El artista argentino y radicado en Francia desde 1963, Antonio Seguí, famoso por sus pinturas de pequeños hombrecitos con sombreros, dueño de un imaginario múltiple que supo combinar el humor, el grotesco y la simplicidad, murió hoy a los 88 años en el Hospital Alemán de la ciudad de Buenos Aires tras sufrir complicaciones en una operación de cadera, según confirmaron allegados a la familia.
Si bien Seguí vivía y desarrollaba su carrera desde hace más de cinco décadas en París, desde hacía unos meses estaba de visita en la Argentina y previamente había pasado por su ciudad natal, Córdoba, y tenía previsto para noviembre hacer una muestra en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) del barrio cordobés de Chateau Carreras.
El artista de 88 años ha realizado a lo largo de su carrera litografías, fotograbados, aguafuertes, aguatintas, serigrafías, carbolitografías, linograbados y carborundums.
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Seguí nació el 11 de enero de 1934 en Villa Allende y en Francia fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras por el gobierno y nombrado miembro de la Academia Europea de Ciencias, Artes y Letras de Francia.
Realizó más de 200 exposiciones individuales en los cinco continentes, representó al país en la Bienal de Venecia, ganó casi 40 premios internacionales y sus obras forman parte de al menos 90 colecciones del mundo, como el MOMA de Nueva York o el Centro Pompidou de Francia.
Sus esculturas monumentales de la serie La Familia Urbana fueron hitos urbanos de Córdoba, mientras que otras obras similares se encuentran emplazadas en espacios públicos en Colombia, Francia, Italia, Bélgica, Portugal y Marruecos.
"En mi trabajo, el mensaje ha sido siempre las impresiones de mi infancia en Córdoba. Son producto de la memoria del niño que en algún momento fui", contó a Télam hace dos años cuando exhibió en Córdoba un corpus de obras que va de 1963 a 2019 bajo el título "Antonio Seguí. Grabados del patrimonio, colecciones y donación" en el Museo Nacional del Grabado.
En aquella oportunidad había bromeado sobre lo que más extrañaba de la Argentina: el bife de chorizo "a punto".
"Uno vuelve con tanta afectividad. Pensá que los primeros años que me instalé en Europa como estudiante, para venir tenía que hacer un viaje en barco de 19 días de ida y 19 días para volver. Era dramático. Ahora cambió todo", sostuvo en febrero de 2020, en una de sus últimas visitas al país.
Con información de Télam