Roberto Sánchez, más conocido como Sandro de América, hoy cumpliría 76 años. En un nuevo aniversario de su natalicio, sus fanáticas, a quienes llamó "Las Nenas" recuerdan tanto el legado artístico como la calidad humana del legendario artista que se transformó en sensación en toda América Latina y cuya vida personal siempre fue un misterio, pero no para sus convocadas.
La música que desde tiempos de Apolo ya había encandilado a propios y ajenos, propició otro de los campos más prolíficos para el surgimiento de las fans. Fue clarísimo con los Beatles y Sandro no se quedó atrás en nuestro continente y a la sensación le sumó un valor agregado: el acercamiento a quienes suspiraban por él. La radio, el cine y la televisión hicieron lo suyo para lanzarlo al corazón de grupos de chicas que podían soñar despiertas (y sin correr ningún riesgo) con él. Porque pueden decir cualquier cosa, menos que El Gitano no resiste archivo.
Sin Google, la información sobre el ídolo comenzó como patrimonio de las Nenas y hasta hoy se mantiene. La casa de cada una es una suerte de templo, incluso el programa que Mabel Armentía dirige en radio AMEP desde el castillo en Boedo que el Gitano diseñó con su propio pulso. El programa Sandro para Todos también pone al servicio de los demás desde el primero hasta el último dato sobre espectáculos, entradas, pósters, discos, cassettes con entrevistas grabadas, rarezas y datos biográficos sobre los que el artista, quizás, ni atento estaba.
Y no son fans, ya que "Sandro no quería que lo idolatren", sino "Nenas" que recibían de él atenciones por fuera de sus discos y sus películas en cualquier plataforma. Ellas se ocupaban de reducir a los fanáticos circunstanciales, a los aprovechados del momento, de cuidar a Sandro a la entrada y a la salida tanto de los estudios de televisión como de los teatros y hasta le cuidaban el equipaje en cualquier aeropuerto de la Argentina, un país que recorrieron de punta a punta detrás del perfume del Gitano.
"No lo querían porque era audaz y en el escenario vendía todo. Abajo del escenario era Roberto Sánchez y él no negociaba con cualquier cosa. Por fuera de las ganancias que él pudiera sumar (su entrada salía 50 pesos mientras que la de otros artistas iba por encima de los 100), buscaba dar un buen espectáculo. Después, en Estados Unidos, dijo que él no iba a cantar en un escenario que tenía la bandera estadounidense y no la argentina y, una hora antes del show, la bandera argentina apareció", detalló Mabel.
Las adolescentes de los años 70, que comenzaron a seguir a Sandro en cada show y en cada momento de su vida, nunca dejaron de hacerlo y fueron uno de los fenómenos más notables y más queribles de su carrera. Por la permanencia, él las llamaba “mis Nenas”, a quienes les respondía las cartas y las llamaba por teléfono en cada cumpleaños, quien se ocupó, tras haber perdido la mitad de sus ahorros, de conseguirles trabajo en el 2001 o medicamentos que no se conseguían en la Argentina. Por eso nunca fue casual ni unidireccional la celebración cada 19 de agosto en la casa que el artista tenía en el barrio bonaerense de Banfield porque el amor fue mutuo y su nacimiento era celebrado para él y para ellas.
Una guitarra y una muchacha para poder cantar
"Sandro no era una persona lejana, estaba en todos los detalles. Entre que lo conocí y hablamos por primera vez, pasó un año. Cuando le hablé me dijo 'Mabelita, pensé que eras mudita'", relató Mabel Armentía quien además de ser fan actuó de extra en Subí que te llevo porque "para Sandro no había nada mejor que tener trabajando con él a chicas en las que confiaba... Además de la alegría que fue para todas estar ahí".
"Más allá de sus canciones y sus películas y cada concierto que no me perdí, estaba la generosidad de Sandro. Y lo comprobé cuando, como sufro de asma, el médico me recetó un aparato que no se fabricaba en el país directamente sino en Estados Unidos porque estuve internada dos veces en terapia intensiva. ¿Quién se iba a Estados Unidos que yo conociera? Y ahí fui a pedírselo, total el 'no' ya lo tenía. Después de su gira en Nueva York me lo trajo cuando podría haberme dicho que no lo consiguió o que no tuvo tiempo, ¿no?", compartió Mabel sentando que el artista fue capaz de amar a las mujeres una por una porque cada nena es única. No hay masa que sólo sirve al espectáculo del momento y a la fama que se evapora, hay memoria y hay trabajo. "No me arrepiento de no haber hecho otra cosa por seguirlo", sentenció la nena.
"Si él tocaba en la costa, veraneábamos en la costa y lo íbamos a buscar al hotel en el que sabíamos que iba a estar. Nosotras buscábamos pedir lo más barato pero cuando nos encontrábamos con él, nos invitaba. Si tocaba en Córdoba, íbamos a Córdoba. Él sabía que para él siempre estábamos y él lo estaba para nosotras", agregó.
"Era un artista de toda la cancha. A veces no puedo creer que un chico que sólo hizo hasta sexto grado pudo haber conquistado tanto. Diseñaba su vestuario, componía y cantaba sus canciones, elegía el repertorio... Hasta la puesta de luces organizaba y, una vez terminado el show, salvo en los estadios, salía a saludar a sus nenas. Se preocupaba por que las fans estuvieran en un buen espectáculo y eso... ¿quién lo hace? Después la prensa decía que él no tenía dominio del escenario, un ridículo que podría haber dicho que Maradona no sabía jugar a la pelota", agregó.
