El Infierno: una experiencia incómoda y reveladora

La miniserie refleja las dudas existenciales de una joven que se atreve a cuestionar el mundo que la rodea.

05 de noviembre, 2021 | 16.23

El Infierno es una serie independiente que utiliza la historia de una joven actriz en busca de abrirse un camino en su oficio para vomitar la opresión, enajenación y frustraciones que conlleva el actual sistema sociopolítico en la vida de las personas. La primera temporada de la creación de Santiago Mouriño y Pablo Balmaceda -cuyo estreno se dará entre el 18 y el 28 de noviembre por Eventbrite- mantiene la tensión durante el prólogo y sus cuatro capítulos, en los que refleja distintas situaciones que sacan de eje a la protagonista. Con un fuerte rechazo a los recursos redundantes y obvios, El Infierno pone en ejercicio la mente del espectador.

Agostina (Agostina Innella) es una joven del interior que se aleja de su familia y se radica en un precario departamento de Buenos Aires para desarrollar su vocación actoral. Mediante una voz en off, en los primeros minutos de El Infierno, la protagonista expulsa de sí todos sus planteos existenciales y anticapitalistas, que refieren a cuán diseñado está el ser humano por el actual sistema para obviar las realidades crudas que lo rodean y enfocarse en los filtros de Instagram.

El personaje principal de El Infierno es de Cipoletti, al igual que la actriz que lo encarna.

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La joven pareciera no hallarse completamente en ninguno de los ámbitos en los que se encuentra. Cada capítulo plantea diferentes escenarios que forman parte de la cotidianeidad de Agostina y en todos se nota una incomodidad en ella. En una noche psicoactiva con amigos, en chats subidos de tono con una chica que le gusta (Vero Geréz), en comunicaciones telefónicas con su hermano y con el director del film que protagoniza (Fabricio Miscione), la protagonista mantiene una expresión de desasosiego, de desesperanza. Su vacío existencial es tan grande que no logra encajar en ninguno de los esquemas a los que su destino la enfrenta, pero lejos de desanimarse, esto hace que se cuestione todo el tiempo sus dudas y la realidad que la rodea. Ese es el motor de su vida.

El Infierno retrata muy bien la despersonalización de los seres humanos

Los medios masivos, las redes sociales y los algoritmos moldean la manera de pensar y, por ende, de vivir de las sociedades. El Infierno retrata muy bien la despersonalización que los seres humanos sufren en ese proceso basado en robotizar las mentes de todos para que el sistema continúe intacto y que quienes tienen el poder no lo pierdan. “Soy adicta a la nada. Soy una mezcla entre todo lo que pasa arrastrado por mi pulgar”, relata Agostina, en un fragmento de su descargo antisistema.

Mouriño, guionista y director de la serie, recurre a recursos relacionados con experiencias que una amplia mayoría de los jóvenes actuales han tenido para interpelarlos desde su desesperanza ante el sistema. En uno de los capítulos se cita a Los Sims -el famoso videojuego que se basa en dirigir la vida de un grupo de personas- y se traza un paralelismo con el mundo actual, donde unos pocos manejan a cada actor de la sociedad como marionetas. Mediante más decisiones argumentales de ese estilo, El Infierno hace repensar al espectador el mundo que lo rodea y su rol en él.

 

El Infierno. Nuestra opinión: Muy buena.

Dirección y guion: Santiago Mouriño.

Producción general: Pablo Balmaceda.

Elenco: Agostina Innella, Vero Gérez, Fabricio Miscione, Alexia Moyano, Juan Barberini, Percy Big Bang, Leo Bromberg, Carla Martinez, Argenis Ciriaco, Brenda Peluffo, Alicia C. Bofelli y Estepa Benardina.