La escritura de Saldaña París: una relación con las ciudades entre la curiosidad y el hartazgo

21 de octubre, 2022 | 17.10

El escritor mexicano Daniel Saldaña París retoma en su obra las formas de habitar las ciudades atravesadas por la poesía y la lectura y en su novela "El baile y el incendio" la ciudad central es Cuernavaca, un lugar que conoce muy bien porque vivió cerca en una etapa de su vida y fue el lugar al que volvió a vivir cuando la pandemia se instaló en el mundo.

"Estoy hace un par de meses aquí, no viviría en Nueva York en ninguna otra situación, como estudiante me costaría mucho, es una ciudad muy cruel y carísima pero me dieron esta beca de la Biblioteca Pública con acceso a una una oficina y puedo trabajar ahí. Tengo muchos amigos acá, latinoamericanos y como México está muy cerca tengo bastantes contactos también", expresa el también autor de "La máquina autobiográfica" y "El nervio principal".

-T: Trabajaste el Método universal de poesía que era un proyecto que consistía en cruzar poesía con un recorrido por la ciudad y justamente la forma de habitarla, sobre todo de recorrerla, está muy presente en esta novela y otros trabajos tuyos.

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-D.S.P: Es lo que estoy trabajando en el siguiente libro. Me sigue interpelando más la ciudad que los espacios rurales, a pesar de que crecí siempre en una especie de vaivén. Vivía en Ciudad de México a veces pero me iba a una zona más despoblada, cerca de Cuernavaca, en un pueblito en las afueras. Siempre me he relacionado con las ciudades con una especie de curiosidad que de repente se convierte en hartazgo. No puedo pasar mucho tiempo ahí sin que me repela y al mismo tiempo cuando estoy fuera, termino necesitando las ciudades. Me gusta lo barroco que tienen, la saturación de símbolos y de referencias que hay, la cantidad de pliegues de cada esquina. Hay algo de palimpsesto simbólico que me sigue interesando mucho como método narrativo además. Me encantaría construir un libro en el que se forme algo parecido, donde se cruce la ficción, la memoria, lo político pero también lo puramente emocional y los recuerdos personales.

-T: ¿Cómo se fue modificando la forma de habitar el espacio público urbano después de la pandemia?

-D.S.P: Cambió mucho. Todos nos encerramos un bien tiempo y cuando salimos de nuevo había un doble movimiento: una especie de vértigo de volver a encontrarse en los espacios públicos y una avidez de contacto e interacción que no dejaba de ser medio confusa y temerosa. Ese tiempo que pasé en Cuernavaca, un aislamiento un tanto radical ya que no tengo amigos allí, no veo gente y una parte de la pandemia la pase muy aislado conviviendo con plantas y animales, hizo que el regreso a los espacios de las ciudades me haya costado. Regresé de una manera más honesta. Antes me sentía más obligado a mantener una especie de personaje social que la pandemia erradicó por completo. Ahora soy más vulnerable y más yo mismo. Es como si se me hubiese olvidado esa careta o ese personaje que antes tenía. Esa sensación terminó trasladándose a los personajes.

Con información de Télam