Pero eso no era todo. Sandro las esperaba desde quién sabe cuándo puesto que cada 19 de agosto las Nenas llegaban de madrugada y montaban guardias a la par de ambulancias y Defensa Civil por si se descompensaban. Las Nenas que se habían pedido el día en el trabajo o dejaron al marido al cuidado de la casa esperaban a su ídolo bailando y cantando sus mejores canciones, hasta que sucedía la magia: Sandro salía, las saludaba, les regalaba rosas sin espinas y las invitaba a pasar a su casa, para conocer el misterio de la vida de Roberto Sánchez. Si estaba fresco, les mandaba café con leche y medialunas a quienes lo esperaban para saludarlo. Cuando por las complicaciones de salud no pudo cumplir con la hazaña de cada 19 de agosto, ponía una fecha aparte para que Feliz cumpleaños y Quiero llenarme de tí se canten igual.
Sandro para todos
"En la radio de Lanús (Radio Cadena, AM 1470) habían empezado en el 2001 un ciclo que se llamaba A todo Sandro. Yo hablé con los chicos en ese entonces y les conté que podía sumar cosas sobre él porque lo conocía desde el '70. Y me sumé nomás. Después de la muerte de Sandro los chicos no quisieron seguir con el programa, es entendible, pero yo sentía que no podíamos dejar todo ahí. Por eso arrancamos en la misma radio Sandro para Todos junto a Rita (Cersósimo) e Hilda (Rivera)", relató Mabel.
Sandro llamaba a las chicas para responderles al aire algunas de sus cartas o para ir pasando las novedades sobre su estado de salud cuando empezó a desmejorar notablemente. Cuando él no estuvo más, las llamaba Olga Garaventa, para saber cómo estaban las Nenas e, incluso, para combinar la entrega de distintos elementos que hacían al Gitano como es el caso de la bata que el artista vistió en el estadio Vélez Sarsfield y que hoy Mabel conserva intacta en su casa.
Semana tras semana, las Nenas exhiben fotos, entradas a recitales, tapas de discos, pequeñas esculturas y posters autografiados del hombre al que adoran y que cada semana vuelve a vivir en el aire de radio AMEP. Desde el año pasado, el programa de las Nenas funciona en el castillo que Sandro diseñó y mandó a construir en la década del '80 y que, hasta hoy, conserva la esencia del gitano entre paredes rojas, fotos enormes y el mismo piano de cola que él usaba para componer sus canciones.
"Estar en el lugar que es de él y que él creó no tiene precio, es muy emocionante para nosotras", destacó Mabel. Este año, al aire de Sandro para Todos, las Nenas celebraron al Gitano durante todo el mes de agosto, con entrevistados como sus exmúsicos y personas que lo acompañaron en distintos momentos de su carrera. El año pasado hicieron una celebración virtual en plena pandemia de coronavirus, pero ya este 19 de agosto las chicas participaron de una campaña de donación de sangre en Lomas de Zamora y de la inauguración de un monumento en el tan amado barrio de Sandro, Banfield.
Sandro, el primer rockero
Los Caniches de Oklahoma fue la primera banda con la que Roberto Sánchez grabó su primer single: “Comiendo rosquitas calientes en el Puente Alsina”, posible de ser considerada la primera canción grabada de rock argentina, pero para ciertos historiadores del rock, Sandro no forma parte del origen del movimiento en nuestro país sino todo lo contrario al haber sido catalogado reiteradas veces como mersa.
En el ‘61 cambiaron de nombre por Los de Fuego. Al principio, Roberto tocaba la guitarra y hacía coros hasta que Héctor Centurión perdió la voz, siendo reemplazado por el ya autoproclamado Sandro, quien poco a poco se dedicó exclusivamente a su rol de cantante líder para pasar a llamarse en el ’63 Sandro y Los de Fuego, quienes comenzaron haciendo covers de los clásicos del rock anglosajón, pero en español: The Beatles, Elvis, los Rolling Stones, Jerry Lee Lewis, Paul Anka, etc.
En el ’64 Sandro convenció a CBS y logró grabar el primer tema con Los de Fuego, una versión en español del famoso Hay mucha agitación (Whole Lotta Shakin’ Goin’ On de Jerry Lee Lewis), lanzado en un EP llamado Al Calor de Sandro y los de Fuego. El programa de Pipo Mancera, Sábados circulares, lo catapultó hacia los corazones de todos los argentinos. Los movimientos y la sensualidad de Sandro, que quería parecerse a Elvis, levantaron todo tipo de polémica en una sociedad tan cristianizada como hipócrita.
En el ‘65 incursionó como actor: Convención de vagabundos fue su primera aparición en la pantalla grande haciendo del cantante de una banda dentro de un estudio de televisión. Su crecimiento en la pantalla se dio a la par de sus hits en la radio. Así, en el ’69 ya estaba encarando su primer protagónico en La vida continúa y Quiero llenarme de ti, en la que se luce con Penumbras.
Publicó 52 álbumes originales y vendió al menos ocho millones de copias. Algunos de sus mayores éxitos son: Dame fuego, Quiero llenarme de tí, Penumbras, Así, Mi amigo el Puma, Tengo, Trigal y Una muchacha y una guitarra. Rosa Rosa, por su cuenta vendió dos millones de discos. Más tarde que temprano, Tengo fue considerada por la revista RollingStone y la cadena televisiva MTV como el número 15 entre los 100 mejores temas del rock argentino.
Sandro fue el primer artista de Latinoamérica que se presentó en el Madison Square Garden de Nueva York en abril de 1970, un espectáculo que se transmitió vía satélite por primera vez en la historia de la televisión mundial. Fue el protagonista de 16 películas y llenó 40 veces el Gran Rex entre 1998 y 1999, cifra que todavía nadie superó. En 2005 recibió el Grammy Latino al conjunto de su trayectoria profesional.