Contar presenta Mirándote, la serie de la fan de Alberto Migré que quedó ciega antes de ver el último capítulo de Rolando Rivas, taxista

La serie Mirándote reconstruye el mundo fantástico de Alberto Migré: el creador de más de setecientas telenovelas de autor que sentaron las bases de la industria más poderosa de América Latina.

10 de mayo, 2021 | 20.01

Mirándote. Una cita con Alberto Migré (2019), serie que combina el documental y la ficción para recrear la vida y la obra de uno de los autores más prestigiosos de la Argentina, se emitirá desde hoy en la plataforma pública y gratuita Contar.

La serie reconstruye el mundo fantástico de Alberto Migré: “el señor éxito”, “el padre de la lágrima” y “el autor del amor”, el creador de más de setecientas telenovelas de autor que sentaron las bases de la industria más poderosa de América Latina.

Tomando como protagonista a una fanática de Migré, que se queda ciega justo antes de ver el último capítulo de Rolando Rivas, taxista -un personaje basado en una historia real- y a través de reportajes a actores y actrices de sus elencos, Mirándote apunta a revelar los secretos de una gran historia de amor:

La serie cuenta con las actuaciones de Sofía Gala Castiglione, Patricia Palmer, Víctor Laplace y Juan Pablo Mirabelli, además de testimonios de personalidades como Leonor Benedetto, Paz Martínez, Fernanda Mistral, Arturo Puig, María Valenzuela y Soledad Silveyra.

El 10 de marzo pasado se cumplieron 15 años de la partida de Alberto Migré, una figura esencial en la radio y la televisión argentinas, donde revolucionó como libretista los géneros del radioteatro y la telenovela, dejando una huella imborrable y un nombre que permanece en la memoria del público.

¿Quién fue Alberto Migré?

Descendiente de inmigrantes piamonteses, Felipe Alberto Milletari Miagro nació en Buenos Aires el 12 de septiembre de 1931, fue actor infantil en las huestes de Salvador del Priore, aún adolescente escribió libretos publicitarios y compartió generación creativa con figuras como Nené Cascallar, Alma Bressan, Abel Santa Cruz y Celia Alcántara, quienes debían teclear en soledad unas 300 páginas por semana.

Con su apellido ya transformado en Migré, renovó las anquilosadas formas del radioteatro, a fines de los años 50 del siglo pasado bregó por imponer el "voseo" para naturalizar la expresión de sus personajes -hasta entonces se hablaba obligatoriamente de "tú" en las radios y los verbos se conjugaban al modo castizo- y en sus últimos años despellejó a las nuevas formas de trabajo en grupo, que hacían perder identidad a los personajes.

Hombre culto por formación familiar, intentó ser actor pero eso duró poco; su voz no era lo que se esperaba ante un micrófono, pero la suerte se puso de su lado y cuando cumplía con tareas menores como sonidista en un radioteatro que protagonizaban Chela Ruiz y Horacio Delfino, se atrevió a escribir algún capítulo del Teatro infantil Juancho, ante la intempestiva enfermedad del titular. Apoyado por esa actriz, pasó de sonidista a autor de programas como Revista juvenil argentina (1948) y, ya consagrado, a principios de los 60 ingresó en la pantalla chica con otros como Silvia muere mañana, con Nora Cullen, Atilio Marinelli y Nelly Meden, y Amelia no vendrá, con Marinelli y Beatriz Taibo.

En 1972 comenzó su época de oro en TV con las tiras Rolando Rivas, taxista, con Claudio García Satur y Soledad Silveyra -en 1974 tuvo una versión cinematográfica dirigida por Julio Saraceni y guionada por Rodolfo M. Taboada y Roberto Tálice sobre el argumento de Migré-, continuada por Pobre diiabla, con Solita y Arnaldo André; y Piel naranja, con André y Marilina Ross como parejas principales. Dentro de una lista enorme se recuerdan Pablo en nuestra piel, con Arturo Puig y María Valenzuela, pareja que se repitió en Un hombre como vos, ya con la pantalla en colores, Una voz en el teléfono, con Carolina Papaleo, y Leandro Leiva, un soñador, con Miguel Ángel Solá.

Los finales de la década de los 90 fueron crueles con él porque la TV local lo olvidó por completo y cambió sus formas de escribir sus ficciones, lo que lo enojaba mucho. En 2001 volvió al radioteatro semanal con Permiso para imaginar, que pasó por un par de emisoras y falleció siendo presidente de Argentores desde dónde defendió los derechos de los libretistas.

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