cuando terminé la audición me sentí muy a gusto con lo que había hecho. Eso es muy difícil de sentir porque, por lo general, cuando salís de probarte para un rol estás lleno de dudas.
Cuando me notifican que quedé no lo podía creer. Le conté a mi hija de seis años que iba a empezar a trabajar para Netflix y se puso muy feliz. Lástima que el destino quiso que al otro día de haber quedado sucediera un terremoto en las locaciones, lo que hizo que se demorase el rodaje por tres meses.
Cuando te dicen ‘vas a estar en Netflix’ se te abren las puertas a otro planeta. Sí esperaba que la serie tuviera cierta repercusión pero jamás pensé que iba a desatar un furor en todo el mundo.
- Y junto a César Bordón pasaron a ser ‘los argentinos que triunfan en México con la serie de Luis Miguel’. ¿Te costó insertarte en la profesión una vez que emigraste de Argentina?
Sí. Es una profesión muy competitiva. Siento que a veces los actores quedamos deprimidos por la falta de oportunidades o por el acomodo en las producciones: de repente te probaste para un rol, lo hiciste perfecto y eligen al hijo del jefe. Te pone mal.
Pensá que si en Buenos Aires hay diez castings por semana, en México hay diez por día. Eso equivale a una mayor cantidad de personas postulándose, lo que vuelve al oficio del actor más complejo. Hay muchísimos más como vos ahí, esperando su oportunidad. Si no te destacás, tenés un panorama complejo.
- ¿Te gustaría volver a Argentina?
Me encantaría volver a trabajar en mi país, pero hay dos realidades: desde que estrené Luis Miguel, la serie, aún no me llamaron para ninguna producción y construí toda una vida en México. Pero sí, extraño Argentina. Sería hermoso volver.
Luis Miguel, la serie está disponible en Netflix. Cada semana se estrena un nuevo capítulo de la segunda temporada.